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Siempre nos quedará París

Crítica de danza: Casablanca ·

Lunes, 7 de noviembre 2022, 07:32

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De todos los teatros en todos los pueblos en todo el mundo, el Scapino Ballet de Rotterdam eligió anoche el Auditorio Kursaal para recrear 'Casablanca'. ... Para su primera actuación en Donostia, la compañía dirigida por Ed Wubbe apostó por una producción basada en el clásico del cineasta Michael Curtiz (1942), cuyo gran reto consiste en traducir en clave de danza el triángulo amoroso entre Rick, Ilsa y Laszlo, al igual que sus icónicas frases e inmortales secuencias del séptimo arte. La propuesta de Wubbe posee como gran virtud su capacidad de crear dos atmósferas diferenciadas en un mismo espacio escénico, cuyo centro era una plataforma giratoria que emulaba a una bobina de celuloide. El mundo occidental se mueve al ritmo de 'As Times Goes By', mientras que la población autóctona late con la música tradicional bereber. La diferencia también se plasma en la escritura coreográfica de Wubbe de línea contemporánea y con amplia predilección por la repetición del gesto. Las escenas grupales de la población local muestran mejor el potencial del Scapino Ballet como compañía que los dúos del drama romántico de la 'oscarizada' película. Y cuando Ilsa se sube al avión con Laszlo, grandes abanicos con plumas negras representan las hélices del aeroplano, en una escena que bien podría emular a la genial Zizi Jeanmaire en 'Mon truc en plumes' (1961). Un público tacaño en aplausos sólo gratificó con dos minutos de ovación. Habrá que esperar a la siguiente visita para ver si éste ha sido el comienzo de una gran amistad entre el Auditorio Kursaal y Scapino Ballet de Rotterdam.

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