Sesenta viajes para retirar los escombros que se habían acumulado en la isla Santa Clara
El mal tiempo de los últimos meses ha obligado a recurrir de nuevo al helicóptero para avanzar en los trabajos previos a la instalación de la obra de Cristina Iglesias
Las tareas de acondicionamiento de la casa del faro de la isla Santa Clara de San Sebastián para que acoja en su interior una obra de la escultora donostiarra Cristina Iglesias avanzan, sin alejarse de manera significativa del calendario previsto. No obstante, desde su comienzo a principios del pasado mes de octubre no se están dando las condiciones meteorológicas más idóneas para desarrollar unas tareas en las que, en la fase en la que se encuentran, es muy importante la fluidez en la comunicación marítima entre la isla y la costa.
El helicóptero que ayer a la mañana se desplazó ininterrumpidamente durante varias horas entre Santa Clara y el Paseo Nuevo donostiarra tenía, justamente, la función de acelerar el proceso de evacuación de los escombros que está generando el vaciado de la casa del faro, que se estaban acumulando en las inmediaciones del edificio. Durante las últimas semanas los días de mala mar han sido muchos, y ese hecho la dificultado que los escombros salieran de la isla en barco, tal como estaba inicialmente previsto.
En vista de que una de las prioridades del Ayuntamiento de San Sebastián, promotor de una obra presupuestada en algo más de 550.000 euros y Construcciones Moyua, la empresa a la que, tras un concurso abierto, se adjudicó su ejecución, es provocar las menores afecciones posibles al entorno, sacar de la isla los materiales procedentes del proceso de vaciado del interior del edificio resultaba ya ineludible.
En lugar del barco
«Hemos tenido un otoño muy malo para trabajar, y el invierno tampoco está siendo bueno... Aunque en principio estaba previsto que todo el escombro iba a salir de la isla en barco, a causa de la cantidad de días en los que el mar ha estado en malas condiciones no se han podido hacer todos los viajes necesarios, y se ha ido acumulando. Al final, se ha optado por recurrir de nuevo al helicóptero, que en unas pocas horas ha podido extraer mucho material», aclaraba ayer, una vez finalizada la operación, Rubén Hernández, el jefe de obra de Moyua.
La nueva incorporación del helicóptero a los trabajos que se están desarrollando en la isla provocó el cierre durante unas horas de la mañana del acceso al Paseo Nuevo desde el Paseo de los Curas y las escaleras del Aquarium. Los peatones se encontraban con un portón cerrado y una valla, respectivamente. Por el Paseo Nuevo el acceso se interrumpía a la altura de la escultura de Oteiza, ya que las grandes bolsas de tela que transportaba el helicóptero en el extremo de un cable se depositaban en esa zona.
La expectación era inferior a la que suscitó el uso del helicóptero el pasado mes de octubre para trasladar a la isla, desmontada en 33 piezas, la grúa de 20 metros de altura y 38 toneladas que se volvió a montar en la casa del faro. Una mañana de tiempo variable en la que se alternaban claros y chaparrones repentinos no incitaba al paseo, por lo que, salvo algún caso contado que había planificado la visita, los escasos paseantes se encontraban por casualidad con el cierre y el posterior espectáculo, que en la mayoría de los casos hacía que se les borrara de la cara el gesto de enfado inicial y sacaran rápidamente los móviles.
Mucho viento
El helicóptero, de la compañía Helitrans Pyrinees, fundada por un donostiarra y con sede en el Aeropuerto La Seu d'Urgell-Andorra de Lleida, fue el mismo que en la ocasión anterior. No así el piloto, que tuvo que recurrir a todo su saber hacer y a su dilatada experiencia previa para evolucionar en unas condiciones que no eran las idóneas y le obligaron en más de una ocasión a repetir la aproximación al punto de recogida, que se realiza, como puede verse en la imagen, con la nave inmóvil sobre el punto de recogida.
Desde allí, dibujando un amplio arco sobre la bahía, regresaba al Paseo Nuevo, depositaba la carga -que será enviada a vertederos especializados con vistas a su reciclaje y reutilización- en el espacio habilitado al efecto y volvía a la isla, en un incesante ir y venir que se plasmó en sesenta vuelos.
«Había más viento del habían anunciado, y eso complicó un poco las cosas», indicaba Hernández. Aunque a lo largo de la mañana en la costa guipuzcoana la velocidad del viento del sudoeste osciló entre los 10 y los 20 kilómetros por hora se registraron rachas que superaron los 40. No obstante, a pesar de las dificultades el helicóptero cumplió su misión y, en unas horas, dejó Santa Clara libre de los residuos que han generado hasta la fecha los trabajos del vaciado interior de la casa del faro.
La vuelta se aprovechó para llevar materiales
Alquilar un helicóptero es una de esas decisiones que obligan a optimizar cada uno de sus movimientos. Ayer lo hicieron aprovechando algunos de los viajes de vuelta a Santa Clara, que de otra manera se habrían hecho de vacío, para transportar algunos materiales; concretamente, arena y grava para el hormigonado.
Como se recordará, la primera fase de los trabajos consiste en vaciar el interior de la casa de dos plantas, dejando solo las paredes exteriores, y en horadar en el suelo un hueco de algo más de cuatro metros de profundidad en el que se instalará el vaso de hormigón que acogerá la pieza propiamente dicha: varios estratos de bronce que simularán la naturaleza de los fondos marinos. La pieza tendrá un diámetro de entre siete y nueve metros, una profundidad de cuatro y un peso de 15 toneladas. Podrá verse desde una serie de escaleras y balconadas que se habilitarán en el interior del edificio y, para completar la experiencia, contará con el apoyo de elementos como la luz, el sonido o el agua.
Con un presupuesto total de tres millones de euros, que incluye vaciado, adecuación del edificio y la escultura, que se está realizando en Alfa Arte, de Eibar, el proyecto tiene todavía un largo camino por recorrer pero, a se mantiene el otoño como fecha para su apertura.