Goyo Jiménez
El humorista es uno de los impulsores del nuevo festival de la comedia de Gipuzkoa que se celebra en marzo, donde estrenára su próximo show, 'American Forever'
Goyo Jimenez (Melilla, 1970), es uno de los rostros más populares del panorama televisivo y teatral. Sus monólogos han hecho reir a miles de personas ... pero tras casi cuatro décadas sobre el escenario, admite que está «algo cansado» y anuncia su deseo de retirarse «temporalmente» de los escenarios. Antes, en marzo, y en el marco del festival internacional de la comedia Umore que impulsa junto a otros humoristas como Luis Piedrahieta y Galder Varas, además de con El Diario Vasco, estrenará su último show, 'America Forever' en el Victoria Eugenia. Las entradas ya están a la venta.
– Lleva años haciendo humor... ¿sigue con las mismas ganas que cuando empezó?
– Podría decir que ahora tengo muchas más que cuando empecé, porque ahora entiendo la verdadera esencia de esto. Al principio yo era simplemente un chavalito que intentaba llamar la atención a través del humor, y ahora he descubierto que lo que hago ayuda, aunque sea un poquito, a que la gente esté mejor, y eso me da un acicate mayor. Antes lo hacía para mí y ahora lo hago para otros.
– El Goyo que empezó en esto ha cambiado. ¿El humor que hace también?
– Forzosamente, porque el mundo ha cambiado muchísimo, en muchos casos para el disparate y en otros para cosas que eran necesarias, para que nos volviésemos más empáticos, aún más tolerantes, entendernos más entre nosotros. Al margen de eso, uno también va aprendiendo mucho por muy tonto que sea –que es mi caso–, aunque sea por desgaste y por rozamiento. Creo que he ido refinando bastante el trabajo encima del escenario, que es lo que al final le interesa a la gente.
– ¿Es difícil llegar a esa complicidad con el público?
– Sí, pero ahí está la cosa. Ser humorista es como ser sacerdote, no es un oficio, es un modo de vida. Tienes que estar increíble, ocurrente, las 24 horas del día. Es una responsabilidad. Te he dicho que es ser como un cura, pero podría decirte incluso que es como ser Spiderman: todo gran poder conlleva una gran responsabilidad.
– ¿Nunca se quita entonces la careta de humorista?
– Ni falta que hacer.
– ¿Ni cuando está en casa?
– Es que al final, de verdad, a mí el humor me ayuda muchísimo. Yo reconozco que a mí me ha sacado de situaciones muy depresivas y situaciones problemáticas. Si yo no llego a ser humorista, lo mismo no estaba vivo.
– Qué importante es el humor, y más en estos tiempos, ¿no?
– A ver, ¿cuál es el sentido de la vida, de la sociedad, de producir, de trabajar...?. Realmente el amor y el humor. Hacer el amor para tener un motivo para quitar a los demás y el humor para sobrellevar el valle de lágrimas. Cuando se dice que vamos a hablar de cosas serias, ¿a qué nos referimos? Cuando además, las supuestas cosas serias se desmoronan, véase instituciones, políticas, valores... todo lo que parecía sólido se deshace. Yo no sé hacer otra cosa que intentar dulcificar un poco la existencia a los demás. Se dice que la risa siempre es necesaria. En estos tiempos es imprescindible.
– Alguna vez ha dicho que una sociedad que se ríe es una sociedad tolerante. ¿Somos tolerantes?
– No, porque no sabemos reírnos. La gente se ríe siempre de uno mismo, pero siempre que uno mismo sea otro, entendiendo ese otro por una institución, unos valores, una religión... Creo que hay personas que creen que la risa les hace menos poderosos y por eso no les gusta... A no ser que sea la risa contra los otros. Pero es que incluso el nazismo hacía chistes sobre el nazismo... Es que es inevitable que nos riamos. Si hasta en un funeral, que es el sitio más terrible, se acaban escapando los chistes. Está en nuestra naturaleza, es un mecanismo de defensa contra el miedo. Cuanto más miedo hay, más falta hace el humor.
– El festival Umore que se organizará por primera vez en marzo, y de la que es coorganizador, es una reivindicación de ese humor que nos es tan necesario?
– Si, pero también quiere reivindicar que el humor ya es un género en sí mismo, que está presente en nuestro día a día constantemente a través de distintos formatos como el teatro, la televisión, la ilustración, la prensa... y por eso lo queremos llevar al lugar que tiene que estar.
– Precisamente en el festival Umore va a estrenar su último espectáculo, 'America Forever. The final refrito'. ¿Es el colofón de 'Aiguantulivinamérica'?
– Es probable que en breve me retire y es una forma de ir despidiéndome.
– No me diga...
– Por lo menos del escenario, temporalmente. Empiezo a tener una edad y estoy bastante cansado, he llegado a hacer entre 150 y 200 funciones al año. Quiero levantar el pie y 'America Forever' es una forma de ir despidiéndome, aunque sea poco a poco. Tenía ganas de seleccionar lo mejor de lo mejor de todo ese material de los tres espectáculos. Además, la situación en Estados Unidos lo está pidiendo. Porque un presidente que va bombardeando mierda a sus contrarios pide que le hagan un espectáculo, aunque sea pequeño, en España, para contestar.
– Y lo estrena en el teatro Victoria Eugenia...
– Sí, el anterior espectáculo, 'Misery Class', también lo estrené ahí. Es un lugar que me gusta mucho. Es que yo soy muy teatrero, muy de teatros. Me subí a las tablas con 14 años y es donde más feliz he sido siempre.
– Pero acaba de decirme que lo quiere dejar...
– Hay giras que son agotadoras. Para que esto funcione tienes que estar bien, y hay momentos en los que ya no lo estás. Por eso hay que ser inteligente y decir sí a trabajar, pero menos.
– ¿Y qué va a hacer cuando deje de subirse a los escenarios?
– Me apetece hacer otras cosas y tengo varios proyectos. Me gusta mucho dibujar y llevo muchísimos años haciéndolo para sentirme bien, y puedo seguir haciéndolo. También quiero escribir... pero sobre todo me apetece descansar.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión