La rehabilitación del 'portaviones' seduce en Europa
La obra del Muelle es la única del País Vasco seleccionada para el premio Van der Rohe. El estudio donostiarra Vaumm explica la génesis del proyecto
No es una de esas obras de 'arquitectura espectáculo' que reina en las portadas, sino una rehabilitación «neutra y sencilla» que busca acomodarse al entorno, ... según sus autores. La reforma del edificio del Muelle de Donostia conocido como 'portaviones' es la única actuación arquitectónica del País Vasco que opta al premio Mies van der Rohe, considerado el Oscar de la arquitectura europea. Ha sido creada por el estudio donostiarra Vaumm, un equipo de cinco arquitectos que ha diseñado también obras como la sede del Basque Culinary Center o el nuevo centro cultural Lekuona de Errenteria, que se inaugura en las próximas semanas.
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«Estamos felices por lo que supone de reconocimiento a nuestra labor y porque pone en valor un tipo de arquitectura modesta, representativa del trabajo real que se realiza en el oficio, y no uno de esos edificios espectaculares de autores estrella», reflexiona Tomás Valenciano, que en este caso ejerce de portavoz de Vaumm, estudio con base en San Sebastián, fundado en 2002 y que toma su denominación de los nombres de los componentes del equipo: Marta Álvarez Pastor, Iñigo García Odiaga, Jon Muniategiandikoetxea, Javier Ubillos y el propio Tomás Valenciano.
«Nos une la actitud humilde ante los proyectos, la duda permanente», dice el portavoz de Vaumm. «Acometemos cada obra como aprendices, tratando de escapar de las preguntas clásicas y buscando preguntas distintas, porque así obtendremos respuestas diferentes», añade Valenciano. «En cada proyecto buscamos los colaboradores adecuados, y ese es uno de nuestros éxitos».
El premio Mies van der Rohe se concede cada dos años por la fundación que lleva el nombre del mítico arquitecto y por la Unión Europea. Es un galardón que obtuvo el Kursaal de Rafael Moneo en el año 2001. En el proceso de este año ya se han proclamado los 449 nominados oficiales, de los cuales 31 son en España y el portaviones es el único del País Vasco. También han sido seleccionados el proyecto realizado por el estudio vizcaíno Garmendia Cordero en el Instituto Politécnico Salesianos de Pamplona, y el Complejo Psiquiátrico de Navarra creado por Vaillo-Irigaray, de Zizur Mayor. En septiembre se conocerán los finalistas y el próximo año se sabrá el ganador.
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«Queríamos realizar una intervención mínima que 'volviera' al diseño inicial de 1943 de Luis Tolosa»
Vaumm obtuvo el proyecto del portaviones en el concurso restringido convocado por la dirección de Puertos del Gobierno Vasco, titular del puerto donostiarra. La anterior estructura se había quedado obsoleta porque los anteriores usos del edificio, como lonja, habían desaparecido.
«Nuestra propuesta se basaba sobre todo en volver al proyecto inicial, realizado en 1943 por Luis Tolosa, gran arquitecto guipuzcono, destacado autor del movimiento moderno, que 'ejerció' sin título por problemas legales tras la Guerra Civil«, recuerda Tomás Valenciano. Aquel portaviones era simplemente una estructura con una cubierta, destinada a las redes de los barcos y la venta de pescado. En 1988 fue reformado y ampliado para nuevos usos y ese es el aspecto que tenía el edificio hasta la rehabilitación ahora realizada.
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«Queríamos hacer un volumen sencillo y neutro adaptado a un entorno tan especial como el conjunto del Muelle. Por eso pensamos envolverlo en una cerámica que sintonizara con el acabado, también en cerámica, de las casas vecinas, pero con un toque 'sofisticado' que recordara que se trata de una infraestructura especial». Para ello Vaumm contactó con el catalán Toni Cumella, renovador de la cerámica. «Él trata ese material con la mezcla de tradición y modernidad que queríamos para el edificio», resume Valenciano.
El plan del Gobierno Vasco establecía los usos del edificio para EKP (Euskadiko Kirol Portua) y los arrantzales, así como «un centro de valorización de pesca de bajura» que fuera un espacio abierto a la ciudad. Al final ese 'centro' es algo parecido a un restaurante «y en su diseño interior nosotros no hemos intervenido», explica el portavoz de Vaumm. «Pensamos que lo mejor es hacer edificios que puedan tener después un uso polivalente, con capacidad de adaptación a distintos usos. Es una forma sostenible de hacer arquitectura que tendrá cada vez más presencia», agrega Tomás Valenciano.
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«En Vaumm nos sentimos aprendices. Buscamos preguntas diferentes para lograr respuestas distintas»
El portaviones da nuevamente protagonismo a Vaumm, un estudio de arquitectura ubicado en Aldapeta y creado hace veinte años «por profesionales que teníamos en común una manera de ver el oficio y con una afinidad personal». Su proyecto en Miramon para el Basque Culinary Center, bautizado por los propios arquitectos como 'platos apilados', fue ganador de un reñido concurso y su primera tarjeta de presentación. Pero luego siguieron muchos más.
«Es difícil para nosotros hacer una selección porque cada proyecto tiene un punto especial», se excusa Valenciano. La rehabilitación del Seminario de Bergara, convertido en centro cultural, el parque y frontón de Molinao, una bodega en Laguardia o el ascensor urbano de Kaputxinos, en Errenteria, son algunas de sus obras.
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Otros proyectos del estudio Vaumm
La sede del Basque Culinary Center
Su proyecto de 'platos apilados' ganó el concurso convocado en su día y se convirtió desde 2011 en sede de la universidad gastronómica en Miramon. «Es nuestra tarjeta de presentación», explican en Vaumm.
La estación del Topo en Loiola
«Es un proyecto de 2017. La estación era como el eje de rehabilitación del barrio. Colaboramos con el Estudio Alameda, autor de la T4, y el ingeniero Mario Guisasola. La pena es que no llevamos la dirección de obra»
El entorno de la estación de Hendaya
Para este plan fueron socios franceses los que reclamaron la colaboración de Vaumm. Todo el entorno de la estación, hasta la muga con este lado de la frontera, está siendo reformado.
La 'fábrica cultural' de Lekuona
La antigua fábrica de Errenteria se convierte en centro cultural tras un largo proceso. Iba a ser centro de danza y finalmente será una 'biblioteca de creación' con más usos artísticos. Se abre en breve.
A propuesta de este periódico los componentes de Vaumm eligen algunos proyectos más. Por ejemplo, la nueva estación ferroviaria del Topo en el barrio donostiarra de Loiola, de 2017. «Nos gusta mucho esa obra porque es más que una estación, es el eje de la rehabilitación de todo un barrio. Y también ejemplo de nuestra forma de trabajar. Buscamos los mejores socios para realizarla: el estudio Alameda de Madrid, que participó en la T4 del aeropuerto madrileño, y el ingeniero donostiarra Mario Guisasola». La parte más amarga de este proyecto «es que no estuvimos a cargo de la dirección de obra, algo que suele pasar y no siempre es comprensible. Lo deseable es que los arquitectos que hacen los proyectos sean quienes se ocupan de convertirlos en realidad».
En otros trabajos ha sido Vaumm el buscado por los socios, como ocurre con la remodelación de todo el entorno de la estación de Hendaya. La agencia Patrick Arotcharen y la ingeniería Egis Villes et Transports acometen con el estudio donostiarra ese plan.
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Vaumm ultima también ahora el centro cultural Lekuona, en Errenteria, conversión de la vieja fábrica en biblioteca de creación. En principio se barajaron otros usos artísticos, como centro de danza, y ahora se prepara su inauguración. También trabajan los profesionales de Vaumm en una intervención en la ikastola Zurriola en Intxaurrondo. En su estudio 'aterrizan' muchos proyectos además del portaviones.
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