El pasado día 2 llegó a término mi colaboración en este entrañable periódico 'El Diario Vasco' desde que se iniciara aquel 19 de noviembre de ... 1991, con una crítica titulada 'La Cenicienta con tos y otras toses'. Han sido veintisiete años, un mes y catorce días plenamente ilusionantes, con sus momentos álgidos y con otros que lo han sido menos, realizando una tarea siempre excitante, al enjuiciar, desde mi particular subjetividad, el comportamiento ajeno en el campo de lo que para mí es una pasión: esos bichitos negros que se mueven, con armonía y melodía, entre y sobre cinco líneas paralelas, que también son negras. ¡Jamás! una crítica musical podrá ser objetiva ya que quien la realiza tiene sus propios ojos para ver, sus propios oídos para escuchar y su propio cerebro para poder exponerlo. La persona que se atreviere a defender lo contrario estaría faltando a la verdad.
Por causas que no vienen al caso éste su seguro servidor, EMECÉ, ya no seguirá en su cometido. Doler claro que duele, pero la realidad se impone ante mi cercano tránsito por los 75 años, bien batallados y mejor satisfechos, aunque creo, como se razonaba en la Grecia Clásica, que la gerontocracia es la fuente por donde manaba, en todo momento, la sabiduría. Conociendo la emotividad -muy variada y dispar- del ser humano esta noticia extrañará, también podrá contrariar o apenar, y, seguro, servirá para paupérrimos gozos ajenos. Todo cabe en este punto ínfimo del Universo, al que llamamos planeta Tierra. Allá cada quien. He sido leal y asaz generoso con el periódico que me ha dado una parte importantísima en el desarrollo de mi vida, permitiéndome explayar virtudes o defectos (según el grado de astigmatismo con el que se me haya leído). Siempre estaré profundamente agradecido a cuantos en esta casa me han tratado con afecto, con paciencia, con dignidad y con respeto. Muchos, muchos.
A ustedes, amable señora y respetado caballero, lectores de estas líneas y de cuantas mías han precedido, les hago llegar mi reconocimiento cariñoso y sincero. Nos veremos en otras instancias, nos saludaremos en otros lugares, hablaremos de música cuando y cuanto quieran, teniendo para siempre a su disposición este amigo suyo, emece.critica@gmail.com, que ahora pone punto final, como el que encabeza este artículo, y que siempre ha creído en que «la verdad nos hará libres». Mañana volverá a amanecer.
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