«A pesar de tener estilos diferentes hablamos de lo mismo, de la vida»
Juan Chillida y Oaia Peruarena exponen este verano sus últimos trabajos en la galería donostiarra Ekain
Dos estilos bien diferentes. El trazo grueso de la tinta de las obras de Juan Chillida (Donostia, 1956) parece estar en las antípodas de ... las contundentes pinceladas de los cuadros de Oaia Peruarena (Irun, 1972), pero estos artistas, que exponen al mismo tiempo en la galería Ekain, afirman que entre sus piezas se ha establecido «un diálogo muy interesante. La forma de expresarnos puede ser diferente, pero es una obra que está conectada por la naturaleza, la tierra y busca un orden interno, uno a través de la línea y otra de pinceladas energéticas. Es la vida traducida de diferente forma». La exposición de los dos artistas, que ya habían presentado anteriormente otros trabajos en este espacio, permanecerá abierta hasta el 4 de septiembre.
Juan Chillida es un hombre pegado a un lápiz. En sus largos paseos siempre lleva uno, pequeñito, en el bolsillo porque allí donde para en sus recorridos por Urgull, Paseo Nuevo, Mompás o los bosques y montes navarros, encuentra una imagen, un paisaje o una sensación que recoger en un papel. Son apuntes que luego en su estudio sirven de poso para el trabajo diario de horas y horas que «unas veces tienen un resultado y otras no».
Hasta ahora se había centrado principalmente en finas estructuras de alambre que reflejaban ligeras constelaciones, 'Estructuras estelares' las llama, reflejo de su mirada constante al cielo porque «aunque no soy astrónomo es un tema que me encanta, todo está ahí: el sol, las estrellas, los cometas y meteoritos que lo atraviesan. Es una constante en la historia del arte y de la humanidad. Ya estaba presente en los monumentos prehistóricos y sigue vigente en los artistas contemporáneos».
En este último año, Juan Chillida ha vivido una pequeña revolución con traslado de domicilio, de Urnieta, donde ha residido durante treinta años, a Donostia, y con la pandemia. En su nuevo estudio decidió llevar esas figuras tridimensionales al plano, jugar con las perspectivas «pero manteniendo la profundidad, es una imposición que yo mismo me he obligado». Ya antes había comenzado a avanzar en ese camino pero reconoce que la crisis sanitaria, con el confinamiento obligatorio, le llevó a centrarse en el papel «porque en casa resultaba más fácil».
En esa búsqueda del volumen en el plano ha recuperado el color, «que tenía abandonado hace tiempo» porque considera también le da estructura al dibujo. «He experimentado con los colores de diferente forma, en unos casos son lápices, en otros tinta permanente y acuarelas. Primero hago el dibujo completo, luego doy el color. El volumen lo da el hecho de que los grises se vayan acercando».
«He experimentado con los colores de diferente forma, en unos casos son lápices, en otros tinta permanente y acuarelas»
juan chillida
Además, asegura el artista donostiarra que «en esta época de pandemia el color es más importante que nunca. Hay que buscar una forma de crear tu propio paisaje, tu entorno, siempre dentro de la libertad. Vivimos en un plano y lo que intento es reflejar lo que vemos en el cielo desde ese plano».
Su sistema de trabajo es sencillo y al mismo tiempo complejo porque «hay algo que te marca, que te llama la atención y te dejas llevar, aunque te equivoques».
En total son una treintena de obras las que ha llevado a la galería de lo que, señala sin pudor, «me siento muy contento. Han sido meses de no parar de trabajar y creo que el resultado es bueno». Pero no tiene claro si a partir de ahora se mantendrá un tiempo con el papel o retornara a la escultura, «depende de la creatividad del momento».
«Lo importante es escuchar»
Oaia Peruarena tampoco tiene un objetivo concreto cuando se sitúa ante el lienzo «para comenzar un diálogo con la obra, es ella la que te lleva por muchas ideas previas que hayas planteado. A mí me dice qué es lo que le falta y qué necesita. Lo importante es escuchar, afinar y saber cuando hay que acabar. Diríamos que intento quitarme de en medio».
Peruarena nació en Irun y desde los 5 años vive en Bera. Sus obras son puro color, sin un tema concreto porque «lo que busco es que el lienzo se convierta en un espacio de libertad, de libre expresión». Aunque también reconoce que «últimamente veo que aparecen horizontes».
También para ella ha sido un año complicado porque antes de empezar el confinamiento pasó cinco meses en la cama debido a una hernia y justo cuando comenzaba a caminar llegó la orden gubernamental de quedarse en casa. «He echado en falta el aire libre y la naturaleza y los necesito porque alimentan mi interior».
Es precisamente ese interior del que habla el que intenta sacar con su pinceladas unidireccionales que hacen frontera entre el impresionismo y la abstracción. «Vivimos en un momento en el que buscamos una explicación a todas las cosas. Parece que todo necesita un sentido, un por qué y no comparto esa postura. La vida es mucho más grande que eso, es la belleza que tiene y a través de la pintura busco dar salida a esa vida que hay en mi interior».
«Busco que el lienzo se convierta en un espacio de libertad, aunque últimamente veo que aparecen horizontes»
oaia peruarena
Las obras que ha llevado a Ekain corresponden casi en su totalidad al último año. «Algunas están muy llenas, muy repletas de color, que tienen que ver con la pasión y con la intensidad que no sabes muy bien cómo canalizarlas, pero lentamente, como se ven en otras se va abriendo espacio el aire, puede que sea por esa necesidad que comentaba de volver a respirar tras el confinamiento».
La paleta también cambia de naranjas, rojos y azules a más púrpuras. «Es un pequeño movimiento. Supongo que la elección pasa a veces de momentos de vitalidad a otros de más recogimiento».
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