Las mil y una noches

Pero es que el nivel de la donostiarra es estratosférico, como demostró al enlazar 'Dreaming of Earthly Things', título de su anterior disco, con 'Sail Down The River', otro tema nuevo en el que la percusión de Karlos Arancegui hizo emerger un río imaginario en mitad del Dabadaba. Su otro acompañante de lujo, Mikel Azpiroz, tocó el órgano Hammond para hacer volar aún más alto el repertorio, incluidas piezas inéditas como 'We'll Follow You', de ritmo vivo, y 'Land of The Many Eyes', de fabuloso final progresivo.

La función mezcló pop, folk, jazz y una pizca de experimentación, como en la habitual improvisación vocal con bucles sonoros, pero sobre todo fue rica en historias increíbles que Setién narró como si fueran los cuentos de 'Las mil y una noches'. Así, defendió entender al refugiado en 'A Foreigner Like Me' y escuchar/abrazar a los árboles en 'The Old Tree'; también habló de Trump, de manadas de ciervos en la noche y del entierro de la sardina. Después de que el batería se luciera en 'Far From The Madding Crowd' y 'Old Jamie', Setién cortó la respiración con las inspiradísimas 'Window Two' y 'Milky Way', en las que su elástica voz hizo un viaje sideral en toda regla. El último y sosegado relato de la noche fue 'She Was So Fair', con el que nuestra Scherezade particular rubricó una velada emocionante como pocas.