Un viaje electrónico de la luz a las tinieblas

Magnolia, DJ donostiarra de origen mexicano cuyo nombre real es Aintzane Revuelta, abrió la tarde en la plaza Nestor Basterretxea con un set de toques étnicos y ecos arábigos. Durante la hora que permaneció a los platos, el público aumentó exponencialmente y allanó el camino a otro pinchadiscos local, Anderetx, del colectivo THG. En una sesión que fue de menos a más, Ander Etxeberria logró arrancar los primeros pasos de baile a quienes ya comenzaban a ocupar el centro de la plaz de Egia.

Los oscilantes globos negros con los que la organización decoró el lugar siguieron bailando al son de los ritmos pinchados por Gela, DJ curtida en el underground murciano, y Pizky, un baqueteado disjockey local con experiencia en salas como el Dabadaba. Lástima no poder abarcarlo todo porque de manera simultánea, la azotea de Kutxa Kultur, en el cuarto piso de Tabakalera, acogió dos citas. Con un torrado importante, primero pinchó el madrileño Luis Cantalapiedra, Arcanoid, que tuvo que hacer frente a un sol de justicia que mantuvo al público cobijado bajo las cotizadísimas sombrillas. Después fue el turno de DJ Araña, histórico de la escena donostiarra que ayer se estrenó como productor bajo el alias Harry Baden. La suya fue una soberbia función de electrónica ambiental, más apta para el relajo de los sentidos que para el baile, con temas estructurados como canciones de ritmos plácidos y repetitivos que sugerían paisajes evocadores. Habrá que prestar atención al EP que editará en breve.

Cuando el sol daba paso a la oscuridad, la electrónica hedonista y luminosa fue sustituida por ritmos mucho más oscuros. A cubierto, la Sala Patio de Tabakalera inauguro las actuaciones de pago con el primer concierto como tal. El dúo Jai Tiruriru -guitarra, batería y cacharrería electrónica- ofreció una tenebrosa ración de música experimental. Liderado por Guantxe, bestia parda de las baquetas procedente de la escena punk-rock y latido de Inoren Ero Ni, la propuesta resultó de lo más estimulante, con un inicio pesadillesco y pasajes más art-rock aptos para el baile.

Estas líneas volaban camino de la rotativa cuando irrumpía en escena, atronador, el chileno Matías Aguayo, gran figura mundial de la electrónica a quien luego relevaron los madrileños Esplendor Geométrico, pioneros de la electrónica española y cabezas de cartel de este año, que también prometían penumbra sonora. Ya de madrugada, Gazteszena colgó el «No hay entradas» para disfrutar de Kastil y el esperado Óscar Mulero, entre otros alicientes. Habrá que ver cómo se desarrolla hoy la tercera y última jornada con Aitor Etxebarria, Overmono y compañía, pero de momento, la tercera edición huele a éxito.