Gorka Urbizu
El músico de Lekunberri publica los dos temas que grabó en los míticos estudios Abbey Road de Londres. En noviembre dará sus cuatro conciertos en el Victoria Eugenia
Gorka Urbizu publica 'Bakan II', el EP que recoge las dos canciones grabadas el pasado julio en los míticos estudios Abbey Road de Londres. 'Diamantea' ... y 'Zilarra'. «Ha sido una experiencia vital que nunca olvidaré», dice el músico de Lekunberri. A la vez sigue inmerso en la gira que incluye nada menos que cuatro conciertos seguidos en el Victoria Eugenia de Donostia, del 13 al 16 de noviembre.
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El catalán Jordi Matas se ha encargado de la producción y la mezcla del trabajo, además de tocar el bajo, la guitarra, el piano y coros; Gorka ha creado los temas, que ha cantado y en los que ha tocado la guitarra y el piano, mientras que Karlos Arancegui se ha encargado de las baterías.
– El lanzamiento de 'Hasiera bat' rompió un silencio de casi cuatro años. En pleno 'Blue Monday' además. Ahora, en cambio, ha anunciado casi a bombo y platillo este segundo EP. ¿No le da respeto generar demasiada expectativa?
– Tampoco creo que haya sido tan a bombo y platillo. Anuncié la salida del EP solo unos días antes y vuelvo a publicar todo de una vez y sin adelantos. Solo que esta vez la gente ya sabía que había algo grabado en Abbey Road y decidí al menos avisar con unas horas de antelación.
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– Abbey Road. Dos palabras que dicen tanto... ¿Cómo ha sido la experiencia? Comentaba que era un sueño, pero que a la vez estaba acojonado.
– Sí, es inevitable hablar de ello, una experiencia vital que jamás olvidaré y una muesca más en mi carrera musical... solo espero que el lugar no eclipse las canciones, que es siempre mi prioridad. Impone respeto entrar en esa sala, si esas paredes hablaran... Es abrumador y emocionante a partes iguales; uno se siente como creando en uno de los epicentros de la música popular.
– ¿Merece la pena tanto esfuerzo para 'solo' dos canciones?
– A menudo me lo pregunto. Pero tras Hasiera Bat decidí ir publicando una serie de EP, cada uno de un color y dos canciones, y este juego también tiene su aquel, te permite plantear los proyectos de otra forma, quizás algo más libre.
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– ¿Qué ha buscado? Algún nuevo sonido, trabajar con otro técnico productor?
– No es tanto el sonido como la experiencia que te llevas. No es el resultado, es el proceso lo que me da vida como músico.
– ¿Que va a encontrar el oyente? ¿O es mejor que vaya sin prejuicios y lo descubra, como con 'Hasiera bat'?
– He intentado agarrarme a la idea primigenia de cada canción. 'Diamantea' surge de un riff en un ensayo, mientras que el estribillo de 'Zilarra' me vino casi dado: me había comprado una Guild, ese finde tocábamos en Zaragoza y en la prueba de sonido fue el primer riff que salió de esa vieja guitarra de los años 50. Tal cual. Luego la hemos trabajado y dado mil vueltas, pero a estas alturas le doy mucha importancia a la primera idea, siento que siempre tiene algo puro que es difícil de repetir.
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– Paró Berri para «salir de la rueda del hámster». ¿Cómo ha llevado la gira de casi 20 meses, con dos EPs intercalados? No suele ser muy fan de la promoción...
– Siento que esta gira aporta luz al oyente, es una sensación. Vemos sonreír a la gente desde el escenario y ese es el mayor de los premios. Es como si volvieran a casa llenos de algo que les ha sido útil. La gira termina y todos en la banda estamos con una mezcla de satisfacción y pena porque se acabe. ¿La promo? Es algo necesario, pero la sobrexposición me da pereza y desgasta mucho, siempre corres el peligro de tomarte demasiado en serio a ti mismo. ¿Tú sabes que a Lennon lo asesinaron de vuelta de una entrevista? ¡Cómo no me va dar miedo! (risas).
– En este tiempo ha combinado su gira con colaboraciones como 'Tesla bat sutan' con Merina Gris. ¿Cierta vuelta a la distorsión? Y esas trazas de autotune, ¿ganas de explorar nuevos caminos?
– Intento ser muy selectivo con las colaboraciones en estos tiempos donde muchas de ellas no son más que estrategias de márketing. Para mí tiene que haber algo de admiración mutua. Por eso, cuando te llama Quique González o Depedro, yo me siento halagado y no puedo decir que no. Merina Gris creo que ha aportado algo a la nueva escena vasca y ha sido un placer crear la canción con ellos. Y sí, pedí que hubiera autotune.
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– También ha propuesto una puesta en escena distinta, con sorpresas, como la doble batería que tan bien ha funcionado, y músicos de gran calidad. ¿Tiene algo de autoregalo?
– Siento que algo tuve que hacer bien en mis vidas anteriores para tener la suerte de tocar con gente así. Lo bueno es que todos aman lo que estamos haciendo y así es una gozada. Tour Bat es una gira donde prima la música y el amor por ella. Y creo que eso es algo cada vez menos frecuente.
– ¿La recepción del público compensa esos esfuerzos? Porque hay mucho de personal, pero también de económico.
– En esta gira hemos agotado entradas en todas las citas en Euskal Herria, además de tocar en Colombia, México, Chile, Argentina, llenos en Barcelona y Madrid... En este fin de gira, en Bilbao, Pamplona y San Sebastián nos van a ver cerca de 10.000 personas. Me parece increíble para un proyecto así, por eso me siento tremendamente agradecido y privilegiado. Es señal de que estas canciones y la forma de hacer las cosas ha calado en la gente.
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– La cita cuádruple en Donostia, con todo vendido, pondrá el colofón. ¿Luego toca descansar?
– Eso es. Me gustaría parar unos meses, descomprimir y empezar a pensar en el siguiente paso. Yo trabajo mejor bajo presión, pero me siento bastante inspirado.
– Peiremans, Katamalo... ¿Hay opción a un proyecto similar?
– Son proyectos a los que les tengo mucho cariño y es muy bonito ver que esas canciones -que tienen alrededor de 20 años-, siguen vivas a través de la gente.
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