A LA VEJEZ, VIRUELAS

En la biografía que figura en su perfil de Facebook dicen que llevan «desde 1976 mezclando rock and roll y rhythm & blues y ofreciéndolo por todo el mundo con sonrisas, actitud y sudor». Tal cual. El autodenominado 'super-rock' de los sexagenarios sigue siendo uno de los shows más divertidos que puedan verse hoy día sobre un escenario. Su botox y su dieta adelgazante son una combinación de riffs abrasivos, melodías imbatibles y brincos por doquier: hay clases de crossfit en las que no se suda ni una octava parte de lo que el pasado martes sudaron el bueno de Peter Zaremba y sus pupilos. La guitarra y el bajo inalámbricos favorecieron las coreografías de Streng y Fox, cuyo catálogo postural haría palidecer al creador del kamasutra. Ataviados con camisas de estampados imposibles, los tres cantaron indistintamente y si bien es cierto que sus voces han conocido tiempos mejores, los neoyorquinos suplieron cualquier carencia con un derroche de energía sinigual, una mareante colección de giros de 360 grados y más levantamientos de pierna que en un festival de aurresku.

Así, la entrega fue máxima durante una veintena de temas rescatados de su amplia trayectoria: 'The Dreg', 'Back To School', 'Suburban Roulette', 'Nostradamus Jr.', 'Teenage Zombie', 'Remember The Ramones' -con recuerdo para las bandas de la mítica sala CBGB que les vio nacer-... También emplearon algo parecido a la lengua castellana para cantar 'Ama como un hombre' y 'Veo la luz', y entre subida y bajada del escenario, no faltaron versiones como 'I Surrender' (Bonnie St. Claire), 'Child of The Moon' (Rolling Stones) o ese nuevo 'Layin' Pipe' (David Wilcox) que sonó en los bises, poco antes de que concluyeran 65 excitantes minutos de garaje y R&B en vena.