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Valeria Castro: «Yo trabajo mucho el autoboicot»Dos años después de que el disco 'Con cariño y con cuidado' le abriera las puertas del éxito, la cantautora Valeria Castro (La Palma, 1999) comienza la gira de presentación de su segundo LP, 'El cuerpo después de todo', que le traerá al festival Miramar Gauak de Donostia el próximo 29 de mayo. Castro indaga a través de sus canciones en el malestar de toda una generación que lidia con las expectativas frustradas, tanto en el ámbito físico como en el mental. «Estoy en un proceso de quererme un poco más y de convencerme de que este cuerpo no puede ser tan cruel al mirarse al espejo», señala la cantautora canaria, que admite también: «Yo trabajo mucho con el autoboicot».
– Ha comentado alguna vez, como chanza, que utiliza las entrevistas como sustitutas de las sesiones con el psicólogo...
– Absolutamente.
– ¿Y cómo lleva todo esto de la promoción?
– Muy contenta. Valoro mucho el tiempo que ustedes me dedican y el espacio que me dejan para contar estas cositas de mi vida. Es verdad que ahondas en aspectos personales y haces un poco de terapia, pero toda terapia es buena al final.
– Igual es más fácil abrirse con alguien a quien no conoces y que probablemente no volverás a ver...
– Claro, imagínese, hago canciones para un público que nunca sé quién va a ser. Soy experta en contar mi vida a gente que no conozco, pero es linda la creación de confianzas volátiles en un momento concreto y más si estamos hablando a través del arte, que es la expresión de la vulnerabilidad de una.
– En su caso, ¿ha ido todo demasiado rápido?
– Me gusta pensar que ha ido como tenía que ser y aceptar lo que haya venido. Trato de no ahogarme en esa rapidez porque las cosas podrían haber sido más lentas y haber tenido más calma, pero eso te hace compararte con una versión de ti misma que no existe. Simplemente, acepto lo que me ha venido con muchísimo agradecimiento porque hay mucha gente a la que ya le gustaría que las cosas le hubieran ido rápidas. Al final es el público el que decide y te dedica un tiempo que te han regalado escuchándote en las plataformas digitales o yendo a verte.
– Visto desde fuera, se encuentra usted en un momento de éxito, pero ha publicado un disco doliente.
– ¡Qué cosas! El primer disco había ido muy bien, la gira también y yo era consciente de que la gente pensaría que mi vida era perfecta. Y ya que me expongo tanto en las canciones, voy a hacerlo con el lado más humano de una artista, que coincide con el de cualquier otra persona. Las soledades no son mayores o menores, mejores o peores por verte en unas circunstancias determinadas, sino que le pertenecen a todo el mundo. Eso doliente que hay en el disco es el reconocimiento de muchas emociones humanas que habitan en muchas personas. Si el disco ha salido doliente es básicamente porque ha salido humano.
– Quizás esas soledades sean más agudas en el caso de la artista, que pasa en media hora de tocar para miles de personas a estar en la habitación del hotel.
– Claro... Es evidente que ese contraste tan grande es una circunstancia que está bien nombrarla, pero nunca me ha gustado sentirme especial. Me gusta reconocer, por ejemplo, en mis hermanas, que también se sienten solas. Cuando se canta a la soledad desde la metáfora, me gusta que puedan habitar sensaciones que no sean sólo las tuyas.
– Tiene una hermana gemela. ¿Cómo lleva ella todo esto?
– Bueno, yo también me lo pregunto: ¿cómo lo llevará? Espero que bien. A veces me siento culpable. Por su apariencia, que es la mía, tiene que responder a preguntas sobre si es la artista y responder que no. No quiero molestarla. Es una circunstancia curiosa lo de tener una hermana gemela siendo artista. Siempre he querido que no le afecte, me gusta pensar que las acciones de una, si van a tener impacto en el otro, va a ser bueno. Si no es así, siempre queda un resquicio de culpabilidad.
– Ha titulado su disco 'El cuerpo después de todo' y precisamente es el cuerpo el cable que atraviesa todas las canciones.
– Mi psicólogo me decía que el cuerpo es lo único que tenemos presente ahora mismo. La imaginación recorre muchos lugares, el pasado y el futuro son otra circunstancia, pero el presente es este cuerpo que nos soporta. El porqué del título responde a la importancia que descubría que tenía en mi cabeza. Había una enemistad con lo físico por estas presiones sociales y estéticas a las que estamos sometidas, y también por reconocer la vulnerabilidad: con la ansiedad de tiembla, con el cansancio cae en dolores... Y me pareció muy interesante traerlo a lo más emocional que tiene la música. Además, tanto que hablan los artistas del corazón, vamos a hablar de otra cosa, lo que lo contiene, que es este cuerpo.
– Un cuerpo que se lleva la fama, cuando el que quizás más trabaje en nuestra contra sea el cerebro...
– Absolutamente... Me encantaría oír a un neurólogo que tenga mejores consejos que dar, pero yo también trato de analizar mucho qué recorren nuestros pensamientos, qué los ocupan y cómo gestionarlos. Supongo que el cerebro humano recibe tantos estímulos que impregnan ese imaginario con el que respondemos ante la vida. Habrá que ir dándose cuenta de que va a haber muchas cosas que estén a la contra, pero que no necesariamente es la realidad que nos recorre, sino que es un pequeño invento que tenemos para autoboicotearnos, y yo trabajo mucho el autoboicot. Hay que aprender a sobrellevarlo.
– ¿Por qué siente que lo que ve en el espejo es el enemigo?
– Por las comparaciones, odiosas en muchos casos, y si hablamos de lo que nos han contado desde pequeñas y las imágenes que vemos en las redes.... He empezado a desarrollar un análisis de que tenemos que aceptar todos los cuerpos, pero lo que te cuentas a ti misma a veces no coincide con eso. Estoy en un proceso de quererme un poco más y de convencerme de que este cuerpo no puede ser tan cruel al mirarse al espejo. Será un camino que recorreré con mucha compañía para cuando mi vulnerabilidad se haga mucho más extrema.
– ¿Opinamos demasiado sobre los demás, sin que nadie nos haya preguntado?
– Y tantos comentarios que no serán malintencionados. El comentario sobre si has engordado o no es literal, pero incluso el «¡qué guapa estás!» ya implica una opinión, aunque sea a favor, y que no necesitamos. Una es muchísimo más que ese cuerpo que la sujeta: es ese discurso, esos pensamientos, esos sentimientos, esa sonrisa y esa emoción.
– ¿Conoce a alguien de su generación que se sienta bien?
– ¡Voy a preguntar! No, estoy absolutamente segura de que nadie se siente bien las 24 horas del día. Es que la soledad nos aboca a un pozo. No creo que nadie esté 100% bien y tampoco creo que sea la solución.
– ¿Y que esté siempre mal?
– Hay gente que lo está porque lidia con depresiones o trastornos de la conducta alimentaria, algo que está muy presente y que intentamos no mirar, aunque hay que atajarlo.
– Su disco captura el malestar de la época. ¿Estamos explorando todas las formas posibles de sentirnos mal?
– Sí, totalmente. Al final, parece que el arte está haciendo un trabajo de investigación en ese sentido. Somos una generación analista y me parece bien que sea así, ¿no cree?
– Puede que estemos demasiado ensimismados y pensando todo el día en nosotros mismos...
– Es verdad que los egoísmos hay que tratarlos, también les tengo miedo, pero me parece interesante ponerles nombres a las cosas y no hacer como que no existen. Tenemos que jugar al equilibrio entre no caer en el egoísmo absoluto y no fingir que no pasa nada. Muchas generaciones anteriores evitan este tipo de problemas para no afrontarlos y luego la bomba termina explotando.
– También el amor romántico en su forma más tóxica está presente en una canción del disco.
– Son aspectos que queremos limitar, aceptar o sobrellevar. Una siempre será novata en esto de los amores románticos.
– ¿Utiliza esa permanente sonrisa a modo de máscara?
– La utilizo desde pequeña. Me sale sola. Alguna vez puede que haya servido como máscara, pero hoy no, estoy muy bien aquí. En todo caso, me parece una buena máscara, hay otras mucho más duras, tristes y peligrosas. La sonrisa lleva mucha luz.
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