Rafael Berrio presenta 'Niño futuro', un disco «más pop»

Desde su renacer artístico con esa obra maestra titulada '1971' (2010), Berrio ha flirteado con el rock de autor de aire afrancesado, el 'noise' e incluso la zarzuela. En esta ocasión, ha preferido decantarse por composiciones pop en las que su poética y punzante pluma sigue brillando con gran intensidad. En opinión del periodista Jerry Corral, que firma la hoja promocional del disco, 'Niño futuro' es el 'Coney Island Baby' (1976) de Berrio, que en esta parte del globo ha sido quien mejor «ha captado a Lou Reed, a todos y cada uno de los Lous Reeds» que existen.

«Como el neoyorquino con aquel álbum magnífico, se zafa de la densidad solemne o el rock altivo de sus discos previos, para juguetear con algo más pop, diáfano y aparentemente grácil. Un pop que jamás habrá actuado tan Caballo de Troya para perforar cada uno de nuestros poros y agujeros con esa poesía esquinada o con ese discurso provocativo y crepuscular», escribe Corral.

Ejemplos de ese viraje al pop son temas como 'Las tornas cambian', 'Considerando' o 'Dadme la vida que amo', aunque no faltan piezas como 'El horror', para los fans de la vertiente existencialista de Berrio, o 'Niño futuro', una canción de corte más experimental en la que durante seis minutos el autor dispara unos 200 calificativos casi en clave de 'spoken-word'. Se trata de uno de los temas que formaban parte del proyecto 'Phantasma' que realizó hace algunos años junto a Maite Mursego, y también ha incluido 'Abolir el alma', de su espectáculo inspirado en textos de Ciorán.

En una entrevista concedida en febrero a este periódico, Rafael Berrio se confesaba sorprendido por tener seguidores treintañeros -uno de ellos es el cineasta Jonás Trueba, que empleó sus canciones en la película 'La reconquista' (2016)-: «Imagino que les hacen gracia las letras que hago con muchísimo esfuerzo y trabajo... O una manera muy personal de ver las cosas, que es el secreto de cualquier artista, que está en la manera de mirar y en hacer de las carencias virtudes. Aunque yo tardé muchos años de decepciones e inseguridades para llegar a decir: 'Si es que soy así y esta es mi manera de escribir'. Pero cuando llegas a eso ya te has hecho viejo. Me hubiera gustado aceptarme a los 25 años».