«Es posible que el año que viene limitemos aún más la edad de acceso»

– Cuando entró a la dirección en enero de 2020 dijo que quería una orquesta «activa, flexible e internacional». ¿Qué balance hace a día de hoy?

– En primer lugar, y no quiero que suene como excusa ni mucho menos, vino algo que nadie esperaba como es una pandemia y nos condicionó la posibilidad de acometer programas a corto plazo. Pero demostramos la flexibilidad de adaptarnos a la nueva situación. También aprovechamos para trabajar un repertorio que las orquestas de gran tamaño suelen dejar de lado, como Mozart, Schubert y la música de cámara con trabajos seccionales. Y aún y todo pudimos abordar una gran obra como es la 'Tercera' de Mahler y el intercambio con la Joven Orquesta de Canarias. Desde el punto de vista de la internacionalización se nos queda la espinita clavada de no haber podido estar en el festival más importante en Europa de jóvenes orquestas como es el de Berlín. Aunque mantenemos esa puerta abierta.

– ¿Cómo ve al grupo tras la renovación de atriles?

– Quisiera poner en valor que, en estos momentos, tenemos a seis jóvenes que son miembros titulares de grandes orquestas jóvenes, como la Mahler o la Europea. Eso nos planteó la inquietud sobre si la edad límite de 27 años para acceder en la EGO era excesiva. La bajamos a 25 y el tiempo nos ha dado la razón: este año el nivel es fantástico, incluso con la bajada de la edad media, que está en torno a los 19 años, y con más chicas que chicos. Por ello es posible que el año que viene la limitemos aún más.

– La EGO es una cantera para la orquesta 'mayor', la Euskadiko Orkestra. ¿Cuántos músicos alimentan su plantilla?

– Y no solo a la Euskadiko Orkestra, también a la de Bilbao y a la de Navarra. Y, por supuesto, a nivel internacional. Nos hace mucha ilusión el ejemplo de Ander Perrino, contrabajista vitoriano que estuvo en la EGO y hoy es solista de la Deutsches Symphonie-Orchester de Berlín.

– ¿Con qué partida presupuestaria cuentan para esta temporada?

– Cerca de 400.000 euros, de los cuales hay aportación del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco y de las fundaciones de las tres cajas. El resto vienen de nuestros ingresos vía taquilla y de las actuaciones en colaboración con otras instituciones de ámbito social.

– ¿Qué destaca de la programación de este año?

– A la hora de abordar el programa tuvimos en cuenta que fuera atractivo y tuviera su dificultad, de ahí que vayamos a interpretar 'Ma Mère l'Oye' de Ravel y la 'Sinfonía nº8' de Dvorak. Y simultáneamente pensamos que podía ser interesante para los jóvenes el adentrarse, con toda la humildad del mundo, en el mundo del jazz y de ahí la actuación junto al trío de Kenny Barron en el Jazzaldia, todo un referente del bebop.

– ¿A qué artistas han previsto invitar?

– Siempre es un lujo contar con figuras como Gustavo Gimeno, Víctor Pablo, Julian Rachlin, Jone Martínez o el Orfeón Donostiarra, pero nuestra idea es que la EGO no solo sea plataforma para los instrumentistas. Así que en las convocatorias de verano y de invierno vamos a contar con antiguos miembros que han estudiado dirección orquestal. En invierno el director invitado será Unai Urrecho, que fue trombonista en la primera promoción de la EGO y hoy es director en Corea.

– Se mantiene la apuesta en la batuta por Rubén Gimeno, entiendo que es indispensable.

– Creo que ni Germán, ni Rubén, ni nadie es indispensable en ningún proyecto. Pero el modelo de dirección está funcionando porque, atendiendo a la personalidad del propio Rubén, entiende bien cómo es una joven orquesta. Pero tuvimos claro que iba a ser muy enriquecedor poder traer a directores invitados y en estos tres años, a diferencia de lo que había ocurrido anteriormente, eso hemos intentado. Es lo que los jóvenes se van a encontrar en su realidad profesional.