Y qué pasa si los músicos no son los que graban sus discos
El recurso a músicos de estudio en la grabación del álbum de debut de La Oreja de Van Gogh 'resucita' el revuelo sobre una práctica habitual en la industria
En los círculos musicales donostiarras era algo menos que un secreto a voces que los componentes de La Oreja de Van Gogh no habían interpretado ... por falta de pericia instrumental las canciones en la grabación de su primer disco, 'Dile al sol' (1998). En su lugar, fueron sustituidos por músicos de estudio que arroparon la voz de, en este caso sí, Amaia Montero. Todo esto fue hace más de veinte años y aunque lógicamente ni el grupo, ni la compañía lo contaron explícitamente, tampoco parece que hubiera una cláusula de confidencialidad entre quienes participaron en la grabación. Hasta hace un par de semanas, cuando el digital eldiario.es publicó un reportaje sobre ese episodio, las circunstancias que rodearon la grabación del disco habían caído en el olvido, sobre todo, porque era una práctica relativamente frecuente. De hecho, con dos discos a sus espaldas,Mikel Erentxun, Diego Vasallo y Juanra Viles vieron cómo el productor encargaba a músicos de estudio la instrumentalización que suena en el tercer disco de Duncan Dhu, 'El grito del tiempo'. En general, la industria musical y su entorno tienden a normalizar este subterfugio y a quitarle hierro, pero a la vez, los hechos dicen que los grupos sometidos a estas prácticas no volvieron a repetir.
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Ya antes de ahora, Amaia Montero, Pablo Benegas, Xabi San Martín, Haritz Garde y Álvaro Fuentes habían dejado entrever el asunto en numerosas entrevistas, con frecuentes referencias a sus problemas de dominio instrumental en sus inicios. Pero es que el propio productor del disco por encargo de Sony, Alejo Stivel, lo puso negro sobre blanco en una entrevista que el periodista Bruno Galindo publicó el 18 de enero del año pasado. La circunstancia era tan conocida en el entorno de la industria musical que la pregunta concreta del periodista musical al 'extequila' fue: «Cuenta la leyenda que no tocaron ni una nota del primer disco…» Y la respuesta de Stivel también fue más explicativa de una circunstancia que reveladora de un secreto:«La compañía me dice: 'Alejo, vamos a sacar siete grupitos jóvenes con el presupuesto de uno, a ver qué pasa'. Uno de ésos era La Oreja. Voy a San Sebastián al local de ensayo, los oigo y le digo al director de la compañía: tienen temas con gancho pero no saben tocar, tienen que ensayar ocho horas al día durante un año. Y él me dice que el disco tiene que salir en mes y medio. Entonces le propongo grabar con mi equipo de músicos habitual. Todo el mundo encantado, incluso el grupo pide estar en la grabación, 'así aprendemos'».
«Es una práctica habitual»
El productor recordaba que entregó el disco grabado en sus estudios «puntualmente y vendió un millón y pico». Con todo, aquellas declaraciones, no encontraron mucho eco:los que las leyeron ya lo sabían y los que no lo sabían no las leyeron. El hecho de que se publicaran en una revista no especializada pudo contribuir a que pasaran desapercibidas.
«Me parecen ridículos los comentarios de que esto es un fraude o una estafa»
Josu García
Músico
Durante 28 días, los músicos contratados por Stivel – Josu García de asistente de producción, coros y guitarrista; Marcelo Fuentes al bajo, Fernando Samalea a la batería y Francis Amat al piano–, ejecutaron en estudio los temas del grupo donostiarra y figuraron en los créditos del disco como colaboradores.
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El donostiarra Josu García, que ha tocado con Loquillo, Amaral o M-Clan, se encargó de grabar las supuestas guitarras de Pablo Benegas, además de ejercer por primera vez de asistente de producción. El músico se muestra sorprendido de la repercusión del reportaje. «No entiendo la polémica y el jaleo. Me parecen absolutamente ridículos los comentarios que he visto en redes sobre que esto es un fraude o una estafa. He visto cosas que no tienen el menor sentido. Al contrario: es una práctica absolutamente habitual, no sólo en discos de debut, sino también en posteriores».
El guitarrista recalca que «esto es algo que ellos mismos nunca han negado, ni han llevado como algo vergonzante, así que no entiendo que ahora sea algo noticiable». Recuerda que la obligación que impuso Sony de grabar el disco en seis semanas hizo necesario recurrir a músicos de estudio. «Los de La Oreja estuvieron presentes en la grabación y para ellos fue una lección que ya hubiera querido yo tener cuando empecé». Además, en su caso, trabajó mano a mano con Pablo Benegas. «Tuve que hacer el doble ejercicio de preguntarle cómo tocaría cada fragmento para hacerlo con su lenguaje, aunque con calidad profesional».
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«Me sorprende la ignorancia de la mayor parte de los periodistas que han tratado el tema»
Diego Manrique
Crítico
Sí lamenta Josu García que, en su papel de asesor de producción, optó por cobrar un fijo –150.000 pesetas–, en lugar de un porcentaje en función de las ventas del disco, una elección según cuenta «perversa porque la persona que me animó a coger el fijo sabía perfectamente que ese disco iba a funcionar muy bien y si yo elegía el porcentaje, disminuía el suyo. Me hubiera dado para comprar un buen piso en el centro de Madrid», comenta divertido.
«Es una historia muy vieja»
Curiosamente, el enciclopédico crítico Diego Manrique coincide con Josu García en el símil de, salvando las distancias, comparar el caso de La Oreja de Van Gogh y tantos otros grupos con el del actor doblado en las escenas de riesgo. «Es una historia muy vieja y no me parece ningún desdoro», indica Manrique, que se remite a «discos excelsos» en los que músicos de estudio interpretaban todos los temas. «Pienso en el primero de The Byrds, una obra cumbre de los años sesenta».
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El crítico musical no oculta su «sorpresa por la ignorancia de la mayor parte de los periodistas y comentaristas que han tratado el tema. Parece que ignoran, por ejemplo, el cambio de sonido de La Oreja en el momento en el que ficha por Sony. Pasó de ser un grupo más o menos 'indie', no muy lejano de lo que se dio en llamar Donosti Sound, a convertirse de la mano de Alejo Stivel en un grupo pop comercial pensado para las radiofórmulas. Y no cualquier músico podía hacer esa metamorfosis».
«Eso mismo le pasó también a Duncan Dhu en 'El grito del tiempo' y lo han contado ellos mismos»
Iñigo Argomániz
Mánager
Tampoco el responsable de la promotora y oficina de manegement donostiarra Get In, Iñigo Argomániz, da especial importancia al revuelo en torno al disco debut del grupo. «Es algo bastante común porque a los grupos nuevos les dan pocas horas para grabar por ahorrar dinero. Por lo tanto, alguien suele decidir que no hay que invertir muchas horas en la grabación y que lo hagan otros músicos. La Oreja vio esa historia y dijo:'Se acabó'». En este punto, invita a comparar la interpretación de las canciones en 'Dile al sol' y las de su siguiente disco, 'El viaje de Copperpot', con unos dos millones de copias vendidas. «Escúchalos y di cuál suena mejor. Verás que es el segundo, inmensamente mejor. ¿Cómo puede ser que unos tíos malos suenen bien?». El propio Argomániz da la respuesta: «Es lo mismo que pasa con Amaia Montero, que tocando con unos músicos profesionales de primera fila nunca ha sonado tan bien como con La Oreja».
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«Es una cuestión económica»
En su opinión –y conocimiento–, «hay muchísimos casos en los que sucede esto. En primer lugar, porque hay muy poco tiempo para grabar y el presupuesto está muy ajustado. Un baterista que no da bien los golpes puede tirarse tres días en grabar una canción, mientras que un profesional lo hace en tres horas. Es una cuestión económica, de actitud y de filosofía. Los de La Oreja eran muy jovencitos en aquella época».
Respecto a la repercusión del reportaje sobre La Oreja de Van Gogh, Iñigo Argomániz la atribuye a que en estos momentos «hay una vuelta bestial» al grupo donostiarra. «Está arrasando en el mundo entero porque gente como Ana Mena, Álvaro de Luna o Lola Índigo están haciendo versiones de La Oreja y todos tienen menos de 30 años. Algunos no habían nacido cuando se grabó 'Dile al sol'. Las canciones están por encima de La Oreja, de Amaia Montero o de Leire Martínez», afirma.
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A cargo de quién había corrido la instrumentación de 'Dile al sol' no fue el único rumor que rodeó el lanzamiento del disco. «Hay muchos bulos. Se ha llegado a decir que nos hacía las canciones un compositor canario, que era el mismo que se las hacía también a Extremoduro. En realidad este tipo de cosas no me molestan porque no me afectan», respondía Amaia Montero a este periódico ya en el año 2000 a la pregunta de qué crítica le había molestado más. «Que digan que somos un producto de la compañía. Te puede gustar o no nuestra música, pero lo que no se puede negar es que hay un trabajo detrás. Tampoco me gusta que digan que la compañía me ha obligado a adelgazar. Con mi cuerpo y mis kilos, yo hago lo que me da la gana», añadía Montero.
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