«Es un orgullo ser una cita consolidada en la vorágine del verano donostiarra»

«Nos enorgullece que sea una cita ya consolidada en la vorágine del verano donostiarra, que a veces es tan para afuera», asegura Álex López Allende, socio del Dabadaba. Esta sala y Le Bukowski ejercen de programadores y coordinan la producción de una cita que «ha pasado a ser una actividad 100% de Donostia Kultura», es decir, de titularidad municipal. «Y está bien que sea así porque el esfuerzo principal para que esto se consolide es de la ciudad», añade.

A su juicio, el festival ha cogido «velocidad de crucero» y «no sólo es un evento claramente musical, sino también un evento de barrio». «La forma que ha ido tomando en las tres últimas ediciones parece bastante estable, así que la idea es repetir esquemas: por un lado, en el escenario principal habrá grupos de guitarras entre el riesgo y lo popular y, por otro, en el pequeño habrá más vanguardia», detalla.

Los vitorianos Potato, pioneros del reggae en el Estado, serán el principal reclamo de un festival que en esta edición ha optado por un cabeza de cartel más conocido. «Sí, nos obsesiona un poco no meternos hacia dentro. Somos conscientes de que las programaciones del Dabadaba y Le Bukowski a veces son todo lo contrario a popular, y a veces corremos el riesgo de fliparnos con cosas minoritarias. Tenemos muy claro que éste es un evento de la ciudad en el que la ciudad se ha implicado a nivel institución, y no ya en el plano económico, sino haciendo un esfuerzo por entender que el parque se puede usar para cosas así», asegura López Allende. De ahí que lo último que quieren los responsables de Glad Is The Day es tomarlo como su «juguete privado». «Potato es música popular, son históricos y seguro que es una fiesta, y nos encanta que sea una fiesta», zanja.

También explotarán su vertiente más lúdica los miembros de The Limboos, banda madrileña conocida por su particular rhythm and blues exótico. «Son pura energía en forma de canción hecha para bailar hasta la extenuación», observan los organizadores. Junto a los alaveses y a los madrileños, por el escenario principal también pasarán Los Estanques, banda cántabra afincada en Madrid que acaban de sacar un disco que es «una bomba». «Se han tirado a un jardín de psicodelia y rock progresivo que les ha quedado estupendo. Es de lo que más ganas tenemos de ver», dicen.

Además, también habrá dos jóvenes bandas locales del servicio Musikagela de Donostia Kultura: Susmara, que practica el pop-rock, y Bloody Magic Nails, combo de indie-punk integrado por miembros de No Wolf y los desaparecidos Albert Cavalier. Completan la oferta en el escenario principal The Lookers, trío de Ziburu que «desprende el espíritu juvenil y vertiginoso que imprime el mejor rock and roll fundamentado en el coraje y la energía»; Mice, el proyecto personal de la eibartarra Miren Narbaiza (Napoka Iria), caracterizado por «atmósferas oscuras, distorsiones y tempos sutiles mezclados con momentos de más viveza y ritmo», y los donostiarras Grande Days, que acaban de publicar 'A Way To Collapse' (2018), una muestra de rock intenso y atmosférico no muy fácil de calificar.

Por su parte, el escenario pequeño, denominado Ruina Sónica, también mantendrá la «misma filosofía», según apunta Álex López Allende. Es decir, habrá actuaciones vinculadas al hipo hop y a los sonidos urbanos que atraen a los más jóvenes. El socio del Dabadaba destaca a Le Parody, cuyo último trabajo «es uno de los discos del año». «Hace electrónica con un profundo poso andaluz y mucha lírica. Somos muy fans de esta chica y no visitaba Donostia desde que abrimos el Dabadaba», recuerda.

Y por el mismo lugar también está previsto que pasen, en este orden, Bellaca b2b, Joven Mata DJs, Brava DJ, La Dani (live), Skyhxxk DJ, Chico Blanco (live), Alvva DJ y Merca Bae DJ.

Como en otras ediciones, Kutxa Kultur también colabora con el festival para «dar cabida a los artistas y creadores que salen en sus programas, tanto en música como en moda». Y es que un año más, Cristina Enea no sólo dará espacio a la música, sino que celebrará el tradicional Mercadabadillo, cuyos 70 puestos «casi eclipsan a las actuaciones». No faltarán las actividades para los más pequeños ni los puestos de comida y de bebida. Por si fuera poco, quien hacia las 21.00 horas aún tenga ganas de más podrá caminar unos escasos metros y disfrutar de los mejores discjockeys en el Dabadaba o Le Bukowski, donde podrán prolongar el fin de semana por espacio de unas pocas horas.

A la pregunta de si se ven con fuerzas para seguir coordinando este proyecto que forma parte del legado de Donostia 2016, López Allende responde: «Sí, claro. En realidad es una cita maravillosa para la ciudad, y una vez asumido que el parque es lo que es y que no hay por qué hacerla crecer, podríamos estar haciéndola toda la vida, siempre que el tiempo respete».