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La Euskadi de los 80 será el foco de atención este jueves en el festival Dock of the Bay con la proyección de ' ... Los demenciales chicos acelerados: Euskadi y Tal', un documental que Kikol Grau define como una «ópera punk comprimida». En poco más de una hora, y con la urgencia que caracteriza las guitarras y las soflamas de tantas canciones del género, el cineasta que en 2015 ganó el premio del Dock of the Bay con un documental sobre Eskorbuto que ha recorrido muchos países, 'Las más macabras de las vidas', repasa más de medio centenar de grupos que desde los primeros años 80 adoptaron a la idiosincrasia de una Euskadi conflictiva el punk de Inglaterra y Estados Unidos.
No solo Cicatriz, Kortatu, Delirium Tremens, R.I.P., Barricada o B.A.P., en el recorrido aparecen también grupos como Speed, Basura, M.C.D., Desorden, Vómito, Naste Borraste, Distorsión o Potrotaino «He intentado meter a muchos grupos que si no pasarían desapercibidos, o que no se les prestó la atención que merecían, aunque no están todos los que hay, claro. He ido invitando a algunos de ellos por Facebook a que vengan a la proyección, no se trata de hacer un homenaje pero me gustaría conocer a los que no conozco», apunta Kikol Grau.
Todo empezó como un «experimento. Cuando acabé la carrera de Historia, y después de haber trabajado en el programa 'Metrópolis' de TVE me di cuenta de que no había hecho nada sobre Eskorbuto y otros grupos vascos que a mí me habían gustado mucho. Hice ese documental para mí, porque todo lo hago en casa, con imágenes que voy encontrando en internet, y sin ayuda de nadie». El método no deja de ser similar al 'hazlo tú mismo' o la cultura de los fanzines de recorta y pega que conecta con el espíritu del punk.
Miércoles
19.30 'Niños somos todos', de Sergi Cameron. Trueba 1.
21.45 'The Rise of the Synths', de Iván Castell. Trueba 1.
Jueves
19.30 'Vigilia. Fi de Gira 45 Cerebros y 1 Corazón', de Pol González Novel y 'Felix in Wonderland', de Marie Losier. Trueba 2.
21.30 'Vigilia. Fi de Gira 45 Cerebros y 1 Corazón', de Pol González Novel y 'Felix in Wonderland', de Marie Losier. Trueba 2.
21.45 'Los demenciales chicos acelerados: Euskadi y tal', de Kikol Grau. Trueba 1.
El filme sobre Eskorbuto tuvo tan buena acogida que Grau acabó haciendo una trilogía con los documentales dedicados a Cicatriz y La Polla Records. Y ahora esa vía se completa con documentales sobre el punk en Cataluña, en Euskadi, y Kikol Grau espera también hacer uno sobre Madrid, para redondear también el proyecto de una exposición que hizo el año pasado en Barcelona y que se llamó 'Dama punk y dime tonto'.
«Es gente que forma parte de nuestra historia y nuestra cultura, si fuera de Inglaterra tendría ya tres películas cada grupo», apunta el director catalán, que en el documental enlaza velozmente los discos, las canciones y los vídeos de más de 50 bandas punk de Euskadi. «Hay diferencia entre los grupos de Barcelona o la zona de Madrid o los de Euskadi. Aquí hubo algo realmente muy potente que merece más atención, y lo digo no solo como aficionado a su música, sino como graduado en Historia», afirma Kikol Grau. «Era algo muy primitivo, una expresión visceral que decía cosas que ahora mismo no se podrían decir, porque hemos perdido libertades. Yo lo defino como una mezcla de primitivismo y libertad». En el documental todas las canciones van subtituladas, «para que se entiendan bien las letras. Y viendo el documental con mi novia, ella me decía: 'Qué desesperación, que mal rollo y qué cosa más bestia'».
Las ráfagas de las discografías y actuaciones de los grupos van salpicadas con montajes de imágenes creados por Kikol Grau a modo de lectura irónica del contexto político y social de la época. «Algunas pueden provocar la risa, pero espero que sea una risa helada, porque aparecen los asesinados por ETA, el cuartel de Intxaurrondo, la droga, las armas de destrucción masiva de Irak de la era Aznar...».
El comienzo con la canción infantil de la serie 'Érase una vez... el hombre' sobre las imágenes de la muerte de Franco y los comienzos de la Transición ya marcan el tono de estas píldoras. «Con estos montajes el primero que se descojona soy yo, son cosas que llevo tiempo haciendo para intentar perturbar al espectador. Yo hago las pelis como Nacho Cano, de pie, rodeado de ordenadores, tomando birras y buscando y mezclando imágenes. Se trata de poner en contexto histórico lo que reflejan los grupos y las canciones».
Grau busca los documentos de la época, «material muy explícito», e intenta que las películas sean «en sí muy punkis», aclara. «No me imagino lo que va a hacer Álex de la Iglesia, una biografía de Eskorbuto con grúas, una gran iluminación y maquillajes. «Me interesa la música y lo que dice, no si un músico es yonqui o me cae bien un cantante. He querido hacer una especie de ópera punk comprimida».
Con El Niño de Elche nada es convencional, y 'Niños somos todos' no podía ser un simple documental biográfico sobre el renovador del flamenco. El cineasta Sergi Cameron le implicó en un viaje a Bolivia, «es un país de difícil acceso y del que sabemos poco de su cultura, en comparación con Perú, Argentina o Brasil», explica Cameron. «Nos gustaba retratar la riqueza cultural que hay en Bolivia, que es inmensa, a través de un personaje que pudiera tener un discurso sólido, y que fuera alguien que pudiera aportar algo a aquella cultura, un artista que pudiera llegar a Bolivia como un extraterrestre y empezar a trabajar con los músicos y artistas locales».
El Niño de Elche, o Paco Contreras, era la primera opción. Y dijo que sí de inmediato. Músico y cineasta emprendieron un viaje que «es físico, pero también mental y conceptual. Y que también refleja el viaje que la experimentación supone en la vida de Paco. Muchas veces la experimentación se entiende como una pose, algo estético, una irreverencia porque sí. Paco explica muy bien que la experimentación nace de un sentimiento honesto y real, y radical, y que puede ser una forma de vida».
El filme que se proyecta hoy en el Dock of the Bay es un documental, pero muy meditado. «Así como dicen que la experimentación hay que ensayarla, para mí el documental es una herramienta muy poderosa para retratar el mundo y la humanidad, también porque a través del código de la verdad es fácil crear un discurso tan dirigido como el de la ficción». El filme se nutre de situaciones de intercambio humano con otros artistas, e incluso con comunidades tan distantes a El Niño de Elche como la de los menonitas.
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