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El coro Kamer Korisu ganador en el certamen de Tolosa. Iñigo Royo
Letonia se pone la txapela en la 50 edición del Certamen Coral de Tolosa

Letonia gana un Certamen «irrepetible»

Kamer Koris se impone en la 50 edición de un concurso coral que, para el CIT, «pasará a la historia». El presidente del jurado destaca la «excelente» actuación de los dos coros vascos, Kup y Landarbaso, y el premio al director Baltés

juanma goñi

Domingo, 4 de noviembre 2018, 15:16

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'Kamer Koris', de Riga (Letonia), una joven agrupación que ha brillado por su «conjunción vocal, musicalidad, sonoridad, e inteligencia a la hora de abordar el programa», en opinión del jurado, ha ganado la edición más especial del Certamen de Tolosa, clausurada este domingo. Todos los expertos consultados coinciden en señalar que este certamen del 50 aniversario ha sido el mejor de la historia, por lo que el triunfo letón cobra aún más relevancia. El director del Certamen, Luis Miguel Espinosa, lo resumía todo con una sola palabra : «Irrepetible». Tanto por la excepcionalidad de haber invitado a algunos de los dieciséis mejores coros que han pasado por Tolosa en los últimos años para festejar las 'bodas de oro', como por la calidad evidente que han mostrado todos ellos. «Al menos nueve o diez podrían haber ganado en una edición normal», desvelaba el presidente del jurado, Enrique Azurza.

Aunque la organización del CIT no ha querido desvelar las puntuaciones obtenidas por todas las agrupaciones durante la primera fase, el jurado sí admitía ayer que los cuatro que disputaron la final «estaban por encima de los demás con bastante claridad». Incluso barajó la posibilidad de invitar a un quinto grupo a la sesión de clausura, pero finalmente lo descartó al considerar que el cuarteto triunfador había quedado ya claramente definido.

De esta manera, se quedaron fuera del palmarés coros como el francés 'Mikrokosmos', fascinante en su planteamiento rompedor, siempre explorando nuevos conceptos en la música coral, mezclando canto, teatro, danza... y que cautivó a buena parte del público. Al parecer, a los galos les penó el hecho de haber elegido un repertorio basado exclusivamente en la música más contemporánea, de idéntico perfil, y el jurado buscaba premiar a un coro más versátil, capaz de cantar bien obras de estilos, épocas y características diferentes. 'Mikrokosmos' lo obvió y esta decisión pudo penalizarle. Azurza tiene claro, eso sí, que «éste es el futuro, 'Mikrokosmos' nos marca el camino de lo que debe ser la música coral del siglo XXI».

Tampoco los dos coros vascos, Kup y Landarbaso, entraron entre los cuatro mejores, pero su actuación fue realmente excelente, y el jurado quiso destacarlo. «Estuvieron magníficos. Seguro que por delante de varios de los coros participantes y superando la presión de cantar en casa; hay que aplaudirles y elogiarles», comentaba Enrique Azurza.

El hecho de que la organización del CIT haya priorizado su elección de conmemorar la efemérides del aniversario con «una gran fiesta de la universalidad coral», sobre la competición «pura y dura», explica por qué no ha establecido una clasificación de los dieciséis coros, en función de sus actuaciones. «Todos son ganadores, las diferencias son reducidas, y podría entenderse mal un determinado puesto en una hipotética clasificación que tampoco tiene sentido desvelar, porque participar este año en Tolosa ya es un premio. Ha sido una fiesta, en la que, eso sí, hemos querido establecer premios para los cuatro mejores, pero sin dar a conocer las puntuaciones», explicaba el subdirector del Certamen, Xabier Ormazabal. El hecho es que, un año más, y ya son varios en la historia del concurso tolosarra, el primer premio se va a un país báltico. Los datos son elocuentes. De la últimas veinte ediciones, entre 1998 y 2018, doce han sido ganadas por agrupaciones bálticas o procedentes de países de la Europa del Este. Está claro que no es casualidad. ¿Por qué? «La música coral forma parte de nuestro ser», contaba el director ganador, Aivis Greters.

Por qué siempre ganan

Para el director del Certamen, Luis Miguel Espinosa, la clave está en la educación. «En esos países, el canto coral es importante desde el punto de vista académico musical. Los directores son profesionales. Existe una estructura sólida y asentada en los conservatorios, donde a los niños se les enseña música coral al mismo nivel que la instrumental. Hay planes de formación, también tienen importancia las capillas corales, y existe una profesionalización estructural de la música coral, aunque las agrupaciones sean aficionadas. También influye el clima. La vida no puede darse en la calle y la gente tiene la costumbre de concentrarse en centros cívicos culturales, donde la música coral tiene mucha importancia».

En un repaso breve a los otros nombres propios que ha dejado este certamen, hay que citar a 'Oreya', de Ucrania. Tal vez era el máximo favorito al triunfo final, y no hay que descartar que incluso fuera el mejor puntuado en la primera fase, pero en la final de ayer, según los expertos consultados, se equivocó a la hora de elegir el repertorio y cometió algunas imperfecciones que acabaron costándole caro.

Sant Jacobs, de Suecia, también ha dejado huella. De hecho, fue reconocido como el coro que presentó el mejor programa. Y, en cuanto a Batavia, de Indonesia, mostró el pujante momento coral de su país. «Los niños de muchos países asiáticos trabajan con rigor. Tienen una poderosa mezcla de trabajo y sensibilidad artística. En Indonesia, ya lo estamos viendo, su corales ganan los certámenes más importantes. En Tolosa lo hicieron en 2016 y 2017, y han llegado a la final en 2018. Filipinas, Japón, Corea... son ya potencias en el mundo coral, y no debemos olvidar a China, que comienza a superar la 'revolución cultural', señala en su balance Luis Miguel Espinosa.

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