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El director de orquesta Juanjo Mena (Vitoria, 1965) anunció ayer que padece la enfermedad de alzhéimer «en una etapa incipiente». En un vídeo difundido a ... través de su cuenta en las redes sociales, Mena informaba ayer a mediodía de que aún se encuentra en «proceso de asimilación» de una noticia que no le ha impedido en estos últimos meses proseguir con su trabajo, tal y como tiene intención de hacerlo en el futuro. «Tengo una ventaja a mi favor: la música. Mi pasión y el motor que ahora más que nunca activa mis neuronas y hace que funcionen mejor», afirma el director, quien recalca que «la música y mi familia se van a convertir a partir de ahora en la mejor terapia, en el mejor tratamiento, para afrontar el futuro».
En el vídeo, grabado hace dos semanas en el jardín de su domicilio de Legutiano, Mena se presenta antes de «informar de una circunstancia que tiene que ver con mi estado de salud. Después varios meses de pruebas exhaustivas -continúa-, los médicos han determinado que tengo Alzheimer. Deciros también que los síntomas son propios de una etapa incipiente de la enfermedad».
Juanjo Mena, que cumplió en septiembre 59 años, no oculta que «como os podéis imaginar, la noticia es complicada de digerir y aún estamos en ese proceso de asimilación», pero recuerda que esta circunstancia «no ha sido óbice para que haya seguido trabajando y desde finales de septiembre he estado con la Filarmónica de Berlín en Baltimore, en Venecia, he dirigido a la Orquesta de Euskadi, a la Sinfónica de Dallas. He terminado el año con la Orquesta del Teatro Real de Madrid y la 'Novena' de Beethoven». Todavía la pasada semana se puso al frente de la Nacional de España en un par de conciertos en el Euskalduna de Bilbao. En el programa de estos últimos estaban Mahler y Falla: el último Romanticismo y la música española, dos ámbitos que junto a los compositores franceses de finales del siglo XIX y comienzos del XX son sus grandes especialidades.
El director gasteiztarra señala que «he dirigido muchas partituras complejas en mi vida», aunque no se le oculta que «la que me toca interpretar ahora es seguro la más complicada de todas». No obstante, apunta, «con la ayuda de mi familia, mis amigos y los médicos, voy a poder tomar todos los medios para tratar de frenar el avance de la enfermedad y que lo que hagamos sea de verdad efectivo».
Mena adelanta su «intención de seguir trabajando, eso sí, descansando más porque el descanso me viene bien». Si, como confesaba en una entrevista, ya hace tiempo que había aprendido a decir 'no' por difícil que le resultara, en esta nueva etapa de su vida y su carrera será mucho más estricto en eso.
En tono firme y sereno, asegura: «Tengo mucha fuerza y ánimo de sobra para seguir adelante y, sobre todo, tengo una ventaja a mi favor: la música. Mi pasión y el motor que ahora más que nunca activa mis neuronas y hace que funcionen mejor». Y añade: «En otras palabras, la música y mi familia se van a convertir a partir de ahora en la mejor terapia, en el mejor tratamiento, para afrontar el futuro».
El músico formula en el tramo final de la grabación una promesa: «Trabajaré, si cabe, más duro aún para que nos sigamos viendo en las salas de conciertos. Ése es mi objetivo y ésa es mi esperanza», afirma en su intervención.
Creador en 1997 de la Orquesta Joven de Euskal Herria y nombre habitual al frente de la Euskadiko Orkestra, Mena ha dirigido a buena parte de las mejores orquestas del mundo, y con varias de ellas ha tenido lazos muy profundos. En primer lugar, la Sinfónica de Bilbao, que lideró durante nueve años, y la Filarmónica de la BBC de Mánchester, de la que fue titular siete temporadas. También ha sido director principal invitado de la Filarmónica de Bergen, la orquesta del Teatro Carlo Felice de Génova y la Nacional de España. En EE UU ha empuñado la batuta ante las orquestas de Nueva York, Chicago, Los Ángeles y Boston, entre otras. En Europa, la Gewandhaus, la de la Radio de Baviera, la Filarmónica de Londres, la Tonhalle de Zúrich y muchas más.
Entre sus próximas citas figuran dos conciertos muy especiales para él: el próximo 5 de febrero dirigirá una Novena de Beethoven en Valencia en homenaje a los afectados por la riada, y ya en abril se pondrá al frente de la Filarmónica de Nueva York, con 'Daphnis y Chloé' de Ravel en los atriles y una primera obra de Puts con Renée Fleming como solista.
Durante estos últimos meses, ha estado muy apoyado por su familia, su agente y un pequeño grupo de amigos que le han acompañado en los momentos difíciles de las pruebas y el diagnóstico. A todos ellos se refiere en el vídeo, que concluye de una forma que no sorprenderá a nadie que conozca a Juanjo Mena: dando las gracias. Lo hace mirando de frente a la cámara, como si quisiera hacerlas llegar a cada uno de quienes vean el vídeo: «Como siempre, gracias por vuestra atención y apoyo continuo. Cuidaos mucho y hasta pronto».
El caso de Juanjo Mena no es insólito, pero sí poco frecuente ya que en España se diagnostican cada año 40.000 nuevos casos de alzhéimer, pero solo un 10% de ellos se da en personas de menos de 65 años.
Considerado el director de orquesta vasco en activo más importante, Juanjo Mena ha mantenido una vinculación con Gipuzkoa y con Donostia muy estrecha, desde los tiempos en los que fue cantante del repertorio barroco en la Capilla Peñaflorida, al poco tiempo de que Jon Bagües fundara la coral errenteriarra. Y ya como director, ha participado en numerosas ocasiones en la Quincena Musical donostiarra al frente de distintas orquestas, incluida la de Euskadi. «La Quincena forma y es parte de mi vida musical -aseguraba hace ocho años en una entrevista con este periódico-. Cuando miro atrás, me impregno de recuerdos, sensaciones únicas y vivencias maravillosas en este entorno». En este sentido, añadía, «no puedo más que estar agradecido a las oportunidades que el festival me dio al principio con José Antonio Echenique, cuando empezaba con el innovador Kluster Kamara Korus y el Conjunto Instrumental de Vitoria intentando abrir puertas a la música contemporánea, con todo lo que aprendí cantando música barroca aquí con la Capilla Peñaflorida y Pepe Rada, de la energía sin limite que recibí en los conciertos con los jóvenes de la EGO…»
Mena considera estos inicios «fundamentales» en su carrera ya que «son los que después me han permitido estar presente con las orquestas profesionales, como la BOS o la BBC Philharmonic». El director gasteiztarra aseguraba en aquella ocasión que la Quincena, Donostia y su público «son parte de mí y de mi carrera.
Su prestigio trasciende el ámbito de la crítica y del público: entre los músicos, es una figura muy respetada de la que los intérpretes siempre ha hablado muy bien.
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