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Joseba Irazoki (Bera, 1974) combina con pasión sus dos almas musicales y sus 30 guitarras. Es uno de los guitarristas más reclamados por otras bandas para sus grabaciones o giras, desde Duncan Dhu a Nacho Vegas, pero compagina ese trabajo con su propio proyecto, antes en grupos como Atom Rhumba y después en solitario. El hombre-pegado-siempre-a-una-guitarra presenta hoy en la sala Club del Victoria Eugenia su último disco, una rareza fruto de su experimentación: sin voz, solo con sus cuerdas, en un viaje que promete «fuera de lo común».
Será la puesta de largo en Donostia de 'Gitarra Lekeitioak (Onomatopeikoa II)', el disco que publicó a finales del año pasado, y es en cierto modo la continuación de 'Gitarra Onomatopeikoa', el primer paso en esta búsqueda que inició en 2017.
El nombre del disco contiene un guiño a los 'lekeitios' de Mikel Laboa: «No tiene nada que ver esta música con la suya, pero él llamaba así a sus trabajos experimentales y le tomo el nombre como un guiño de homenaje», dice el músico de Bera, que sigue viviendo en su pueblo navarro «encantado, con mi gente, como contraste perfecto a lo que supone una larga gira por sitios lejanos: recuerdo que acompañé a Duncan Dhu por México en una verdadera locura de fans, que esperaban en los aeropuertos, y regresar a casa resultó maravilloso. Además, es un pueblo lleno de buenos músicos», agrega.
Esa Bera donde guarda sus instrumentos («unos 30, si incluimos banjos o familias de la guitarra») y donde su hija 'vigila' cómo ensaya y le dice en bromas «qué caras tan raras pones cuando tocas». También se lo decimos quienes le vemos sobre un escenario: Irazoki se transporta cuando acaricia su guitarra. «Sí, eso me dicen, aunque no soy consciente: me meto ahí, en la música, y es como si desapareciera lo demás».
Dónde: Sala Club Victoria Eugenia, 19.30 horas
Entradas: 15 euros.
La misma filosofía aplicó al disco. «Yo empiezo a buscar con la guitarra y encuentro melodías o cosas que no espero», explica. «Toco sin ninguna presión, sin ponerme el límite temporal de una canción, pruebo técnicas y grabo», explica Irazoki, muy esperanzado con el concierto de esta tarde «porque me gusta mucho la sala Club del Victoria Eugenia, es un formato íntimo, muy cercano, que creo que viene muy bien a la propuesta que presento ahora y para la que me está saliendo un buen número de conciertos».
El Irazoki en solitario mantiene su agenda a la vez que el Irazoki que trabaja para otros sigue acumulando encargos: «En marzo participo en la grabación del nuevo disco de Nacho Vegas, acabo de acompañar a Petti.., y hay más cosas por ahí». De momento la cita es esta tarde en Donostia: Irazoki y sus guitarras salen de caza. A ver qué encuentra hoy por el camino.
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