Hondarribia, el blues de la decepción

«Es el momento cumbre del año en cuanto a trabajo y facturación, mucho más que las regatas o las fiestas», explica Iñaki Larrañaga, dueño de un bar en la Marina, zona que acoge uno de los grandes escenarios del festival. Desde que leyó la noticia en estas páginas, él y sus vecinos de negocio no dan crédito ni se explican qué ha sucedido para que desaparezca «un pedazo de festival» con un «ambiente» tan bueno como el de Hondarribia: «Es un bajón, nos hacen un agujero».

Larrañaga desconoce los motivos del desencuentro entre el Ayuntamiento y Carlos Malles, director del festival y dueño de Blue Vision, la empresa organizadora del evento, pero se muestra preocupado ante la posibilidad de que lo trasladen a otro municipio. «Se lo quieren llevar a San Sebastián, ¿no?», pregunta sobre la base de un rumor sin confirmar. A su juicio, para Donostia «sería un festival jugoso y si lo hacen de pago, lograrán un dineral. Es lo de siempre: todo se lo llevan a San Sebastián, todo se hace allí», se queja como si cantara un blues.

Jorge Iñarra es propietario del Uxoa, uno de los bares más concurridos durante el festival debido a su cercanía a la Benta, el escenario más nocturno y multitudinario. «Ya veíamos que no estaban dando noticias sobre la próxima edición y algo podíamos imaginar, pero ha sido una sorpresa y una decepción. No se entiende que no se hayan puesto de acuerdo para algo que deja tantísimo dinero a los bares, a los hoteles, al autobús, a las tiendas de comestibles… Incluso al barco que une Hondarribia y Hendaia. Es beneficioso para todos porque durante cuatro días 100.000 personas vienen a un pueblo de 17.000», analiza.

Desde la total «incredulidad», el empresario tilda de «metedura de pata política» la cancelación de una cita de «repercusión mundial» que pone a Hondarribia en el mapa. «Yo he conocido a gente de EEUU, Australia, Canada… Para lo que cuesta (el presupuesto es de 350.000 euros), es un festival barato si se tiene en cuenta la publicidad que hace a Hondarribia», asegura Iñarra, que también destaca el carácter gratuito de una propuesta que atrae a un público «superpacífico». «Es un ambiente muy familiar, en trece años jamás he tenido una sola movida con nadie. Todo era perfecto pero al final terminarán llevándoselo a otro sitio. Por más que lo pienso, no tiene explicación lógica», insiste.

El hotelero es otro sector que se verá afectado por la suspensión, aunque como aclara Mónica Sunsundegi, directora del Hotel Río Bidasoa, en su caso están completos al 100% durante todos los fines de semana de julio, independientemente de que haya festival o no. En cualquier caso, ella está «comprometida al 200% con el festival»: su establecimiento ha acogido a músicos y espectadores desde las primeras ediciones, por lo que la noticia es «una decepción y una gran pérdida».

Sunsundegi prefiere no entrar a repartir responsabilidades, máxime cuando aún no están claros los motivos del desencuentro, pero considera que «si se les ha ido de las manos, es por la mala gestión. Es una oportunidad perdida, me parece muy grave que el festival no salga adelante, significa que no hay personal cualificado en el municipio para poner en marcha los grandes proyectos. ¿No podían haber empezado a trabajar en agosto de 2018? Estamos tontos si permitimos que se lo lleve otra localidad», asegura.

Por su parte, grupos como Noa Voll Damn &The Hell Drinkers, que tocaron el verano pasado en la Benta, también lamentaron la noticia. «Antes de que nos invitaran éramos asiduos y veníamos a menudo: es un clásico del verano», comenta el guitarrista Sergio Villar. Su banda siempre ha «flipado» con la organización, «muy profesional» en comparación con otras citas que conocen. «Hablas con músicos de fuera de aquí y te das cuenta de que Hondarribia es un referente en Europa. Sabíamos que tenían dificultades para salir adelante y nuestras peores sospechas se han confirmado», lamenta.

En los últimos días, Internet y las redes sociales se han hecho eco de esta información y el viernes se registró una petición en Change.org para pedir al Consistorio la vuelta del festival. «Reunamos tantas firmas como podamos para presentarlas en el Ayuntamiento y traer de vuelta uno de los mejores eventos del verano», reza el escueto texto, que anoche registraba ya unas mil adhesiones.