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Las 10 noticias clave de la jornada

Don Gelasio

Conmpás 5/8 ·

MANUEL CABRERA

Viernes, 16 de noviembre 2018, 08:38

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Las parroquias vascas fueron un semillero de voces que crearon, hasta el advenimiento del Concilio Vaticano II, una muy rica cantera de cantores y directores de coro. Uno de los prohombres de aquel movimiento, fue el sacerdote Gelasio Aramburu Alcain (Andoain, 1896), que fue destinado como coadjutor, en noviembre de 1921, a Pasai Antxo, donde inició una gran amistad con los abates Norberto Amandoz y Aita Donostia, empeñados ambos en la dignificación de la música religiosa y de la vasca en general. Con ellos don Gelasio alcanzó una sólida formación musical y por el consejo de ambos se trasladó a la abadía francesa de Solesmes, donde se impregnó con las verdades del canto gregoriano, lo que luego le sirvió para ser foco y referencia de varias generaciones de músicos. En 1921 Pasaia, sociológicamente, estaba impregnado por un notorio anticlericalismo, cuestión que a Aramburu no le desanimó en la tarea de dar clases de solfeo a niños pertenecientes a familias humildes, lo que le granjeó el respeto social, hasta tal punto de que, a los 5 años, ya había creado la Schola Cantorum de Pasaia Antxo, que en 1932 con la II República en plena efervescencia, peregrinó hasta Santiago de Compostela cantando tres misas el día del Apóstol. Gran seguidor, así como admirador de don Gelasio, es el capuchino José Luis Ansorena, quien en unos apuntes destaca los elogios del propio Donostia hacia don Gelasio con motivo de una conferencia titulada 'La canción vasca de cuna'.

Su popularidad en Pasaia hizo germinar contra Aramburu el cainismo que en 1936 le llevó a pasar la frontera, desde donde creo en Biarritz la Coral Sine Nomine. Vuelve del exilio en 1945 siendo destinado a Madrid, consiguiendo a los dos años ser nombrado Maestro de Capilla de San Vicente en Donostia, creando la Escuela de Tiples, dando a su nuevo coro parroquial el mismo nombre que en Francia, Sine Nomine. Su trabajo fue fundamental y de tan grande impacto en el canto gregoriano, con el uso del Liber Usualis, dejando importantes discípulos que han dado peso y consistencia al Coro Donosti Ereski. Falleció en 18 de noviembre de 1968 y ahora que se cumplen 50 años de ese óbito, bien se merece un sonado y hermoso homenaje. ¡Oído cocina!

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