Diego Vasallo: «Me apetece pelear por mi espacio en la música»
El ex Duncan Dhu se siente «rejuvenecido musicalmente hablando» y publica este viernes un nuevo álbum «con más luz», 'Las rutas desiertas'
Este viernes sale a la venta y distribución en plataformas el nuevo disco de Diego Vasallo (San Sebastián, 1966), 'Las rutas desiertas', ... fruto del afianzamiento que supuso el anterior. Ha vuelto a grabar con el guitarrista y productor Fernando Macaya en su estudio de Santander. Y ha renunciado a las casas discográficas, porque «ofrecen cada vez menos, las promociones son inexistentes, la inversión es escasa y lo que te llevas de beneficios es bastante menos que si haces una autoedición. Te lo tienes que currar, pero tampoco es tan complicado. Y la libertad de hacer lo que te da la gana está muy bien», asegura.
- Parece que este disco llega bastante seguido del anterior, pero resulta que ya han pasado más de tres años. ¿El tiempo pasa rápido?
- La verdad es que soy bastante lento para preparar un disco, pero no tengo plazos ni prisa, saco discos cuando tengo canciones y creo que merece la pena. En ese aspecto soy muy libre, no tengo contratos ni compromisos.
- ¿Eso es aplicable a todo lo que hace, la pintura o la poesía?
- Sí, incluso más aún, yo pinto a mi ritmo y si sale una exposición, la hago, sin más. Y también hay periodos largos en que pinto muy poco, ahora con la edición del disco me resulta muy complicado pintar.
- Se diría que con 'Baladas para un autorretrato' encontró una nueva vía y un reconocimiento que quiere aprovechar. ¿Está en vena?
- Ese disco me sirvió para volver a estar en el circuito musical, porque me había tirado muchos más años sin publicar. No me había retirado, pero estaba fuera de la industria. Y ahora no quería dejar pasar más tiempo porque me apetece pelear por mi espacio.
- ¿Encontró en el guitarrista Fernando Macaya el impulso para emprender un nuevo camino?
- En el disco previo, el último que hice con Suso Saiz, 'Canciones en ruinas', había llegado a un callejón, no sé si sin salida, pero casi. Estuve muchos años sin grabar, y en 2016 Macaya me forma una banda nueva y se revitalizan las posibilidades, las ganas y la motivación. Quizás se deba también a mi propio momento personal, me encuentro con ganas, y tengo una ilusión renovada por la música, que en ciertos periodos ha estado más apagada. En los últimos años he vuelto a consumir mucha música, a ir más a conciertos. Me siento, entre comillas, rejuvenecido musicalmente hablando.
- En ese sentido, ¿'Las rutas desiertas' es hermano del anterior?
- No hay cambios drásticos, pero la paleta se abre. El anterior era más monotemático, en este tocamos más palos. Las canciones se diferencian mucho unas de otras. Hay rock & roll, blues sucio, canciones muy acústicas... también hay más registros, incluso vocales, aunque los tonos son graves. Por lo demás la producción ha sido parecida y la banda es prácticamente la misma.
- También hay canciones musicalmente más alegres, 'Cargamento' recuerda a J. J. Cale...
- Creo que es un disco menos oscuro. Siempre se me ha puesto la etiqueta del 'compositor oscuro', por las letras y la forma de cantar. Sin llegar a extremos coloristas, creo que hay más luz en este disco, en general. Nos planteábamos que hubiera un tono distinto para cada canción, trabajamos cada una de un modo diferente en arreglos, y en tono de voz.
- Sin embargo comienza con un tema de tono derrotista, de vuelta de todo, y que se titula 'Mi historia'. Ahí dice: «Mi historia tuvo prisa y ahora ya no se mueve».
- Pero esa es una derrota existencial, pero asumida, no entendida como algo negativo. Es la derrota de la propia vida que nos vence siempre. Es esa aceptación de la madurez y de que vas envejeciendo, pero es una aceptación un tanto plácida, creo que no hay angustia por ese paso del tiempo.
«Hablo de la madurez y de ir envejeciendo, pero con una aceptación un tanto plácida»
- Pero sí hay melancolía...
- Eso sí, me parece que es ya una marca de la casa... Nunca he tenido una gran voz, ni me llegué a considerar cantante, pero a fuerza de hacerlo te conviertes en un cantante. Esa voz íntima y baja me sale de una manera muy natural, y eso se traslada a la puesta en escena, al directo y a toda la propuesta musical. Pero no veo amargura en mis letras, sino aceptación de que las cosas son como son, los años van pasando y vas encontrando tu posición tanto vital como creativa. Me siento muy cómodo en mi posición actual, peleando por ese pequeño espacio que hoy día es difícil ganártelo. No tengo grandes aspiraciones ni me marco objetivos.
- En este disco la voz es menos rota, más cálida, y hay canciones muy emotivas, como 'Allí te esperaré' o 'Intemperie'.
- 'Allí te esperaré' salió a última hora y la hicimos en un par de tomas. Luego se añadieron algunas cuerdas y teclados. Es casi como una despedida y una declaración al mismo tiempo, pero creo que parte de la emoción de la canción está en que siempre hay una esperanza de reencuentro. 'Intemperie' la veo más desolada, y también es una canción más experimental, y más desnuda en los arreglos. Quiere reflejar un ambiente, más que una historia, y es un ambiente más inhóspito.
- ¿Hay más ficción de lo que parece? En el trato personal no es tan apesadumbrado y oscuro como en sus canciones, ni mucho menos. ¿Le gusta jugar entre la persona y el personaje?
- Siempre hay un elemento literario en las canciones, y en toda creación artística hay un cierto juego. El arte no debe confundirse con la realidad, está en otro plano. En géneros aparentemente tan realistas como los diarios hay literatura también, y está bien que así sea. Los autores cuando nos proyectamos en una canción somos también un personaje, y hay que alimentarlo para hacerlo más interesante desde un punto de vista literario o musical. Tiro de materiales autobiográficos o de la vida cotidiana, pero luego hay literatura.
«Me siento muy vasco y creo que mi obra refleja el entorno en el que me he criado»
- Últimamente esa confusión entre autor y personaje puede ser bastante peligrosa...
- No hay que confundir la obra creativa con la persona, sobre todo a la hora de valorar una obra de arte. Si aplicamos a la obra una valoración moral a partir de comportamientos de los autores, el arte quedaría diezmado, porque está lleno de personajes impresentables. Lo que se pone en boca de un personaje no es necesariamente lo que opina su autor. En mi caso no creo que me haya construido un personaje ficticio, no hay una distancia enorme entre el autor que aparece en este disco y yo mismo, pero sí hay recursos literarios y musicales. Desde luego, no me levanto por la mañana y me pongo el traje de rockero oscuro.
- Como pintor solo utiliza dos colores, el negro y el ocre. ¿En la música tiene una paleta mayor?
- No creo que hay mucha distancia entre mi pintura y mi música, comparten un mismo tono. Me gusta la oscuridad, el blanco y negro, la niebla... también refleja bastante bien de dónde soy. Tu entorno también te hace como artista, y yo me considero un artista muy de esta tierra, y creo que se refleja en las canciones. Me siento muy vasco y creo que mi obra refleja el entorno en el que me he criado. Eso sí, me gustan las obras que, siendo muy de un lugar, se abren mucho al exterior y al resto del mundo.
- Pero nunca ha entrado en el terreno político-social...
- No me interesan las canciones muy apegadas a la actualidad en la que estamos inmersos. He huido del discurso pegado al telediario. Eso no quiere decir que uno no tenga su opinión de las cosas y su mirada como artista, aunque en mi caso esté más tamizada. Con esa mirada sombría de lo que nos rodea ya estoy diciendo mucho de cómo veo las cosas. Pero huyendo del eslogan.
- ¿Le han dicho que le falta compromiso social?
- Sí, muchas veces. Yo puedo tener compromiso social a nivel privado, parece que todo lo de los artistas tiene que ser público y tenemos que opinar de todo. El artista puede sacar a la luz lo que considere, pero se puede guardar muchas otras cosas. Me reservo ciertas ideas políticas o compromisos sociales que no tengo por qué proclamar solo por ser artista. A mí me chirrían muchos discursos de artistas que opinan de todo, son muy libres de expresarse, pero a mí me resultan cansinos.
- Esa guitarra que compró en los comienzos de Duncan Dhu en Londres indica que su afición a las cosas antiguas le viene desde joven.
- Me viene de siempre, sí, y muchas veces me he preguntado por qué. En Duncan Dhu con 17 años ya nos gustaba lo retro y lo vintage, y los sonidos viejos, que luego ha habido mucha gente que los ha reivindicado y los ha tratado de recuperar. A mí me han seguido gustando siempre. Muchas de las influencias que tenía entonces siguen estando en mi música. El otro día volví a escuchar el primer álbum de los Violent Femmes, que nos volvía locos, y me sigue pareciendo igual de bueno. También es verdad que hay cosas que te impactan en la adolescencia o en la juventud que se te quedan para siempre. Por otra parte se van sumando cosas, y ahora creo que tengo muchos menos prejuicios, intento escuchar y ver el arte con los mínimos prejuicios posibles.
- Pero esa tendencia a lo antiguo ha ido impregnando toda su obra.
- Es verdad que tengo una especial querencia por las cosas y las obras en las que se ve el paso del tiempo. Me pasa también con la preservación de los edificios de esta ciudad y de otras, y me gustaría que se hiciera un mayor esfuerzo por un tipo de ciudad que hemos conocido y que muchos llevamos muy dentro. Quizás tiene un componente sentimental, pero no por ello es menos válido. Ese tipo de ciudad en la que nos hemos criado ha dado mucho carácter a Donostia, y a muchos nos duele que se pierda. El paso del tiempo enriquece mucho las obras de arte, adquieren otra textura.
El 15 de marzo, concierto en el Principal
Comienza ya a presentar 'Las rutas desiertas' en directo, aunque aún se están cerrando fechas. El primer concierto será en el teatro Juan Bravo de Segovia el próximo viernes 14, y el siguiente en Donostia, el 15 de marzo, en el teatro Principal. Un salto de aforo considerable, teniendo en cuenta que el anterior fue en el Club del Victoria Eugenia, que se quedó pequeño. «La banda está bien formada y me apetece aprovecharla, y defender el disco en directo, es un reto», afirma Vasallo. «Durante muchos años estuve haciendo muy pocos conciertos. Pero con el disco anterior empecé a sentirme más a gusto en el escenario, y a ver el directo casi como un proyecto en sí mismo, y que merece la pena».
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