M.O.U. debuta con un acuerdo entre generaciones donostiarras
El grupo formado por exmiembros de Exocet y Los Ojos de Carmen presenta mañana su disco en Kutxa Kultur Kluba
Tiene mañana su puesta de largo para presentar su primer álbum con un concierto en Kutxa Kultur Kluba (21.00 horas, entrada gratuita), pero ... ese debut se sostiene sobre las cuatro décadas de experiencia que varios de los componentes del grupo acumulan en el pop-rock donostiarra. Y con la energía de una generación más joven a la que pertenecen parte de los miembros de la banda. M.O.U. (Memorandum of Understanding), lleva dos años gestándose, con la tranquilidad que da «no tener más pretensiones que la de hacer las cosas bien», y sin «la presión» de los años jóvenes en que «intentábamos vivir de la música».
La voz de Carlos Escribano puede ser el primer signo identificativo de esta banda con nombre de acuerdo político internacional, dado que el cantante y guitarrista estuvo desde comienzos de los 80 en grupos como Atman, tuvo un éxito significativo en las radiofórmulas con Litus Van y su 'Don't You Know That Invention' y ya en los 90, con Los Ojos de Carmen, gozó del padrinazgo de Duncan Dhu: acompañaron al dúo en una gira, grabaron en la misma discográfica y Diego Vasallo produjo algunos de sus discos.
También el batería Jon Sertutxa recorrió escenarios como parte de Exocet, uno de los grupos donostiarras con más repercusión en los primeros 80, con sus conciertos en Rock-Ola y su fichaje por el madrileño sello Discos Victoria, con el que grabaron uno de sus dos discos. Historias que terminaban pronto en unos tiempos en que no era fácil dar continuidad a un éxito o a una banda. Luego Jon se pasó a la guitarra y la voz y formó parte de Trinomial, que publicó 'Atemporal' en 2014. Ahora en M.O.U., por las «casualidades de ir encontrándose», figura también otro veterano de la escena local, el bajista Jose Ferreres (Atman, África), junto a los teclados de Olga F. Oyaga.
Desafíos
Pero también hay una generación más joven en M.O.U., con el guitarrista Iñaki Hernández, 30 años, que «es una pieza fundamental, en realidad es el primero que llegó a lo que fue el germen de este grupo. No hemos contratado a un joven, sino que él se ha rodeado de veteranos», comenta Escribano. Iñaki viene sobre todo del blues y del rock clásico, «es un gran músico y su guitarra destaca mucho en el grupo. Le gustan los desafíos y tiene un gusto exquisito», define Escribano. El sector joven empuja también con los coros de Alaitz Lacunza y María Hidalgo, que completan la formación.
El primer álbum de M.O.U., tras un EP de ajuste y consolidación, está disponible desde hace un par de meses en Txabolorecords.com y combina la doble tendencia, entre la revisitación de clásicos diversos como 'Heaven', de Psychedelic Furs, o 'Green River', de Creedence Clearwater Revival, y las composiciones propias que pretenden aunar las múltiples influencias por las que han transitado: blues, rock, pop, funk...
«Se han ampliado las opciones para tocar, grabar y difundir, y es una gran ventaja»
«Queremos que M.O.U. tenga una identidad de grupo, no que sea una suma de individualidades», explica Escribano. «Esta libertad que tenemos ahora de tocar, crear música y disfrutar de ello, es impagable. Cuando estás en una etapa en que quieres vivir de la música tienes una obsesión que te mediatiza».
Sertutxa también ve hoy otras ventajas: «Ahora te grabas en los ensayos, en casa te lo estudias y le das vueltas, no estás tan atado al trabajo en grupo. En nuestro caso tener como miembro del grupo a un técnico de sonido como Jose Manuel Aldarondo es fundamental para escucharnos y construir un sonido y una producción trabajados». Los tiempos han cambiado, y creen que para bien: «Se han ampliado mucho las opciones para tocar, grabar y difundir, también se ha ampliado el número de grupos. Ahora pueden estudiar música desde jóvenes, nosotros nos poníamos un disco e intentábamos imitarlo, no teníamos más».
El concierto de mañana, después de los dos de 'calentamiento' que realizaron en El Andén y La Cripta, pretende poner en escena ese concepto global. O ese certificado de entendimiento, como indica su nombre, entre generaciones y estilos del rock donostiarra.
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