Dama del silencio

Su monográfico Schubert comenzó con el 'Impromptu nº 1 en fa menor', que abordó con cierta agresividad, potencia y bravura en los acordes repetidos. Fuerza y energía sorprendentes para una señora de 72 años y físico frágil. En el 'nº 2 en la bemol mayor', con un primer tema en el que es necesario dar sentido a la melodía que aparece en los agudos de los acordes, optó por contrastarlo enormemente, extrujando la gama de pianos, con el segundo, más grave y fuerte, en el que volvió a asomar su energía. Fue increíble la personalidad que dio a cada frase y, especialmente, cómo dejó que los silencios tuvieran su espacio, jugando con el tempo y creando cierto deseo. El detalle a cada variación caracterizó el 'nº 3 en si bemol mayor', de timbre hermosísimo, adecuado pedal y preciosismo sonoro. Coronó la serie de Impromptus con el 'nº 4 en fa menor', con vigor y sensibilidad.

Pocas veces se habrá escuchado la 'Sonata D. 894' con tanto sentido y vida como ayer. Uchida hipnotizó con su riqueza sonora y su musicalidad, valiéndose de una autoridad ante el piano con la que dotó de identidad propia a cada motivo, del más delicado a los que exigían toda la contundencia y brillantez. Dama del tiempo y del silencio, regaló expresión pura de un Schubert que nos habló con elocuencia desde su piano. Muy artista.