El corazón del rock & roll cumple 30 años
Bloody Mary ·
Más que una tienda es centro de bombeo del rock en Gipuzkoa,con la venta y edición de discos, la organización de conciertos, y la pasión intactaAhí está, con su fachada de madera roja y su logotipo dibujado, con el local repleto de discos, fanzines y tocadiscos antiguos, y en permanente actividad, de lunes a viernes en la tienda física de la calle Cipriano Larrañaga, 9, de Irun, y las 24 horas a través de internet. Bloody Mary cumple su 30 aniversario el próximo octubre, después de ver pasar de lado las crisis del vinilo, de la piratería, del pequeño comercio en general. Porque Bloody Mary no es una tienda, es el corazón del espíritu del rock & roll en Gipuzkoa a través de la venta y la edición de discos, la difusión de grupos, la organización de conciertos y el contagio permanente de Juancar García, y de su familia, por su irrefrenable pasión.
Mientras charlamos, Juancar mira de vez en cuando de reojo el ordenador. «Es que no paran de entrar pedidos por internet», como si no pudiera demorarse mucho, que se le acumula el trabajo. Para entonces ya ha cumplido su ritual ante cualquier cliente o amigo (en su caso suelen ser sinónimos) que entre en la tienda. «¿Has escuchado este grupo nuevo, L'Épée? Colabora la actriz Emmanuelle Seigner y los de Limiñanas, muy bueno, te lo pongo». Ya está sonando. Esa es la esencia de Bloody Mary: «Es algo que me sale, mucha gente viene y me dice 'venga, Juancar, sácame un disco, algo que me pueda gustar'. A los que hemos estado en el mundo de la música nos ha gustado siempre rebuscar y seguir rebuscando, y encontrar ese grupo que no encontramos por ningún lado y nos apasiona. Mantengo esa pasión».
«Al estar especializados, las crisis no nos han afectado. Para nosotrosel vinilo no ha vuelto, porque nunca se ha ido»
Abrió la tienda con su mujer Idoia en octubre de 1990. «Cuando empezamos había muchas tiendas de discos, y tratábamos de ofrecer lo que no vendían los demás, no teníamos las cosas de la lista de éxitos, ni nada así». Enseguida empezaron a ir a ferias de discos «para darnos a conocer» y elaboraron «un catálogo con las novedades, para vender por correspondencia. Y el teléfono sonaba todo el rato. La gente venía a la tienda, pero no era tanta como lo que nos pedía por correo. Poníamos anuncios revistas y nos hacían pedidos de toda España». Eso también sigue igual, pero con pedidos por internet, y sin fronteras.
Las crisis se han sucedido en estos 30 años, «pero al estar especializados no me han afectado», asegura Juancar con toda naturalidad. «Cuando las multinacionales impusieron el CD y los vinilos parecían cosa de marcianos, nosotros seguíamos vendiendo vinilos igual, había cosas de importación de Estados Unidos y las traíamos. Ahora la cosa ha dado la vuelta por completo, pero para nosotros no ha vuelto el vinilo, porque nunca se ha ido».
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¿La piratería? Tampoco afectó: «A nuestro público la piratería se la sopla totalmente, si le gusta un disco se lo compra, y si no se lo compra es solo porque no tiene suficiente dinero. A nosotros nos encanta internet pero para buscar referencias, información, contactar con grupos, comprar o vender discos».
Entran despistados en la tienda. «¿Tienes recambios de agujas? ¿Dónde puedo comprar CDs vírgenes?». No, en Bloody Mary no hay recambios, ni se venden ni compran discos de segunda mano. Solo novedades, y fondo de catálogo de la inmensa historia del rock. Tampoco hace milagros: «Una señora se empeñó en tararearme una canción para que la identificara».
«No soy nada nostálgico»
Bloody Mary sigue estando a la novedad, aunque siempre con sus parámetros estilísticos. «No soy nada nostálgico», declara tajante Juancar. «No creo que hace 30 años el 'underground' estuviera mejor que ahora. Nuestro mundo siempre ha sido minoritario, solo tratamos de mostrar que hay más cosas en la música de lo que parece. En ese sentido sigo teniendo un espíritu punk, que es vivir el presente, no seguir oyendo el mismo disco de hace cincuenta años. Creo que Bloody Mary ha sido lo que yo soy, un buscador de esas bandas que de por sí no salen en los medios, buscar la actualidad de lo que no está en primer plano».
Pero, atención adanistas, «echar la vista atrás para conocer a otros artistas que nos han precedido es esencial», advierte Juancar. «Nadie puede aprender solo del presente. Los jóvenes ahora tienen más décadas de rock para investigar. Eso para mí es maravilloso».
Ver disfrutar al artista
El mismo empuje aplica a los conciertos que organiza desde hace casi tres décadas también, en los 80 en la Jam de Bergara, ahora en Intxaurrondo, en Zarautz, en Andoain, en el Apolo de Barcelona: «Yo no soy un promotor, el promotor hace conciertos para ganar dinero. Lo principal para mí es esa pasión por los grupos, hacer posible que el artista se presente, que toque, que disfrute. Evidentemente tengo que tener mucho control para que la pasión no me arruine». Pero para Juancar es imprescindible el contacto humano, «llevar a cenar a los artistas, charlar con ellos... Ver que un tío tan importante como Thurston Moore es tan majo y tan cercano no tiene precio».
«Poder ver un concierto en Intxaurrondo o Dabadaba, con tu cervecita, delante del grupo, es el mayor lujo para una ciudad»
Que no le hablen de macroconciertos: «Fui a ver a los Rolling Stones en el famoso concierto de la lluvia en Madrid en 1982 y no lo he pasado tan mal en la vida. Estar en salas como la de Intxaurrondo o el Dabadaba, con tu cervecita y delante del grupo, es el mayor lujo que podemos tener en una ciudad». El único festival que disfruta es el de Andoain, que no se parece a ningún otro y lleva doce años organizando. «Los conciertos son gratis, en la plaza, llevamos grupos semidesconocidos y se llena, y cada vez va más gente. El público va a escuchar la música, no a otra cosa. Por eso hacemos una pausa a la hora de cenar, para que la gente no se pierda nada». Puro Bloody Mary.
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