«Cantar las obras compuestas para los castrati es casi para morirse y me lleva hasta mi límite»
philippe jaroussky | contratenor ·
Es, sin duda, el contratenor actual más famoso del mundo. Philippe Jaroussky (Yvelines, Francia, 1978) ofrece hoy en el Kursaal un homenaje a los dos ... castrati más relevantes de la historia, Farinelli y Carestini, junto a la agrupación Le Concert de la Loge que lidera Julien Chauvin. El concierto permitirá disfrutar de una voz que sigue impresionando tanto a los melómanos más exigentes como a los aficionados.
– ¿Por qué un concierto en torno a dos castrati tan famosos?
– Soy un gran fan de Carestini, aunque es menos conocido que Farinelli. Uno de mis primeros discos hace veinte años está dedicado a Carestini y algunos años más tarde hice también un CD en torno a Farinelli y la música de Porpora. Haendel trabajaba en el teatro en Londres en 1735 y competía con otra compañía dirigida por Porpora, que era también un reconocido compositor y profesor. Porpora sabía que tenía que competir con Haendel y le pidió a Farinelli, que por aquel entonces era el cantante más famoso de Europa, que fuera a Londres. Farinelli fue y Haendel decidió aliarse con alguien que pudiera competir y contactó con Carestini, aunque éste y Farinelli se odiaban. La competencia entre ellos se alargó durante dos años y durante ese periodo Porpora compuso la que quizá es su mejor ópera, 'Polifemo' –mucha gente conoce el aria 'Alto giove', que interpretaré en el concierto–, y Haendel, una de sus más hermosas piezas, 'Ariodante'. Con este programa pretendo imaginar cómo los cantantes inspiraron a los compositores. Diría que 'Scherza infida' es una declaración de amor hacia la voz de Carestini por parte de Haendel y 'Alto giove' de Porpora hacia Farinelli.
– ¿Cómo es el programa desde el punto de vista vocal?
– Es muy exigente. Estamos hablando de dos monstruos del canto y yo soy un cantante de nuestros días. No pretendo cantar como Farinelli o Carestini, quiero que el público se pueda hacer una idea de cómo cantaban ellos. Seguramente, la mayor diferencia entre ellos y yo es el control del pecho. El suyo se desarrollaba mucho y por eso, en las caricaturas se les representa siempre como muy altos y gordos. Yo soy un cantante moderno y tengo que respirar mucho más que ellos. Pienso que tuvo que ser muy impresionante escucharles. Farinelli era capaz de cantar sin respirar durante un minuto.
«No pretendo cantar como Farinelli o Carestini, quiero que el público se pueda hacer una idea de cómo cantaban ellos»
– ¿Por qué es más conocido Farinelli que Carestini?
– En España Farinelli era muy conocido porque cantaba en Madrid e incluso tenía poder político. Además, provenía de una familia aristocrática, recibió una muy buena educación cuando la mayoría de los castrati eran de origen muy humilde. Algunos de ellos eran 'chicos malos', como Carestini. Farinelli, en cambio, era muy dulce de carácter. Siempre me ha fascinado porque creo que mi carácter se acerca más al suyo, ¡un tipo bastante dulce! Pero también me fascina esa lucha entre ambos castrati.
– Además de por el hecho de emular a los castrati, ¿hay más dificultades añadidas en el programa?
– Incluye 'fuegos artificiales' en cuanto a coloratura, notas graves, agudas... en arias que he cantado durante veinte años y que seguramente no volveré a cantar, por eso intentaré dar lo mejor de mí y por eso emociona mucho esta gira que termino en San Sebastián.
– Ha comentado que Porpora compuso sobre todo para Farinelli y Haendel para Carestini. ¿Qué similitudes y diferencias había entre sus voces?
– Efectivamente, hay similitudes y diferencias. Los dos cantaban como sopranos, pero también los dos tenían capacidad de cantar como contraltos, y también muy grave. Yo tengo mi propia idea sobre el color de sus voces. Considero que el de Farinelli era mucho más puro y el de Carestini más oscuro. Muchos críticos dicen que Farinelli era capaz de hacer cualquier cosa con su voz, que no tenía límites, pero que no era un buen actor. Carestini, problablemente, no era siempre tan perfecto en cuanto a su técnica, pero era grande sobre el escenario. También sabemos que Carestini era excepcional interpretando arias lentas, porque tenía una voz profunda, cálida y poderosa, mientras que a Farinelli lo imagino con una voz muy delicada, con una capacidad increíble para cantar infinidad de notas. De hecho, era muy conocido por su capacidad de pasar rápidamente de notas graves a agudas, ¡sin mover los hombros!
«La mejor manera de emocionar al público es ser uno mismo, conectar con la música y transmitir»
– ¿En qué medida diría que han influido los castrati, y concretamente estos, en la historia de la música?
– No hay duda de que ejercieron una gran influencia. En uno de los bises cantaré el aria 'Verdi prati' de 'Alcina'. Haendel la escribió para Carestini y se trata de una melodía muy simple, con cuatro notas. Dicen que Carestini se puso muy furioso y en un principio se negó a cantarla porque era demasiado simple. Haendel hizo que la cantara y se convirtió en el aria de mayor éxito de la ópera, lo que significa que el compositor estaba intentando proponer algo más sencillo, con menos elementos acrobáticos y esto luego influyó en la reforma de Gluck. Probablemente sea cierto que algunos cantantes añadían elementos que cambiaban el estilo. Por otra parte, creo que hay una especie de fascinación por parte del público, no por la historia, porque al mismo tiempo es una tragedia, pero sí por imaginar cómo sonarían esas voces. Es difícil de entender que en este periodo se castrara a los niños para lograr que preservaran su voz. Es una monstruosidad, por supuesto, pero existe esa fascinación por saber cómo cantarían. Por ello, el objetivo de un programa como este es también alimentar la imaginación del público.
– ¿Ese es su principal objetivo?
– Sí. Quiero que la gente se imagine que está en esos dos teatros de Londres y que escucha a Farinelli y a Carestini, y que compruebe cómo los compositores ofrecían lo mejor de sí mismos, aunque fuera solo para sobrevivir, porque no tenían éxito. Y quiero dar a conocer la edad de oro de la técnica vocal. Además, este programa es para mí una celebración, porque algunas de estas arias hace ahora veinte años que las canto y para mí es también como volver y después de esta crisis, ofrecer al público verdaderos fuegos artificiales, esta música que es irresistible, para morirse, me atrevería a decir, porque es tan acrobática. Y, por supuesto, cantar este programa me empuja hasta mi límite.
– ¿Se siente entonces incómodo en este repertorio?
– Cuando canto este repertorio me gusta decir que hay que ser modesto, porque no pretendo ser ellos. Pero, cómo no, trato de hacerlo lo mejor posible. Trabajo mucho en torno a estas arias, pero a veces también me siento frustrado. Es una música que exige mucho. Cuando haces un programa como este, no puedes pretender ser perfecto todo el rato, asumes riesgos. Y, además, probablemente, lo más importante sea que, junto con los músicos, junto con Le Concert de la Loge y Julien Chauvin, seamos capaces de hacer llegar la energía, comunicar al público. Poner el foco en la expresión y no en la perfección de cada nota.
– ¿Es la orquesta de instrumentos originales Le Concert de la Loge el conjunto más idóneo para este repertorio?
– Sí, porque conozco a Julien Chauvin desde hace veinte años. Es un violinista fantástico y me siento muy cómodo con él. Tiene un muy sólido sentido del ritmo y eso es muy importante cuando interpretas un programa así, para lograr los 'tempi' adecuados. También es muy importante pedir a los músicos que acepten apoyarte, acompañarte, lo que hace posible que cada músico esté conectado conmigo. Intentamos mejorar los detalles concierto a concierto. Tenéis la suerte de que el de San Sebastián sea el último, porque probablemente el hecho de haber ofrecido varios conciertos antes será un plus, porque me siento cada vez más cómodo.
«Hay gente que dice que los contratenores están de moda. Yo creo que vamos a permanecer y no solo en el mundo de la ópera»
– Usted ha destacado a lo largo de su carrera por la belleza de sus agudos, pero creo que su principal objetivo no es impresionar con ellos, sino emocionar desde la simplicidad del canto. ¿Diría que lo ha conseguido?
– Creo que lo más difícil cuando eres un cantante de ópera es que cantas sin micrófono, por lo que tienes que ser muy eficiente con tu voz. Por eso, a veces te centras solo en producir el mejor sonido que puedes interpretar y no tanto en los sentimientos y en las emociones. Yo trato de encontrar la técnica en la que mi voz suene bien, pero busco que también contenga algo más, que no sean solo sonidos. Creo que lleva mucho tiempo lograrlo, es el trabajo de toda una vida. La mejor manera de emocionar al público es ser uno mismo, conectar con la música y transmitir. Si no lo haces matas la poesía. Y conseguir este equilibrio no es fácil.
– Gracias a su fama ha conseguido dar a conocer la voz de contratenor. ¿Cree que queda aún trabajo por hacer?
– He visto un gran paso adelante. Los contratenores no participaban del mundo de la ópera y ahora hay más, con infinidad tipos de voces diferentes, y me pongo muy contento cuando conozco a algún joven contratenor que me cuenta que decidió empezar a cantar como contratenor cuando escuchó uno de mis discos. Cuando doy clases a estudiantes que se preparan para ser contratenores trato de compartir mi experiencia con ellos. Hay gente que dice que ahora los contratenores están de moda, pero yo creo que vamos a permanecer y no solo en el mundo de la música clásica.
– ¿En qué momento de su vida decidió ser contratenor y qué le llevó a ello?
– Era violinista y fui a un concierto que ofrecía un contratenor en París. Tenía 18 años cuando escuché ese tipo de voz por primera vez y me maravilló. Pensé que yo podría cantar así. Fue como una especie de revelación. Recuerdo que me reuní con mi profesora, canté un aria para ella y me dijo: «Tu voz es agradable, pero es bastante pequeña y no estoy segura de que te puedas convertir en un contratenor», a lo que yo le respondí: «Créame, yo seré un contratenor». Y esa es para mí la definición de la palabra vocación. Casi en una tarde, pude imaginarme con mi voz, trabajando en esto y preparándome. Por eso creo que no te conviertes en un contratenor, sino que lo eres. Por supuesto, después tuve que trabajar, prepararme durante muchos años, pero para mí siempre fue más fácil cantar con esa voz que con mi voz de barítono, era más divertido, más sencillo, más flexible... y por eso fue obvio elegirlo.
EL CONCIERTO
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La obra. Homenaje a los dos castrati más famosos de la historia, Farinelli y Carestini, junto a la agrupación Le Concert de la Loge que lidera Julien Chauvin
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Lugar: Kursaal
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Fecha: Hoy a las 19.30 horas
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Precios: Entre 28 y 55 euros.
– A día de hoy tiene un repertorio amplio que incluye música del XIX y contemporánea, dando validez a su instrumento en otros estilos. ¿Lo vive como una lucha contra los estereotipos?
– Sí. Por ejemplo, lo que voy a cantar en San Sebastián es un repertorio compuesto para castrati, no está escrito para mi voz. Como contratenor resulta muy interesante abrir el repertorio y abordar cosas diferentes, seguir tu instinto. Yo, por ejemplo, canto música de muchos compositores franceses, como Fauré o Debussy, y mucha gente dice que por qué canto algo que no está escrito para contratenor. En el fondo nos resulta muy práctico, porque no hay casi nada escrito para contratenor. Entonces, ¿por qué no elegir lo que uno mismo quiere cantar? Siempre me he considerado más un músico que un contratenor. Quizá por eso sorprendo haciendo música, o tal vez porque quiero probarme algo a mí mismo, no lo sé. Me gusta la idea de asumir riesgos.
– En los últimos años se ha volcado también en la dirección. ¿Por qué?
– Como he dicho antes, siempre me he considerado más un músico. Lo cierto es que era músico antes de convertirme en cantante y, probablemente seguiré siendo músico cuando deje de cantar. No me veo a mí mismo cantando como contratenor cuando envejezca, y siempre quise dirigir. El año que viene dirigiré mi primera ópera y será un momento muy importante en mi vida, aunque también me aterra.
– ¿Cómo ha vivido la pandemia? ¿Se siente diferente en algo?
– Diría que la pandemia no ha cambiado mucho nuestro trabajo, pero no es fácil. Los artistas debemos luchar mucho más con cosas como viajar todo el día con la mascarilla puesta, mostrar el certificado de vacunación cada vez que vamos a algún lugar... Por supuesto, tenemos que volver a actuar, porque estamos muy contentos de que las salas de conciertos estén otra vez abiertas, pero tampoco es fácil para el público. Debemo agradecerle que haya regresado a las salas de conciertos. Por eso ahora intento disfrutar al máximo de cada concierto, porque al menos podemos actuar. Para las jóvenes generaciones es más complicado, porque yo tengo mi carrera hecha, pero para los que empiezan la situación es aterradora. Y no lo sabemos, tal vez perdamos a parte de esos artistas, porque quizá se verán obligados a hacer otra cosa.
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