Andrés Calamaro: «Soy un ácrata que no reconoce gobierno ni asamblea que recorte nuestra libertad»
Andrés Calamaro (Buenos Aires, 1961) regresa el próximo viernes al Kursaal para presentar 'Cargar la suerte' (2019)
Con más de 40 años de vuelo en la música, el argentino accedió a responder a este periódico sólo a través de un cuestionario remitido ... por e-mail, antes de la polémica por su supuesto apoyo a Vox. No obstante, el artista habla sin pelos en la lengua con un discurso en el que confluyen la sinceridad, la ironía, la heterodoxia y también un punto críptico e iluminado.
- En un tiempo en que la tauromaquia no es muy popular, ha titulado el disco con una expresión taurina. ¿Se lo pensó dos veces?
- No. Quizás sí tuve más de un título disponible y 'Cargar la suerte' es un concepto torero con sonoridad metafísica para todos los públicos. No soy pudoroso con mis convicciones ni tengo estrategias en la demagogia. Estoy educado para pensar en libertad y hacer lo que quiero: soy un ácrata que no reconoce gobierno ni asamblea que recorte nuestra libertad.
- Cargar la suerte alude al modo de entrar al toro, a meter la pierna para torear de cerca. ¿Eso quería hacer con el nuevo repertorio?
- Me gustaría poder contestar que sí pero no. Fue una grabación funcional y exquisita, registramos todos los instrumentos en cuatro días. Fuimos como soldados con la misión de grabar un disco, pero no arriesgamos como en 'Honestidad brutal' (1999) o en 'El salmón' (2000).
- Pues muchas reseñas ponen el nuevo disco a la altura de esos dos...
- Para 'Honestidad Brutal' necesitamos nueve meses grabando día y noche hasta cien canciones: nada se puede comparar con eso. Y 'Alta suciedad' es una cumbre estética a mi pesar, una de mejores grabaciones de fin de siglo.
- ¿En qué medida influye el pasado artístico de cada cual al hacer nuevas canciones?
- Supongo que la repetición es necesaria para algunas cosas, pero carezco de método y no tengo por conducta pensar o repetir fórmulas ni ser original. Este año escribí para dirigir cine, cosas nuevas.
- La hoja promocional habla de «rock and roll adulto», una etiqueta (AOR) que suele tener connotaciones negativas y alude a una música más bien blanda, cosa que no casa con su disco…
- No lo había pensado. Es otro el escenario, los adultos escuchamos rock y los más jóvenes están sometidos al algoritmo de los ritmos de moda. El AOR es funcional a otra época, ya había olvidado las siglas del siglo pasado. Hablando en serio, la música ya no tiene consistencia, no se puede tocar. Los antiguos discos, como los boletos para escuchar un concierto, son demasiado caros. Están acorralando al formato para que deje de existir, y abriendo una brecha entre los pudientes y los vulnerables.
- Quizá quien escribió el texto quería decir que el disco es una obra de madurez... ¿Lo cree así?
- Empecé muy joven en la música, era un adolescente. Solo podía mejorar con los años. Estaba entrenado para tocar casi cualquier cosa en el teclado, y eso no lo mejoré con la edad. Me encontré cómodo cantando después de los 30, pero alterábamos mucho el tiempo. A los 40 años seguía experimentando. No soy más maduro como compositor, pero estoy escribiendo mucho mejor que el año pasado. Este año soy otra persona, casi que lamento ser cantante.
- Todos sus discos nos devuelven, en mayor o menor medida, un reflejo suyo, pero, ¿cree que es más nítido en este último? Hay mucha primera persona, mucho tono confesional…
- Estoy un poco harto del tono confesional y son demasiadas canciones. La primera persona es casi un género literario y en algunos ámbitos académicos está mal vista. Pero en las canciones ocurre que la transición de la primera persona al oyente es completa, es un transplante. Creo que el público se mira en el espejo de las canciones.
- «Y no te pesan las pajas, te pesan los años / Y los reflejos del espejo son extraños», canta en 'Las rimas'. ¿Extraños en qué sentido?
- Podría estar diciendo que los años en el espejo pesan más que las pajas. Esta canción intenta dinamitar convenciones conceptuales que refluyen en la existencia miserable de las personas. Y no se corta un pelo en el intento.
- En ella mezcla rap y rock con muchas frases para subrayar como «Lo bueno de estar solo es que la soledad no miente».
- La soledad, según Schopenhauer, como refugio de espíritus excelentes. Estar solo es lo mejor que me pasó en la vida. Es una pérdida de tiempo sobrevalorar las relaciones, creer que el amor realmente existe y creerlo demasiado a menudo. Es la más clara manifestación del ego, es un disparate. No se puede vivir del amor.
- Dice ser feliz en soledad, supongo que porque la suya es elegida…
- Ahora la elijo, pero al principio fue un incidente sentimental. Como ocurre en este escenario, exageramos mucho con las sensaciones. Aquella mujer que me abandonó, me hizo el mejor regalo.
- «Vuelvo al frío infierno en los cuarteles de invierno». ¿Cuáles son los suyos?
- Mis cuarteles son vivir sin responsabilidades ni compromisos, cuando terminamos una gira o antes de empezar. Tener días al pedo para no hacer nada. El secreto de la felicidad.
- En 'Diego Armando canciones' vuelve a hacer un guiño a Maradona, pide respeto y se declara «harto de pagar peaje». ¿Ha pagado muchos?
- Peajes, mierda, los divorcios y los impuestos… Nuestro oficio de grabar discos está exterminado… Mejor no hablar de ciertas cosas.
- Hay bastantes referencias bíblicas y vuelve a aparecer hasta en dos canciones la lanza romana que remató a Jesucristo. ¿Qué le atrae de esa iconografía?
- Me agrada la interpretación guerrillera de la Biblia. Pienso en Judas como un cuadro revolucionario leal, dispuesto a todo, la persona de confianza de Cristo, no alguien que traiciona al líder por monedas. Soy un teórico autodidacta.
- Pese a su ateísmo, ¿hay en 'Adán rechaza' un anhelo de trascendencia cuando canta «Quiero vivir hasta que el padrecito me llame para empezar de nuevo / escribir mis mejores canciones y alegrar los corazones en el cielo»?
- La posteridad solo le interesa a la posteridad. No soy creyente. Espero que la parca me encuentre durmiendo dentro de muchos años. Advierto la densidad liviana de esos versos. Seré ateo, pero sé que existe la amalgama cultural de la fe que, según dicen, mueve montañas.
- ¿Y qué tipo de falsedad está denunciando en 'Falso LV'?
- Tengo pensamiento político dinámico, recuerdo cada conversación y aprendo mucho. En mi mesa se sientan casi todos y de todos los sectores. Soy un ciudadano insólito. En este escenario todo es teatro, soy escéptico en el escenario socialdemócrata; las opiniones son repeticiones vacías, estamos en un régimen publicitario comiendo mierda. Mi opinión personal, que importa poco, es compleja. Las pujas de las izquierdas, el corte transversal de los localismos, la pobre oferta socialdemócrata… No me tires de la lengua, prometí lealtad a la Constitución y al rey, a la bandera. Esta es mi gratitud por haberme dado todo, soy pragmático o reaccionario, liberal de manual, reaccionario amoral y cultural. Creo en la cultura integrada de los pueblos y en la fraternidad de las lenguas de España.
- «Cuando ladra la moral en modal inquisición, me corresponde cantar a la libertad», dice en 'My Mafia'.
- Caramba, el parámetro moral es un disparate, hay mucha gente equivocada: o piensan mal o lo dicen muy mal. La moral está instalada en la gran estafa eléctrica de las telecomunicaciones, es un disparate. La gente mira el teléfono todo el tiempo, escribe opiniones como si importara. La moral puritana está de moda, es un delirio. En América Latina, los impolutos operan en un escenario de pronóstico colonial, con excusas en la corrupción, el narcotráfico y el terrorismo. Mis amigos me enseñaron las lealtades insólitas de la camorra y, como dijo Nietzsche, «un asaltante es un hombre que trabaja siempre en circunstancias adversas».
- En este mundo, ¿los buenos amigos son la patria más confortable?
- Sin duda, sí. El de los buenos amigos es el único amor aceptable, entiéndase como construcción heterosexual. Con la base de la gratitud, el respeto y la amistad, nos exigimos buena educación, insistimos con el respeto. Bien entendida, la amistad es una patria, trasciende incluso las fronteras de un idioma, aunque, qué duda cabe, las palabras son el cemento de las conversaciones y la amalgama para entenderse, comunicarse y escribir versos.
- En 'Egoístas' parece estar ajustando cuentas consigo mismo al cantar «Perdón por mi egoísmo y mi falta de interés por los demás / Quise ser cordial, hice todo mal / El tango fatal / Del cañaveral»...
- La primera frase sí me gusta, pero lo demás es relleno: una frase buena y una retahíla de rimas de la casa. El egoísmo y la generosidad conviven como hermanos que pueden discutir o ponerse de acuerdo. El egoísmo de una sola persona no hace apenas daño… Quizás quise declararme misántropo y elegí una palabra más en boga. Ser generoso con mi amigo no es ser generoso: es tener un amigo.
- «Si no me voy, no sé volver». ¿Está ya en fase de regreso? ¿A dónde?
- Ni sé si voy o vengo. La recaudación nos tiene acorralados, siempre escapando. Estimado amigo, la cultura está acorralada, hay que ser sinceros porque somos la nación en el destierro, perseguidos por el diezmo y la catástrofe. En este contexto, regresar es imprudente. Soy un país de una sola persona.
- Lleva 40 años en la música. ¿Qué ve cuando mira atrás?
- No practico mucho la nostalgia, creo que es un mandato familiar. Ni sé quién fue mi bisabuelo. El rastro de los Calamaro se pierde en algún lugar de París o en el Este de Jerusalén. Soy amigo de Hebe de Bonafini, de las Madres de Plaza de Mayo. Tiene 90 años y empezó a marchar con 54 … Me dice: «Buen viaje, siempre hay tiempo, la vida es larga».
- ¿Y se ve retirándose algún día?
- Supongo que preguntas por las giras. Son el sustento, y no solamente el mío. Tengo proyectos musicales, suficientes como para no pensar en terminar de grabar discos. Sigo pensando la música en discos próximos y ahora estoy escribiendo para dirigir cine, es mi única ambición. Pero retirarme es tentador, siempre es una buena idea. Para mí, lo más próximo a la felicidad es evitar el mal humor y el trabajo.
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