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Pongamos que hablo del donostiarra Joaquín
Su promotora, su chófer y muchos amigos son guipuzcoanos. Sabina dice 'agur' a las grandes giras y Barbara Goenaga, Iñigo Argomaniz, Javier Gurruchaga y Pirata retratan aquí al poeta y al personaje
La actriz donostiarra Barbara Goenaga aún se emociona al recordar los últimos pasos de Joaquín Sabina por un escenario, el pasado domingo en Madrid. «Ahí ... llorábamos todos: el público, sus músicos, él mismo. Era un momento especial, la última vez que podíamos cantar juntos esas canciones que tantos tenemos grabadas a fuego. Por eso, entre sus himnos, hoy me quedo con 'Princesa', la última canción que cantó».
Sabina se despide de las giras y su leyenda entra en una nueva fase. Muchos de sus seguidores aún confían en que pronto vuelva a aparecer en un escenario en recitales más pequeños. Entre ellos, sus amigos guipuzcoanos. El autor de '19 días y 500 noches' mantiene una amplia vinculación con Donostia. Una empresa donostiarra, Get In, gestiona desde hace muchos años sus giras y ha diseñado este 'Hola y adiós' de despedida. Su chófer de confianza durante más de 25 años, Lucas Arizabalo, es de Errenteria y vive en Oiartzun (la fascinante historia con su relación se cuenta aquí al lado). Para Javier Gurruchaga y la Orquesta Mondragón escribió Sabina una treintena de canciones. Con el músico 'Pirata' comparte también vivencias. A todos ellos les proponemos un 'Pongamos que hablo de Joaquín'. Sabina, según el periodista irunés Jon Sistiaga, «merece el premio Cervantes, porque sus estupendas letras han llegado a la gente más que muchos otros escritores». Ya ha lanzado la candidatura.
Iñigo Argomaniz conoce bien al personaje y admira al poeta. Desde mediados de los 80 organiza los conciertos de Sabina en Euskadi y desde hace una década Get In, con sus socios, organiza las grandes giras del músico, incluidas las realizadas con Serrat. «Todos sabemos que es un enorme poeta y un artista que conecta con el público como pocos, pero quiero resaltar su profesionalidad hasta el final: la despedida han sido 70 conciertos, por España y América, sin ningún problema, siempre perfecto».
Es una lástima que el 'tour' del agur no pasara por Donostia, aunque sí por Bilbao o Pamplona. Sabina deja en San Sebastián decenas de conciertos, en el polideportivo, el Velódromo, el Victoria Eugenia, el Kursaal o el estadio de Anoeta en el acto por la paz de 1995. El último fue en 2018 en Illunbe, aunque luego volvió, en 2022, para presentar en el Zinemaldia 'Sintiéndolo mucho', el documental sobre su trayectoria firmado por León de Aranoa.
Tras la muerte de su padre
Argomaniz recuerda muchos momentos especiales, como el día que Sabina actuó en el polideportivo de Anoeta en 1989 pese a que su padre había muerto la víspera. «Bajo el tópico de 'bohemio' se ha labrado una carrera muy seria que espero que siga, porque solo dice adiós a las grandes giras», añade el promotor donostiarra, que obligado a elegir una sola canción del compositor apuesta por 'Peces de ciudad'. «Joaquín es muy suyo, sin móvil, rodeado por un círculo cada vez más íntimo, con su mujer Jimena, Benjamín Prado, Vanessa Martín, Serrat...».
A Javier Gurruchaga, que celebra el 50 aniversario de la Orquesta Mondragón, no se le olvida que a mediados de los 80 caminaba por el centro de Madrid y alguien le gritó 'Mondragón, Mondragón'. Era Sabina, que iba con su amigo Javier Krahe. Nació ahí una relación que, además del trato personal fructificó en una intensa colaboración artística. «Sabina ha escrito unas 30 canciones para nosotros, desde 'Corazón de neón' hasta 'El huevo de colón', de todos los estilos», rememora Gurruchaga desde su casa madrileña. Y por eso elige 'Corazón de neón' como su canción sabiniana favorita.
«Yo también pienso que es un poeta fantástico que no se retirará nunca, y que ahora estará más tranquilo para hacer lo que realmente le gusta, que es escribir», apunta el líder de la Orquesta Mondragón. «Siempre ha tenido guiños para nosotros, como su fascinación por el gran Popotxo, y aún recuerdo el conciertazo que dieron Sabina y Viceversa en el teatro Salamanca en los años 80, con muchos invitados entre los que tuve la suerte de cantar», dice un Gurruchaga que ha compartido escenario con Sabina muchas veces. «Los dos cumplimos años el mismo día, el 12 de febrero, y un 12 de febrero fue cuando nos dio el susto de caerse desde el escenario».
El músico de Errenteria 'Pirata' Moreno, otro 'obrero del espectáculo' que ha participado en numerosos proyectos, ha tratado con Sabina en diferentes momentos y por eso asistió a Bilbao a la gira del adiós. «Joaquín es un gran compositor con unas letras extraordinarias: muchas de sus canciones están pegadas a momentos de mi vida, como 'Y si amanece' o 'Amor se llama el juego'. Aquel concierto fue como una ceremonia para todos».
'Tres noches' a las que no vino
Hay muchas historias del 'donostiarra' Sabina. Joserra Senperena tocó el piano en su crepuscular 'Lo niego todo' y a su amigo Mikel Erentxun lo dejó plantado a última hora para la grabación de 'Tres noches en el Victoria Eugenia' en 2008, aunque luego mantuvieron su relación: eran los años del Sabina más informal.
Kaixo eta agur. Como dice Barbara Goenaga, «lo vivido el domingo no lo olvidaremos: fue el lujo de ver los últimos pasos en escena de alguien que nos ha acompañado toda la vida. Joaquín podía haberse quedado en casa escribiendo o pintando y ha tenido la necesidad de hacer una gira enorme para despedirse».
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