De almas y pieles
Crítica de música: Euskadiko Orkestra ·
La inspiración puede surgir a partir de diferentes estímulos o incluso por su ausencia, pero una situación como la generada por la pandemia ha impactado, ... sin duda, en algo tan íntimo e intenso como la capacidad de crear. El compositor Pascal Gaigne ha querido plasmar la alineación y la nostalgia generadas a raíz de la obligada distancia entre las personas con las dos obras que ayer sonaron por primera vez en el Kursaal, 'Urrutiko Arimak' y 'Urruneko Azalak'. La primera se estrenó en la primera sesión de la tarde y 'Urruneko Azalak' en la siguiente, permitiendo escuchar entre ambas la 'Sinfonía nº 1' de Tchaikovsky. Los conciertos contaron, además, con el aliciente de incorporar a muchos jóvenes en el escenario, desde el director asistente de la agrupación, Jaume Santonja, hasta la un numeroso grupo de instrumentistas de Musikene y de la Euskal Herriko Gazte Orkestra (EGO).
La música de Gaigne es más sensorial e intuitiva que explícita o descriptiva. Si en la de sus bandas sonoras refuerza o recrea un discurso visual, en la orquestal deja que sea el oyente quien imagine esas imágenes, hechas ayer de almas y pieles lejanas, y tremendamente introspectivas dentro de un discurso minimalista que buscó sobre todo la sonoridad. Música parada, casi callada, las dos piezas mostraron una importante unidad estilística que fue más allá de la esperada por pertenecer al mismo autor.
La 'Primera' de Tchaikovsky, obra de juventud del ruso, completó el primer concierto de la tarde. De melodías hermosas, la Euskadiko Orkestra se escuchó compacta incluso con la incorporación de los jóvenes músicos. Jaume Santonja ofreció una lectura muy correcta de una obra sencilla en la que destacó el expresivo 'Adagio cantabile ma non tanto'.
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