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Las 10 noticias clave de la jornada
La compañía Dantzaz Konpainia trajo el ballet hasta las terrazas del Ayuntamiento, con la bahía como escenario de lujo.
Donostia es la ciudad de la música
QUINCENA MUSICAL

Donostia es la ciudad de la música

El arranque de la 75 edición de la Quincena Musical llena de ritmos las calles de San Sebastián. Pese a las nubes, la Quincena de las 'bodas de diamante' reunió públicos en escenarios diversos: del hospital a los parques, de las plazas al litoral

MITXEL EZQUIAGA

Sábado, 2 de agosto 2014, 00:30

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Hubo un alcalde que dijo que Donostia era «la Salzburgo del sur». Quizás exageró, pero ayer lo parecía.

La inauguración de la 75 edición de la Quincena Musical llenó ayer de ritmos los escenarios más insospechados de la capital donostiarra: hospitales, parques, residencias de ancianos o plazas acogieron durante toda la jornada los múltiples sonidos de arranque del veterano festival cultural de San Sebastián. El espectáculo final, un juego de músicas, luces y pirotecnia en las terrazas del Kursaal, fue el broche de oro de una programación que desafió a las nubes y aproximó partituras bien diversas a públicos no menos hetereogéneos. Un total de 17 actividades se desplegaron por barrios como Intxaurrondo, Egia, Aiete, Amara, Parte Vieja, Gros o el centro de la ciudad.

El auditorio del Kursaal acogió a las 20.00 horas el concierto inaugural formal, una velada protagonizada por la Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse, el Orfeón Donostiarra y el Orfeoi Txiki. Pero además de esas casi 1.800 personas que llenaron los 'cubos' en la apertura formal del 75 aniversario de la Quincena otros miles de espectadores vivieron en primera fila el comienzo del festival.

Acordes en Intxaurrondo...

A mediodía sonaron las primeras notas de la 75 Quincena en la Plaza Sagastieder de Intxaurrondo. Los músicos de Perküten Dúo, formación creada en Musikene, calentaron al público más madrugador con instrumentos de percusión como la marimba, la caja o el vibráfono.

Los percusionistas Aingeru Ochotorena y Jaime Atristain, que buscan una manera amena, fresca, entretenida y a la vez seria de acercar al público el abanico de posibilidades que ofrecen la percusión y sus sonidos, encontraron una audiencia plural en la que figuraban desde el alcalde donostiarra, Juan Karlos Izagirre, acompañado del concejal de Movilidad, Jon Albizu, hasta dos aficionadas japonesas que se han desplazado expresamente a San Sebastián para vivir cada segundo de la Quincena y que ayer mostraban una ordenada agenda preparada para seguir al segundo cada actuación de la jornada inaugural.

Los músicos de Perküten Dúo repitieron luego actuación en el centro, junto al Koldo Mitxelena, con unos trescientos espectadores.

En realidad el festival había comenzado hacia las once de la mañana en la residencia de mayores Alai-Etxe, donde las componentes del coro Voco Vivace (las sopranos Mireia Unanue, Ane Urrutikoetxea e Irati Fernández, la mezzosoprano Aroa Gerendain, los tenores Xabier Anduaga y Ander Sanz y el barítono Eneko San Sebastián) interpretaron, acompañados al piano por Oier Etxaburu, una amplia selección de obras.

El hospital Donostia, con la actuación del Araoz Gazte Abesbatza bajo la batuta de Maddalen Dorronsoro, y la residencia de Sanitas en Miramón para la tercera edad, acogieron también conciertos de la Quincena solidaria. Como contrapunto, por la tarde, la Plaza de Zuloaga recibió la actuación de los chavales de 'Musika bai!'.

Otra formación joven nacida en Musikene, Metaleak Brass, amenizó al público en su doble encuentro con dos programas distintos. En el entorno idílico del parque Cristina Enea se escucharon obras de Calvert, Egea o Bernstein; más tarde, en la Plaza de Gipuzkoa, se ofreció un programa compuesto por Haendel, Scheidt y Mac Donald, entre otros.

... y llenazo en San Telmo

Y es que había músicas por todos lados, al aire libre o bajo techo. Así, por la tarde, la Iglesia de San Ignacio vivió el concurso de fin de curso de los alumnos del Curso de Técnica Vocal, impartido por Ana Luisa Chova y que ha contado este año con la colaboración del pianista Carlos Budó.

¿Más? La soprano Teresa Albero, acompañada por el pianista Erik García, presentó un variado programa en el Palacio de Aiete, casi a la misma hora en que el Donosti Ereski Abesbatza actuaba en la Iglesia de Zorroaga bajo la batuta de Jon Aizpuru y con el crítico de arte Edorta Kortadi como narrador.

Aunque la organización pasó la jornada mirando al cielo, el tiempo acompañó y por la tarde Dantzaz Konpainia, dirigida por Adriana Pous, ofreció en las terrazas del Ayuntamiento su propuesta 'Secuencias' con las coreografías 'Things I told nobody' y 'Few brief sequences'. La puesta en escena fue ideada por Fernando Sáez de Ugarte.

A las 20.00 horas, en el claustro de San Telmo, llegó uno de los platos fuertes de la jornada inaugural: el músico Juan Mari Beltrán presentó un espectáculo de ritmos, músicas y danzas hilvanado por textos del poeta Andoni Salamero. Fue un canto a la naturaleza en el que también participa la compañía de danza Kukai, con instrumentos tradicionales como la txalaparta, la txirula o la alboka. El público llenó el espacio hasta agotar el aforo.

A esa hora Landarbaso Abesbatza, bajo la dirección de Iñaki Tolaretxipi y con Esther Barandiaran al piano, interpretó en los locales de Donostia 2016 una selección de obras contemporáneas de autores como Guy Forbes, Josu Elberdin, Iker Gonzalez, Morten Lauridsen, Junkal Guerrero y Dan Forrest.

La terraza del Náutico acogió otro de los grandes momentos. El pianista Arkaitz Mendoza ofreció una selección de música con textos de Harkaitz Cano recitados por Ekaitz Unai González. El público ni se movió de un marco privilegiado con una propuesta audaz y rotunda.

Y la gran traca final vino de noche con el espectáculo 'Veles e vents' presentado por la compañía Xarxa Teatre en las Terrazas del Kursaal. Xarxa, una compañía de teatro de calle fundada en 1983 en Castellón, trajo hasta los 'cubos' un original e idílico mar que juega con la música, los luces y la pirotecnia y en el que participan un amplio elenco de actores y bailarines. Fue el final feliz para el primer día de una Quincena que llena ya Donostia de música.

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