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MICHELENA
Muere a las 93 años el donostiarra Juan José Arteche, un infatigable adaptador teatral

Muere a las 93 años el donostiarra Juan José Arteche, un infatigable adaptador teatral

JULIO BRAVO

Viernes, 1 de mayo 2020, 19:24

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En las últimas décadas, en los programas y carteles teatrales había una frase recurrente: Adaptación de Juan José Arteche. La ubicuidad del donostiarra Arteche era asombrosa. En su catálogo, más de doscientas cincuenta funciones, la mayoría de ellas de autores del siglo XX: Neil Simon, Friedrich Dürrenmatt, A. R. Gurney, André Doussin, Anton Chéjov, Eduardo de Filipo, Woody Allen, Jean Poiret, Ray Cooney, Marc Camoletti, Francis Veber, Terence MacNally, Peter Shaffer, Éric-Emmanuel Schmitt, Anthony Shaffer, David Hare...

La lista de autores a los que tradujo y adaptó da fe de su eclecticismo y de su hiperactividad, desde que en 1961 firmara su primera adaptación: 'El rincón tranquilo', de Michel André. 'Óscar o la felicidad de existir', de Eric-Emmanuel Smith, es el último estreno que ha llevado su firma.

Idilio con su ciudad

Aquel hombre culto, viajero empedernido, es ya historia del teatro español, aunque combatió siempre desde la segunda línea. Además de adaptador de textos, fue productor y empresario: regía el teatro Alcázar cuando se incendió la discoteca Alcalá 20 -situada en sus sótanos-, y echó al traste el extraordinario éxito del musical que exhibía entonces: «Por la calle de Alcalá».

Juan José Arteche nació en San Sebastián el 1 de enero de 1927 (durante toda su vida mantuvo el idilio con su ciudad natal, a la que volvía siempre que podía). Recuerda Antonio Castro que cuando tenía 17 años empezó a sopesar la idea de tomar los hábitos; su padre, entonces, le envió a Madrid confiando en que los «placeres mundanos» de la gran urbe le hicieran desistir. Y lo logró. «Juanjo -dice Castro- se olvidó inmediatamente de las misiones, adentrándose en el mundo de las tiples y vicetiples. Pero los garbanzos aspiraba a ganarlos como abogado, economista y diplomático. Efectivamente, toda su vida laboral ejerció el derecho en unos grandes laboratorios. La del teatro fue su otra actividad paralela, su auténtica pasión».

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