El Silicon Valley de Gros y la parábola de la alta velocidad
Comprendo a quienes defendían que quedara como zona verde o tuviera otro uso, pero ya... mejor que el GOe quede bien / ¿Viviremos para estrenar el TAV? / Gallinas en Chillida Leku
Rebasé ya los sesenta años, como saben los fieles portátiles, pero me sigue interesando más el futuro que el pasado. Nunca evocaré «aquellos tiempos»: mis ... tiempos son éstos. Solo hay una cuestión en la que estoy a punto de arrojar la toalla: viajar en alta velocidad ferroviaria desde Donostia hasta Madrid o Barcelona. Ya saben, el Ave, o el TAV, eso que empezó a llegar a Sevilla hace 33 años.
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Hubo un momento en el que soñé que podría utilizar el TAV para viajes de trabajo, pero esa opción quedó descartada: por mucho que avancen ahora las catas por Aralar o por donde sea, ese tren se me ha escapado. «Al menos lo podré usar el día que me jubile», reflexioné. Tranquilos: no pienso jubilarme por ahora, el problema es que lo del tren va para largo, porque aún ni sabemos por dónde irá la vía. Así que ahora me conformaría con usar el TAV antes de 'mi último viaje' (y soy, como el gran Pedro Subijana, de los que pienso que viviré 200 años: como suele puntualizar él, «no soy bobo y sé que no llegaré, pero vivo como si fuera a vivirlos, con los mismos planes de futuro y la misma curiosidad». Suscribo.
Eso que llaman «grandes infraestructuras» se acaban haciendo. El año que viene espero usar el Metro-Topo: entiendo a quienes criticaron en su día el alto coste y las largas obras, pero si funciona como nos prometen será una pequeña revolución en esa 'gran comarca' que va de Zumaia a Hendaya. Y arranca ya el GOe, el polémico edificio de Gros. El lunes vivimos la inauguración y tuve la suerte de conocerlo de la mano de Bjarke Ingels, el arquitecto danés que ha creado el proyecto con su equipo de BIG, y Joxe Mari Aizega, el gestor al frente del Basque Culinary Center.
Comprendo también a quienes defendían que ese espacio de Gros debía quedar como zona verde, y a quienes consideran que, puestos a construir, debía destinarse a un uso comunitario. Pero al final las instituciones apostaron por este 'Silicon Valley de la gastronomía' y el edificio ya está inaugurado. Me decía el arquitecto nacido en Copenhague, que trabaja por todo el mundo y habla un aceptable castellano tras su 'erasmus' en Barcelona, que hay que esperar unos meses a que crezca la vegetación y las fachadas vayan tomando el tono rojizo para calibrar el resultado final.
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Como dice Aizega, investigar el futuro de la gastronomía no es caricaturizar esferificaciones a lo Adrià sino trabajar en la alimentación para combatir enfermedades o mejorar la calidad y la duración de la vida. El cocinero Joan Roca, presidente del comité asesor del BCC, me decía que al ver este proyecto sentía envidia de ser donostiarra o vasco. Y asentían los mejores cocineros del mundo presentes estos días en Donostia.
Somos una ciudad y un territorio respetados por ahí por nuestra gastronomía y por el movimiento que supuso la Nueva Cocina Vasca en los 70 y en los 80. A muchos paisanos les cansa ese tópico, pero es real. El BCC y apuestas como el GOe sirven para adaptar esa identidad a los nuevos tiempos: vamos a aprovechar una cosa en la que somos buenos...
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Gallinas en Chillida Leku: cuando la vida entra en los museos
¿Que diría Eduardo Chillida si viera un corral con media docena de gallinas pegado al caserío de Chillida Leku? ¿Y una gran escultura con una especie de pata de ave junto a sus rotundas esculturas de acero? Seguro es que al menos le interesaría la propuesta. Viene bien a los museos un poco de polémica que sacuda el aire de mausoleo y meta la vida dentro.
Ir a Chillida Leku es siempre una fiesta. Como ocurre tantas veces, las cosas se ven mejor con el ojo extraño: el domingo, cuando paseabamos por Zabalaga, un grupo de italianos nos lo decía: qué suerte tenéis con esto en casa. Fuimos a la Gala de la Diversidad, donde actuaban tantos artistas diversos de primera fila (alguno muy cercano...) en la fiesta anual que se repite en el museo de Hernani, en el Oiasso y el Topic gracias al empuje de tres damas de la cultura como Aizpea Goenaga, Mireia Massagué e Idoya Otegui, y nos encontramos con esta exposición incluida en la bienal de arquitectura Mugak.
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Se titula 'Limina: Cosmopolitan Chicken Project 30', es del artista belga Koen Vanmechelen y explora la relación entre arte y ciencia con un proyecto sobre la hibridación de gallinas. Es raro, pero curioso. Ya volverá la normalidad, aunque lo normal, en Chillida Leku, es felizmente lo anormal, de los conciertos al yoga. Qué bien que la vida entre en los museos.
mezquiaga@diariovasco.com
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