Si Donostia fuese una isla griega:'So Long, Marianne' y el cerro de San Bartolomé
La antiactualidad: Leonard Cohen entre Hidra y el histórico concierto del Victoria Eugenia, las chicas de 'Hacks' en Las Vegas y un guiño a la Fallaci
Uno no siempre está de paseo, en saraos o atado a su mesa de Miramon: durante varias noches he convertido el salón de casa en ... la isla griega de Hidra y he vivido la pasión de Leonard Cohen y su querida Marianne Ihlen como si fuera una noticia de última hora, aunque comenzó en 1960, hace más de sesenta años.
Voy a escribir de series, que es una forma de hablar de la vida. 'So Long Marianne' es una rareza noruega que cuenta la historia de amor del músico y poeta canadiense con la joven Marianne en aquella isla de Grecia que en ese tiempo era un refugio de hippis y artistas. La he visto con placer y me ha incitado a entrar otra vez en el 'mundo Cohen', aquel hombre triste y de voz profunda que tanto nos gustó a sucesivas generaciones. En la misma Movistar hay un notable documental sobre el amor real de esta pareja. Ella, por cierto, murió a los 81 años en 2016, y él solo cuatro meses después.
Entre las noticias de la Real, Rubiales y Putin resulta un oasis bucear en ese mundo de poetas que beben, escriben, se aman y huyen. Y como en esta página siempre terminamos poniendo txapela a los temas vuelvo a través de las redes al concierto que Cohen dio en el Victoria Eugenia en mayo de 1988. Quizás estabas ahí. Fue histórico porque lo grabó completo Televisión Española y circula en internet con la vitola de «único concierto de Cohen grabado íntegramente». Incorpora una entrevista previa del poeta con el gran Luis Ángel García, veterano profesional de Radio Nacional y durante años cronista musical de este periódico. Como si Donostia fuese una isla griega, en la terraza del entonces Guria, hoy Victoria Café, Luis Ángel y Leonard dialogan sobre la vida y la música. Cohen disfrutó de la ciudad.
Lo bueno del aluvión de seres televisivas es que te abren puertas a otros mundos. Busco ya los libros del poeta canadiense y a la vez renuevo el interés por Oriana Fallaci, la periodista que fue leyenda y falleció en 2006: hoy escribo de mitos que parecen muertos pero están muy vivos. Fallaci también se adivinaba olvidada pero siempre vuelve: se reeditan sus libros y tambén se programa en plataformas una serie con sus inicios profesionales, que empiezo a ver con mi pasión por las novelas-películas-series-de-periodistas. Es un poco estetizante, para mal, pero agradezco a la tele que den ganas de abrir un libro. También salgo con ganas de leer a la que bautizaron como «mejor periodista». Estoy desactualizado, de Cohen a la Fallaci: quizás es la mejor forma de estar en punta.
Y por terminar con las series, con permiso de mi admirado Lorenzo Mejino, una recomendación: la estupenda 'Hacks', que descubrí gracias a su Globo de Oro a mejor serie de comedia. Es la historia de una veterana actriz de comedia con show en Las Vegas que se alía con una joven guionista. Capítulos cortos, diálogos rápidos y espléndidas interpretaciones de Jean Smart y Hannah Einbinder. No pido más.
Y ahora sí, hablemos de lo nuestro: hagan zapping hacia lo que sigue.
San Bartolomé como ejemplo: ¿no es la política el arte de resolver problemas?

Uno puede hablar de geopolítica y de Trump o escribir de una polémica de su pueblo. Apuesto por lo segundo. En Donostia hay en marcha un plan que incluye un centro comercial y un aparcamiento en el actual cerro de San Bartolomé. El actual gobierno municipal dice que es una 'patata caliente' heredada del anterior alcalde, de Bildu, y puesta en marcha por el anterior/anterior, Odón Elorza. Bildu y Elorza dicen que no es así, y están en contra de que se haga lo que se dice que se va a hacer.
Me pierdo en ese galimatías. Dice el gobierno de Goia que no queda más remedio que asumir esos acuerdos urbanísticos con los promotores privados, aunque extraoficialmente admiten en su entorno que no es es el plan que la ciudad necesita.
Soy un antiguo y pienso que la política es el arte de resolver problemas. Cualquier donostiarra medio sabe que no parece razonable hacer en el corazón de San Sebastián un centro comercial, y que menos sentido tiene un parking en un centro urbano del que se están estirpando los coches progresivamente por ese mismo gobierno municipal (lo que me parece muy bien, por otra parte).
¿Hay que hipotecar el futuro y llevar adelante ese plan irremediablemente, como si fuera un fenómeno atmosférico, o se pueden negociar acuerdos y buscar soluciones que no perjudiquen a los promotores privados y beneficien al conjunto de los ciudadanos?
Ya me respondo yo antes de que me lo digan otros: soy un ingenuo.
mezquiaga@diariovasco.com
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