La directora de Chillida-Leku, Mireia Massagué, con la escultura 'Lo profundo es el aire-Estela XII'. lobo altuna

Mireia Massagué: «Trabajo para conseguir que Chillida-Leku tenga financiación pública»

La responsable del museo reconoce que sin el apoyo económico de la galería Hauser & Wirth no hubieran podido superar la crisis de la pandemia

Alberto Moyano

San Sebastián

Domingo, 24 de enero 2021, 07:15

Con trece de sus dieciséis trabajadores en un ERTE parcial, Chillida-Leku trata de recuperar la normalidad y una cierta afluencia de público, por el ... momento, con aperturas sólo los sábados, domingos y lunes. Su directora, Mireia Massagué, reconoce que sin el apoyo económico de la galería suiza Hauser & Wirth, que se ha hecho cargo de los 500.000 euros de déficit generado en 2020 a causa de la pandemia, el museo de Hernani no hubiera podido superar la crisis. Ahora, con un presupuesto cercano a los dos millones de euros, Mireia Massagué trabaja «para ampliar la cartera de patrocinios privados, pero también para llegar con las instituciones a acuerdos de financiación pública».

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– ¿Cómo ha vivido este pasado 2020 tan atípico?

– Bueno, yo ya venía de una dinámica atípica porque llegué a Chillida-Leku en 2018, abrimos en 2019 y la inercia que llevábamos en 2020 era de un año de estreno, es decir, para nosotros era todo nuevo. Fue un golpe duro pensar que teníamos que frenar. Si me dicen hace un año que íbamos a abrir para enseguida cerrar y para luego volver a abrir... No podían habernos pasado más cosas en un año de apertura. Ha sido complicado porque gestionar la incertidumbre es lo más difícil que hay. A nivel personal, ves que también lo pasa mal el equipo, que todavía está en un ERTE, aunque sea parcial. Todo el mundo entiende lo que significa una situación tan límite, pero ha sido un desgaste.

– El museo tuvo que frenar en seco. ¿Qué ha supuesto en su progresión?

– Como es algo global para todos, no te sientes como un extraño, al revés: le diría que este verano lo hemos pasado muy bien y esto te da más energía para seguir y para ver que hemos hecho cosas bien. Hemos conectado con la gente y aún nos falta conectar con muchos más. No habíamos acabado de arrancar realmente, no todo el mundo sabía que habíamos reabierto. Ya habíamos trabajado mucho en poner en valor este espacio al aire libre y la pandemia no ha hecho más que reafirmarnos en que Chillida-Leku es arte y también naturaleza.

– A priori, esta condición de museo al aire libre podría animar las visitas más que a otros centros en edificios cerrados.

– Es evidente que para un Museo de Bilbao, con un público objetivo de 400.000 personas, el cierre perimetral de la localidad no es lo mismo que si lo tienes que hacer en Hernani, que tiene 20.000 habitantes. Por eso invitamos a todos los hernaniarras a venir libremente porque el sentido del museo es captar la realidad. Y tuvo muy buena respuesta. A veces, un precio de entrada a un museo privado resulta disuasorio y la respuesta fue muy buena: vinieron 3.000 personas.

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– El museo ha tenido el año pasado 30.000 visitantes. ¿Cómo valora esta cifra, dadas las circunstancias?

– Positivamente, aunque hay que señalar que casi la mitad –14.000 personas– vinieron en julio y agosto. Es mucha gente, dada la situación en la que estamos. Y en septiembre, octubre, noviembre y diciembre se ha notado muchísimo el inicio de la segunda ola, con el cierre de Francia y el de fronteras de toda Europa. Ha sido un último trimestre muy complicado en cuanto a la gestión del público.

– ¿Con qué cifra se daría por satisfecha en este 2021?

– Si en 2019 tuvimos 70.000 y el año pasado, 30.000, pongamos que con 50.000.

– Previsiblemente buena parte de este año el museo tendrá que apoyarse en el público local, que ha sido uno de los déficits de Chillida-Leku, como suele pasar con todos los museos, por otra parte.

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– Sí, no es algo único de Chillida-Leku. Y aquí la clave, sin duda, está en la programación. Hay que seguir estrechando lazos con las instituciones locales y organizando actividades al aire libre. Y sin duda, tenemos que trabajar una programación atractiva, a base de exposiciones alrededor de la vida y obra de Eduardo Chillida, pero uno de los retos es abrirnos a otros artistas, como hemos hecho con la invitación a Louise Bourgeois con 'Eye Benches III'.

– ¿Qué prepara en este sentido?

– Si todo va bien, la intención es inaugurar una exposición de grandes esculturas de Antoni Tàpies este verano en el interior del caserío y que dure hasta enero de 2022. Vamos a empezar una programación distinta para que el público local quiera conectar con este espacio. Hay muchos tipos de públicos, no uno sólo: están los aficionados al arte, pero también las familias, los que se sacan el pase anual.

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– ¿Qué otros proyectos hay para este año?

– Hemos acabado ahora la exposición 'Buscando la luz' y presentaremos en breve una pequeña muestra centrada en Chillida y la naturaleza en la sala 5 del caserío. Todavía estamos haciendo algunos números, pero trabajamos para seguir creciendo. No lo podemos hacer todo el primer año y tras este parón, considero que ahora entramos en el segundo. La intención es ampliar la programación expositiva y a la vez, crecer con actividades. Queremos ampliar la visión de Chillida a través de otros artistas.

– ¿Y la exposición del artista estadounidense David Smith, que se anunció y luego se suspendió?

– Ha quedado en 'stand by' y la pandemia no ayuda para nada a que sea fácil celebrarla. Por eso creo que cuando nos tocó repensar con quién empezábamos optamos por un artista del estado, como es Tàpies, que nos da más seguridad a la hora de hacer los traslados.

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– Desde el principio, usted se planteó como clave el reto de conseguir que el visitante volviera.

– Exacto. Es un museo para sentirlo de tantas maneras distintas... Uno de los problemas que tenemos es la accesibilidad. Tenemos una línea de autobús, pero estamos en un territorio donde parece que se puede llegar por bidegorris a todos los sitios y no es así. Uno de los lugares a los que más sentido tendría que se pudiera venir a pie es Chillida-Leku. Entiendo que durante muchos años ha estado cerrado y no fue una prioridad. Sé que no es un momento fácil desde el punto de vista presupuestario para la Diputación...

– ¿Se lo ha planteado?

– Sí, sí, sí. Y dicen que por supuesto, pero que tenemos que ajustarnos a los tiempos y la pandemia no ha ayudado a arrancar. ¿Cómo no podemos hacer estos dos kilómetros de bidegorri? Yo no digo que hacer un bidegorri aquí sea superfácil, pero tampoco es la infraestructura más complicada del país. Para mí la ausencia de una comunicación más fácil es la principal barrera que me aleja del público. Venir aquí en bicicleta es un suicidio, no pueden pasar más camiones por esta carretera. El principal escollo para conectar con el público es la accesibilidad de Chillida-Leku. Cualquier concierto, como el de Izaro, implica una logística tremenda: tener una lanzadera a Galarreta, pedir permiso para que nos dejen el parking y como había final de pelota, tuvimos que pedírselo a Orona. Y para la vuelta, igual porque a partir de las diez de la noche no hay autobús.

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– ¿Y hay algún compromiso en este sentido por parte de la Diputación?

– Hay voluntad y muy buenas palabras, pero no hay fechas. Y no es verdad que dependa sólo del Departamento de Movilidad, sino de toda la Diputación. Es algo estratégico. He hablado tanto con el diputado general, Markel Olano, como con los representantes de distintos departamentos y lo voy a seguir trabajando. Creo que saben que es importante.

– Desde el punto de vista económico, ¿cómo sale Chillida-Leku de este 2020?

– Chillida-Leku no da beneficios, pero el año pasado ha sido sin duda más complicado de lo que esperábamos y el apoyo de la galería Hauser & Wirth nos ha permitido no arrastrar déficit y empezar el año desde cero.

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– ¿Hubiera sido posible superar el año pasado sin el respaldo de Hauser & Wirth?

– No, para nada. Hoy por hoy, es nuestro principal apoyo y lo que estamos haciendo es trabajar para ampliar la cartera de patrocinios privados, pero también hablo con las instituciones para llegar a acuerdos de financiación pública.

– ¿Y qué recepción encuentra?

– Buena. Es un tema de tiempos. La pandemia no ha permitido avanzar en este terreno. La Diputación nos ha dado una subvención de 20.000 euros y en verano, el Ayuntamiento de Hernani nos apoyó para realizar algunas actividades. Lógicamente, son unos primeros pasos para conseguir una financiación que el museo merece teniendo la importancia estratégica que tiene para Gipuzkoa. Durante veinte años ha pasado por muchas etapas y ahora estamos en una nueva, en la que estos lazos con la administración pública se pueden estrechar porque creo que la voluntad política está y porque la ciudadanía entiende que apoyar a Chillida-Leku es apoyar al país.

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