Luis Castells: «La Guerra Civil no fue de España contra Euskadi, sino también un conflicto interno»
Luis Castells, catedrático de Historia de la UPV, participa esta tarde en una mesa redonda en el Koldo Mitxelena sobre los mitos y leyendas contemporáneas de la Guerra Civil en Euskadi
Las ideas a veces equívocas que permanecen en el imaginario colectivo sin atender al rigor de los historiadores es el punto de partida de la ... mesa redonda titulada 'Mitos y leyendas contemporáneas sobre la Guerra Civil en Euskadi' que hoy a las 19.00 ofrece el Koldo Mitxelena en su sala de exposiciones. Luis Castells intervendrá como moderador junto a Pedro Barruso y Erik Zubiaga, con motivo de la clausura de la exposición 'La Guerra Civil en Gipuzkoa. Resistencia y dignidad' que ha acogido a 6.500 visitantes.
- ¿La Guerra Civil es un campo abonado para los mitos y leyendas acomodados al sentir de cada cuál?
- Hay un problema en los usos sesgados que se hacen del pasado. Se habla mucho de 'traer el pasado al presente', adaptarlo en función de las visiones o perspectivas que puedan tener formaciones políticas actuales. En el País Vasco, especialmente, hay una especie de memoria hegemónica que responde también a la hegemonía del nacionalismo, de modo que ciertos acontecimientos más o menos relevantes son interpretados en clave de esa memoria, no con un rigor de los estudios históricos. Y uno de los elementos más utilizados en Euskadi en ese sentido es la Guerra Civil. Hay una interpretación muy extendida que contrasta con los trabajos académicos. Es la diferencia entre memoria e historia, la memoria socializa una interpretación de lo que pasó en ese periodo frente a lo que están siendo ya aportaciones importantes desde el mundo académico.
- ¿Nos empeñamos en pretender que las cosas hayan sido como queremos verlas?
- Es que la historia es incómoda. La historia está hecha por investigadores que plantean las cosas buscando la veracidad, e incomodan a los intereses de partido o nacionales. La labor del historiador no tiene por qué gustar a la sociedad actual que lo que trata es de apoyar versiones convenientes para ese pensamiento dominante. El nacionalismo ha conseguido proyectar un recuerdo que de hecho no se atiene a la realidad. Lo que reclamamos los historiadores es que se nos tenga en cuenta, no a uno u a otro, sino a la historiografía en general, tratada con rigor y profesionalidad.
- ¿Se tiende a maquillar el pasado?
- La guerra civil es un elemento muy emotivo, como todas las guerras por otra parte. Lo estamos viendo en Polonia, ahora parece que los comunistas y los nazis allí eran poco menos que plantas exóticas, como si no los hubiera habido, y cuando un historiador como Gross, que plantea que en Polonia también hubo pogromos y persecución de judíos, es mal visto por el Gobierno. Por eso la historia es incómoda, porque refleja cosas que a veces no son convenientes para los recuerdos establecidos o para esas ideologías dominantes.
- ¿Cuál es el mito más extendido sobre la Guerra Civil?
- La idea de que ha habido una especie de enfrentamiento secular entre España y Euskadi y, dentro de esa visión muy conforme con patrones nacionalistas, que España ha estado sojuzgando y oprimiendo a Euskadi, en distintas etapas. Y se plantea también la Guerra Civil como si hubiera sido una guerra de España contra Euskadi. Frente a eso planteamos que la Guerra Civil, al igual que ocurrió en España, también en Euskadi fue una guerra fraticida, que se da también entre vascos. Y la memoria social hegemónica tiende a obviar a esa parte de vascos que se adhirió a las ideas de los sublevados. Evidentemente partimos de que había un sistema legalmente establecido que era la República y unos fascistas que se levantan contra ese sistema. Pero en Euskadi también hay gente que se suma a ese levantamiento, y especialmente en Álava y Navarra. Hay gentes en Gipuzkoa y Bizkaia, incluso de pensamiento nacionalista, que no son favorables a la República, entre otras cosas por el factor religioso, porque mucha gente del PNV veía la República como un pensamiento contrario a la religión.
- ¿Quién genera esos mitos?
- Ha habido una instrumentalización sobre todo por parte de ETA, que a través de las formulaciones de Telesforo Monzón está diciendo que esa guerra civil entre España y Euskadi además no ha terminado, que no ha habido armisticio, que fuimos invadidos y seguimos en guerra, y que ellos van a representar ese enfrentamiento contra España. ETA asume que son los continuadores de los gudaris. Hay una exaltación del gudari como un personaje heroico, generoso y valeroso, frente al español, que es todo lo contrario. Hablamos de la Euskadi de los años 60 y 70, cuando ETA dice «seguimos en guerra» representa a una visión mitificada de lo que fueron esos gudaris y se acentúa una visión positiva de la violencia, y entiende su papel como una guerra. Y por lo tanto ETA queda justificada en lo que está haciendo.
- ¿Pervive también esa idea de una Euskadi unívoca?
- Sí, de esto se deriva una visión homogénea del pueblo vasco que no es real. Los ciudadanos vascos estaban divididos, hay gentes que afortunadamente están a favor de la República o del Gobierno Vasco, y otros que están a favor del levantamiento. Por tanto esa idea homogeneizadora de un pueblo vasco esencialista que funciona a lo largo del tiempo y que en la Guerra Civil se manifiesta en contra del fascismo es utilizada por ETA para decir: «El pueblo vasco lo representamos nosotros, y no hay otro». Por eso hay que insistir en la pluralidad de lo que fue la Guerra Civil.
- ¿Es la clásica simplificación de la historia en buenos y malos?
- Sí, es también una visión favorecida por lo que fue aquí el franquismo y su imposición de la idea de los vencedores y los vencidos. Pero el franquismo acabó en 1975 y eso nos debe permitir unas visiones más ponderadas de lo que pasó, aunque no cabe ninguna duda del levantamiento del franquismo.
- ¿Qué otros mitos perviven?
- El de la represión durante la Guerra Civil y el comienzo del franquismo, que en realidad en Euskadi fue bastante menor que en otras zonas de España. En Navarra sí fue muy intensa. La represión franquista fue mayor numéricamente y más sistemática porque tenía una función coercitiva hacia la población, pero también había una represión republicana, en la cual se produjeron hechos tan terribles como la invasión de la cárcel que había en Ondarreta, en la que estaba gente de derechas y hubo 53 asesinatos. Otro tanto ocurrió en Bilbao. Eran momentos en que había habido bombardeos, y no hay que ocultar que comunistas, anarquistas o socialistas promovieron asesinatos de este tipo. Hay que ir a una memoria democrática que recoja todos los escenarios que se puedan dar.
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