Unamuno en París –el quinto por la izquierda–, presidiendo una tertulia de intelectuales españoles exiliados, con Eduardo Ortega y Gasset entre otros.
'Romancero del destierro'

Unamuno en Hendaia: destierro, política y poesía

El filósofo vasco firmó en 'Romancero del destierro' la poesía más sólida de su madurez, mientras desplegaba la acción política contra la dictadura militar y el régimen alfonsino

Domingo, 2 de noviembre 2025, 00:05

Miguel de Unamuno (1864–1936) fue uno de los pensadores más influyentes en la vida pública de España y uno de los intelectuales más conocidos ... y respetados en la Europa de su tiempo. Sus ansias de inmortalidad, que le llevaron en tantas ocasiones a la angustia y el ensimismamiento, no impidieron, antes bien alentaron, su creación tanto en el pensamiento, la poesía, la novela (nivola), el teatro, y, por si fuera poco entretenimiento, con la acción y la crítica política. Su deseo de trascender queda patente en su filosofía, que para Antonio Machado era guía de pensamiento y conducta, así como en el proceder frente a las cuestiones más candentes de la vida social de España.

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Unamuno es, como nos recordó Elías Díaz, uno de los pilares en la reconstrucción de la razón en tiempos convulsos. Por encarar la conducta del poder, en la monarquía alfonsina, coaligada con el ejército, sufrió destierro y exilio. Ante sus críticas a la corrupción de los gobernantes, fue desterrado en Fuerteventura, lugar donde un museo propio recuerda hoy su paso por la isla. De allí surgió su libro de poemas 'De Fuerteventura a París', lugares de un trayecto en donde se apoya para recalar en la fronteriza Hendaia. En los cinco años en que vive, y se desvive, en esta ciudad francesa, donde pudo jugar al mus y hablar euskera, practicar el francés y recibir a amigos y algún que otro enemigo, vigilado por la Policía española, el filósofo bilbaíno escribió una obra literaria en la que hoy más se ensayan los estudiosos de las universidades de Europa y América. Esta misma semana, Hendaia ha sido lugar de encuentro de algunos profesores e hispanistas que han dedicado muchas páginas al estudio de una obra monumental. Al encuentro de esta semana ha acudido Adela, una de las nietas de Eduardo Ortega y Gasset, el político, intelectual y amigo, hombre bondadoso y de una generosidad probada, que ayudó a don Miguel en lo material, en lo político y en la intelectual.

La casa de la familia Ortega y Gasset –el hermano mayor del filósofo José– era el asidero de los momentos en que Unamuno encontraba el cobijo y el afecto que le faltaba. Don Eduardo, el político y mentor del advenimiento de la II República, era considerado como «santo laico», para destacar la proverbial generosidad de este periodista y político republicano a la hora de apoyar en todos los órdenes de la vida a propios y extraños. Ortega y Gasset había partido al exilio en Francia, perdida la guerra en 1939, y tras haber padecido atentados muy graves contra su familia. Rresidió un tiempo en Cuba, partiendo posteriormente a Venezuela, donde falleció en 1965. La distancia del país ha contribuido a que la memoria de este intelectual haya permanecido silenciada en la historia cultural y política española, a pesar de que su papel en la II República fue decisivo.

En los cinco años que pasó en Hendaia, jugó al mus y habló euskera, practicó el francés y recibió a amigos y algún que otro enemigo

La Universidad de Salamanca cuenta con el tesoro documental más importante para estudiar a este vasco universal

Don Eduardo asumió, en los primeros instantes de la proclamación del 14 de abril de 1931, el puesto de Gobernador Civil de Madrid. Animado por su amigo Miguel Maura, Ortega y Gasset se presentó en la Puerta del Sol, alegando ser el nuevo gobernador y pidiendo que todos los mandos policiales se pusieran a su mando y al lado de la causa republicana.

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El encargo, que luego le llevaría a ser diputado y Fiscal General de la República, respondía al decisivo protagonismo de Ortega y Gasset en la conciencia republicana, sobre todo con el documento que presentó en 1930 en el Ateneo de Madrid, una vez vuelto del exilio hendaiarra. Si estuvo los cinco años al lado de Unamuno, también cruzó con el filósofo y político, porque don Miguel fue un político de teoría y praxis, con el vasco cruzó la frontera, parando el tren el Irun, donde las autoridades republicanas acogieron con fervor la vuelta de los exiliados, aplaudiendo las intervenciones de ambos en la estación de Irun.

La inspiración de la República

Aquel proceso cultural y político ha sido estudiado de manera dispersa por diversos autores, pero ahora acaba de presentarse y calificado con la mayor nota, la tesis doctoral que Carlos Sánchez Tárrego ha presentado en la Universidad de Alicante, que es en propiedad la más completa biografía del mayor de los Ortega y Gasset. Así, se confirma cómo Ortega y Gasset y Unamuno desplegaron una crítica constante contra Primo de Rivera y Alfonso XIII, primero, en la revista España con honra, después, en la revista Hojas libres, esta editada ya enteramente en Hendaia y escrita al alimón por ambos intelectuales. Tanto en sus artículos como en sus dibujos y caricaturas.

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El escritor en París, con Ortega y Gasset a su derecha, Vicente Blasco Ibañez y otros exiliados

Unamuno satiriza la conducta corrupta de los gobernantes españoles, que le tendieron muchas trampas intentado que volviera del exilio, pues la imagen del poder quedaba en muy mal lugar en Europa con las invectivas y críticas de los exiliados. Como señaló Artemio Precioso, uno de los periodistas que colaboraron en el empeño, esta revista fue «la única fortaleza desde la que se cañoneó a la dictadura». Entre estos republicanos críticos sobresalía con los anteriores, Blasco Ibáñez, escritor y político, famoso en Europa y en el Hollywood de su tiempo.

Unamuno y el futuro

La memoria de Unamuno está en sus obras. Su ciudad natal, que no acaba de resolver su relación con el filósofo, dedica un día al año a recordar con algún acto la pertenencia al 'Botxo' de uno de los pensadores más insignes de la filosofía de todos los tiempos. Hendaia estuvo tentada a crear un centro de estudios del pensamiento y la palabra en los años noventa del pasado siglo, con la insignia y el nombre de Unamuno. Sus libros y estudios sobre su obra son constantes. La Universidad de Salamanca cuenta con el tesoro documental más importante para estudiar al vasco universal.

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La Cátedra Miguel de Unamuno de esta Universidad de sus amores publica una revista de estudios,'Cuadernos', que recoge trabajos y artículos de los más diversos especialistas. Una de ellas, Ans Urrutia, profesora en la Universidad de San Francisco, ha publicado el libro 'Mi destierro. Semblanza (en taquilogía) del confinamiento de Unamuno' (2024). Así los trabajos del matrimonio francés Rabate, y tantos y tantas. Colette Rabate está escribiendo ahora una biografía de Concha Lizarraga, la esposa de Unamuno, que fue guía de su vivir cotidiano, madre de sus hijos y sostén del equilibrio mental en los momentos inestables. Así mismo, un grupo de entusiastas, fundamentalmente bilbaínos, ha resucitado en Bilbao, la Asociación de Amigos de Unamuno, creada en 1986 por inspiración de Ángel María Ortiz-Alfau, pasando a ser ahora Asociación Unamuno Elkartea. .

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