El corredor escarlata, en los lápices de Jim Lee. A la izquierda, portada de 1940, con la presentación del Flash original. A la derecha, el regreso del personaje en 1956, con su diseño definitivo.

El superhéroe más rápido cumple años en la cima de su popularidad

Con motivo del ochenta aniversario del corredor escarlata, ECC Comics publica un álbum dedicado al famoso velocista

Sábado, 19 de septiembre 2020, 08:36

Rápido. Tan rápido que, con suerte, quien se cruce en su camino verá una estela roja y dorada. Quien la ha provocado ya estará, para entonces, a muchos kilómetros de distancia. Es Flash, el hombre más rápido que la historia de los comics ha regalado al mundo de los superhéroes. Muy por encima de su copia, el Mercurio de Marvel, Flash es capaz de atravesar objetos sólidos haciendo vibrar su cuerpo, de correr sobre el agua, de pensar a velocidad sobrehumana, de curarse desafiando las leyes de la medicina merced a su metabolismo acelerado y de viajar en el tiempo. Después de todo, trescientos mil kilómetros por segundo es la marca a batir. Él ya lo ha hecho.

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A finales de 1939, el equipo formado por el guionista Gardner Fox y el dibujante Harry Lampert reciben el encargo por parte de All American Comics (que tiempo después se fusionará con otras dos compañías para fundar DC Comics) de crear un nuevo superhéroe destinado a un mercado ansioso de ellos. En junio de 1938, Superman ha pulverizado todos los registros y, en mayo de 1939, Batman ha corroborado que los personajes con habilidades imposibles han llegado para quedarse. En medio de la creciente popularidad, en enero de 1940 The Flash debuta con una historia importante. Jay Garrick se encuentra en su laboratorio cuando, al inhalar sin pretenderlo una mezcla de gases combinados por accidente, se transforma en un hombre increíblemente rápido. Es la primera vez que un hecho 'científico' es la causa del origen de un superhéroe, pero no será la última, porque otros muchos guionistas adaptarán la idea para sus propios personajes. Sin duda, el más popular de todos nacerá en 1962, cuando una cierta araña radiactiva pique a un muchacho tímido de Nueva York.

El uniforme de ese Flash original, hoy tan obsoleto, destaca por su característico casco plateado adornado con alas y, sobre todo, por el rayo del pecho. Rápidamente alcanza mucha popularidad, pero no tanta como para sobreponerse a la crisis que hizo desaparecer a docenas de personajes en el último tramo de la década, en el fin de la llamada Golden Age. En efecto, en 1949 el héroe correrá por última vez. Al menos, eso parecía.

Pasan los años, y los nuevos impulsos editoriales de DC invitan a rebuscar en los cajones con la intención de relanzar proyectos que tuvieron tanta aceptación como para merecer una segunda oportunidad. En 1956, el guionista Robert Kanigher y el dibujante Carmine Infantino, caracterizado por la solidez de su trabajo, presentan el nuevo Flash, sustituyendo a Garrick por Barry Allen. Habría bastado con matar al primero o, simplemente, olvidarse de él, pero se introduce un factor decisivo: Garrick desaparecerá en Tierra 2, presente en una dimensión paralela, hecho que dará lugar al multi universo de DC, fundamental en las tramas argumentales de dicha editorial y que, años después, habrá crecido tanto, se habrá hecho tan complejo e ingobernable que obligará a borrar varias de esas tierras (ya no solo existe Tierra 1 y 2, sino 52) con el famoso crossover 'Crisis en tierras infinitas' de 1985. En él, la gran mayoría de los personajes de DC se ven afectados de formas bien distintas por la guerra interestelar en la que deben participar, pero es precisamente Flash quien sufre la peor parte; su muerte, aunque heroica, sorprende al lector. No en vano, sigue siendo uno de los iconos de la compañía; su pertenencia a la Liga de la Justicia, el club de superhéroes más exclusivo del mundo así lo certifica.

En cualquier caso, y por fortuna, si existe un axioma en el arte de las viñetas, más aún en el género de los superhéroes, es que la muerte es algo que no tiene por qué ser tan radical. Para colmo, tiempo atrás Flash ha compartido aventuras ocasionalmente con Kid Flash, un chaval con sus mismos poderes, su versión juvenil. A raíz de la muerte de Allen, ese chico ya ha crecido lo suficiente para heredar el traje escarlata. Wally West se convierte así en el tercer Flash, pero no estará mucho tiempo solo, porque, como no podía ser de otra manera, Barry Allen no está realmente muerto, sino atrapado entre dimensiones de las que, al fin, consigue salir para regresar a casa. Cosas que pasan. Como que, cuando nadie lo esperaba, una serie de televisión reciente lo devolviera al estrellato y el furor cinematográfico a la cúspide de su fama.

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