Bernardo Atxaga: «Mi amigo Valverde, el entrenador, me enseñó que la anticipación es clave en el fútbol y en la vida»

Atxaga rememora el consejo que le dio su amigo Ernesto Valverde, hoy entrenador del Barcelona. «Me explicó un día que la clave del fútol es la anticipación, pero yo he aprendido que la anticipación es también, y sobre todo, la clave de la vida». Por eso Atxaga ha llevado ahora la 'doctrina Valverde' a su obra. «Hay que ser optimista, pero no tonto: pasan los años y acometer una nueva novela supone un esfuerzo gigantesco. Me he anticipado y quiero escribir textos más cortos, mucha poesía, relatos inspirados en gente que conozco, retazos sueltos de viajes o vivencias...», va desgranando como proyectos.

Estamos con Atxaga en la nueva biblioteca de la casa de cultura de Amara y dice estar «en su salsa» rodeado de libros. Está siendo un lunes muy largo: a la mañana ha recibido la llamada del ministro con la noticia del Nacional de las Letras y ahora, por la tarde, inaugura Literaktum, el festival literario de Donostia, para hablar precisamente de su última novela, 'Etxeak eta Hilobiak'. Atiende a los periodistas antes de participar en el acto, que llena la sala. «Puedo decir, como los políticos, que la noticia del premio me ha llegado cuando estaba trabajando», bromea.

Pero es verdad. «Llevaba varias horas corrigiendo la traducción al castellano de mi novela cuando hacia las once me han llamado del ministerio, se ha puesto Guirao y me ha contado lo del premio». Era una liberación que alivia los «meses de tremendo esfuerzo» que supone realizar la versión de 'Casas y tumbas'. «El mérito lo tiene mi mujer, Asun Garikano, la traductora. Es un trabajo laborioso: ella hace una primera traducción, luego yo la vuelvo a mirar, me corrige otra vez... Pero ella lo hace de manera exhaustiva, dedica media hora a cada página».

Ese ciclo de la novela se acaba, aunque aún queda la promoción de este último título en euskera, ahora, y en febrero cuando salga en castellano. «En realidad lo del 'género literario' es una convención social, pero digamos que sí, abandono la 'novela' tal como la entendemos. Cuando lo conté en público hubo quien pensó que era una especie de despedida de este mundo de las letras, pero es todo lo contrario: tengo ganas, muchas ganas, pero con otras cosas, quizás textos más cortos, y por medios no siempre convencionales. En los últimos tiempos he publicado cosas distintas por internet, o en una revista literaria catalán muy especial, historias que me divierten. A mí el mecánico que viene con la grúa a ayudarme a arreglar el coche me puede inspirar un texto que no sé dónde puede acabar».

Así que Atxaga, sin poses, atendía con paciencia la llamada de las radios o los micros de las teles. Hasta posaba obediente a las órdenes de los fotógrafos. Unas horas antes había dicho que se felicitaba por el hecho de que el Instituto Cervantes y otras entidades españolas den visibilidad ahora a las diferentes lenguas del Estado. «El que diga que prefiere la monocultura que se vaya a vivir a un bosque donde solo haya pinos».