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Ante la sima. Dolores Redondo, con semblante serio y sobrecogida, ayer en Legarrea. FOTOS: FERNANDO DE LA HERA
Lanzamiento de Dolores Redondo

El libro que nació en la sima Legarrea

La nueva novela de Dolores Redondo, 'Las que no duermen NASH', se inspiró en el terrible asesinato de Juana Josefa Goñi Sagardia y sus seis hijos en 1936, cuyos restos se hallaron en 2016

Alicia del Castillo

Baztan/Bidasoa

Miércoles, 13 de noviembre 2024, 01:00

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No volvía a la sima de Legarrea desde 2016 a pesar de vivir cerca. Entonces me tocó seguir el trabajo del equipo del forense Paco Etxeberria, buscando indicios sobre un asesinato de una madre y sus seis hijos en 1936. Ayer Dolores Redondo quiso explicar en ese mismo lugar que su última novela, 'Las que no duermen NASH' que sale hoy a la venta, se basa en esa terrible historia que resultó ser cierta. «No me gusta escribir sobre 'true crime', pero esta vez tenía que hacerlo. Este es un lugar sobre el que escribir», dice la autora refiriéndose a la sima donde se hallaron aquellos restos. «Es mejor hacerlo en una ficción, con el poso de la realidad, y sin suponer hechos que desconocemos».

Hace frío, se escuchan las grullas en el cielo y pasa un bando de palomas justo por encima. También se oye algún disparo. Hay puestos de caza de paloma cerca. Hemos subido en coche, por la pista de Mokorro desde Legasa, aunque por el monte, andando, está más cerca Gaztelu, que es a donde pertenece esta sima de 50 metros de profundidad cerrada con unos hierros y con un pequeño candado.

Se filtran unos rayos de sol entre las nubes mientras leemos el poste con información, colocado por el Gobierno de Navarra como Lugar de Memoria Histórica, sobre el terrible crimen que sucedió aquí mismo en 1936: «En esta sima fueron arrojados los cuerpos de Juana Josefa Goñi Sagardia y de sus seis hijos: Joaquín (16 años), Antonio (12 años), Pedro Julián (9 años), Martina (6 años), José (3 años) y Asunción (18 meses), en uno de los crímenes más terribles tras el golpe militar de 1936. Vivían en Gaztelu (Donamaria), en condiciones precarias, especialmente tras ser movilizado el padre». Se cuenta que Juana Josefa, de 38 años, estaba embarazada de 7 meses, que era una mujer hermosa, que sabía leer y escribir, que no iba a misa, que hacía cosas de bruja...

Se hablaba de esa historia en Malerreka y Bertizarana, pero nadie quería creérsela. Durante 80 años unos contaban que habían arrojado a la sima a una familia entera y otros decían que no, que se habían ido a Francia. La verdad golpeaba a todos el 12 de octubre de 2016, cuando se encontraban los restos. Primero, los huesos de los niños. Por último, el de la madre.

Imagen principal - El libro que nació en la sima Legarrea
Imagen secundaria 1 - El libro que nació en la sima Legarrea
Imagen secundaria 2 - El libro que nació en la sima Legarrea

El aviso de Paco Etxeberria

Después de estar durante horas siguiendo todo el proceso en la boca de la sima, recuerdo la primera vez que por un walkie talkie, a 50 metros de profundidad, escuché a Paco contando al exterior que habían encontrado huesos humanos. Poco a poco los fueron sacando y ordenando sobre una mesa, indicando quiénes eran. Ese día, además de periodistas, algunos vecinos de Gaztelu y Legasa se acercaron a la sima. La historia, su historia, era real y terrible. Algunos hablaron con los descendientes de Juana Josefa. La herida comenzó a sangrar hasta que un año más tarde los restos pudieron descansar al fin en el cementerio de Gaztelu.

«Mis personajes bajan a la sima y encuentran un cadáver reciente, pero me siento vecina de aquí y también siento el dolor que hay con respecto a muchas cosas», afirma la escritora. «Quería contar cómo es este lugar, metido en la memoria tantos siglos».

No recuerdo en qué momento le hablé a Dolores Redondo sobre esta sima de Legarrea y lo que se encontró allí. Solo sé que ese día es de los que se quedan para siempre, más que en la memoria de los hechos, en el recuerdo de lo sentido. El sobrecogimiento volvió ayer, cuando Dolores llegaba al lugar acompañada por periodistas que no terminaban de creerse que en su ficción haya esta vez tanta realidad.

Cuando supe que Dolores había escrito sobre la sima me dio un vuelco el corazón. Por Juana Josefa, pero también por Iñaki Indart, un joven de Legasa desaparecido en 2008 y cuyo cuerpo también apareció allí en 2012, cuando comenzaron a investigar sobre lo ocurrido en el 36. Dos casos que siguen sin resolverse.

Pensaron que el crimen de Juana Josefa se perdería en las dudas. Paco Etxeberria y su equipo mostraron que fue verdad, y Navarra lo recuerda como Lugar de Memoria Histórica.

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