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Tres años cumplió el pasado día 11 la librería El Ágora de los Libros que desde el barrio de Gros trata de sobrevivir a unas ... ventas que no llegan a cubrir gastos. Su propietario, el donostiarra Aimar Marín, que asume que la mayoría de sus clientes «sean de 40 años para arriba», se ha centrado en los libros de Humanidades, aunque también cuenta con un selecto fondo de narrativa. «Me gustaría jubilarme al frente de la librería», asegura, pero ahora mismo se da dos años de plazo para conseguir que el establecimiento sea rentable.
- ¿Qué balance hace de estos tres años?
- Va siendo más conocida y se vende un poco más, pero no es rentable a día de hoy.
- ¿Y cómo sobrevive?
- Alguna vez he tenido que pedir un crédito y el resto, intentando pasar mes a mes sin grandes expectativas. Sobreviviendo al día.
- Apostó por un perfil de librería muy determinado.
- Sí, sobre todo, por el ensayo de Humanidades y también por literatura, pero un poco más seleccionada.
- ¿Qué cree que podría impulsar las ventas? Actividades, presentaciones...
- Hacemos talleres de caligrafía japonesa y talleres filosóficos. Están funcionando muy bien, pero son actividades paralelas a las de la librería. Siguen para que el boca oído la dé a conocer, que es algo fundamental.
- La mayoría de las librerías donostiarras se concentran en el centro. ¿Eso al final les beneficia?
- En realidad, estoy en el centro porque Gros sigue siéndolo. San Sebastián no es una ciudad tan inmensa como para hablar de grandes distancias, pero sí es verdad que el río funciona como una barrera psicológica bastante potente. Estoy fuera del cogollo en el que están Elkar, Zubieta, Donosti y demás, pero ahí también están cerrando. Lo hizo Lagun y lo va a hacer Hontza. No sé si es tanto la ubicación, que también influye, como que hay una tendencia decreciente en la lectura, a pesar de los estudios que dicen lo contrario.
- ¿Y el comercio digital?
- Es una opción que está muy presente, pero a quien le gusta leer de verdad le tira venir a la librería a hojear, a sentir el libro o a perderse un poco, a ver que encuentra. Lo que pasa es que ese perfil es cada vez menor.
- Se dice que los jóvenes leen mucho...
- Supongo que leerán mucho, pero me gustaría saber el qué. Mi perfil de cliente es de 40 años para arriba. Me da la sensación de que la gente joven lee, pero literatura fantástica, novela de amor y sagas, pero ensayos no leen, y literatura clásica, tampoco.
- Cerró Metrópolis, cerró Garoa y cerró Tobacco Days. ¿Qué le pasa a Gros con las librerías?
- No sabría qué decir porque hace tres años que volví a San Sebastián y cuando vivía aquí, tampoco visitaba Gros. Para mí es un barrio que, siendo de San Sebastián, he redescubierto. Hay una tendencia a ir al centro, quizás porque esas librerías llevan más años y son muy conocidas. El caso de Tobacco Days no fue tanto por ventas como por subida del alquiler.
- ¿Tiene previsto aguantar con la librería mucho tiempo?
- Mi intención es jubilarme aquí. ¿Que evidentemente me he dado un plazo? Pues sí porque tampoco puede convertirse esto en un agujero negro.
- ¿Qué plazo?
- Un par de años más y eso con mucho optimismo. Luego, ya veremos qué nos marcan el día a día y la realidad. Soy optimista, no sé si con base real o por necesidad.
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