'Hervaciana' de Gonzalo Hidalgo Bayal (Editorial Tusquets)

Relatos de un escritor mayúsculo que despliega una prosa magistral, suena a clásico, un lenguaje depuradísimo y hondura de pensamiento para examinar y recrear aquellos días de internado en colegios al albur de los desafueros de tanto fraile preconciliar, cuando el franquismo aún parecía perenne. «Solo éramos felices en los recreos. El resto era reclusión, matemáticas, latín, cautividad y toque de campana. Hipérboles de la tristeza». En aquel ambiente en que la enseñanza era «rica en sopapos y sarcasmos» el autor de 'La sed de sal', aquilata la forja del temperamento y los primeros desencantamientos de unos adolescentes febriles que habían nacido en pueblos «sin heroísmos ni ufanías» donde «no había más empeño que cultivar la aridez de la tierra y sobrevivir con resignación a su miseria».

Un inocente condenado por un hurto, el hostigamiento personalizado de algún 'padre', la aversión al primero de la clase, el compañero que emuló a David... Hidalgo Bayal tamiza la mirada con la batea de la compasión y el amparo de «esa caterva de encantadores que todas nuestras cosas mudan y truecan» y que no son otros que «el paso del tiempo y los desencantos de la edad».