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Cuatro jóvenes, el pasado viernes en las instalaciones de la biblioteca Ubik de Tabakalera.
Cuatro jóvenes, el pasado viernes en las instalaciones de la biblioteca Ubik de Tabakalera. LUSA

Las bibliotecas públicas impulsan estrategias para fomentar la lectura en el público infantil

La irrupción del libro electrónico reduce la demanda entre los usuarios aficionados a las novedades

Alberto Moyano

San Sebastián

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Miércoles, 21 de febrero 2018, 17:02

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Aunque la tendencia general apunta a un mantenimiento o incluso con algunas leves tendencias al alza en el servicio de préstamo de libros, las bibliotecas públicas guipuzcoanas se aprestan a poner en marcha diversas estrategias para fomentar 'cantera' y crear el hábito lector entre los niños. En este punto hay coincidencia en el diagnóstico: la lectura es una costumbre que se adquiere en la infancia, disminuye durante la adolescencia y vuelve a convertirse en una posibilidad de ocio atractiva a medida que las personas cumplen años, una vez liberadas de las obligaciones familiares y laborales. Hasta llegar a la jubilación, segmento poblacional que tradicionalmente constituye uno de los más significativos entre los usuarios de estos servicios.

Además de programas para toda la familia, la estrategia para el fomento de la lectura entre el público infantil pasa por la colaboración con los centros escolares. Desde la Biblioteca Central donostiarra «seguiremos potenciando las actividades de lectura para el público infantil que ya se vienen realizando como son: Liburu Baby Kluba -para niños de cero a tres años, la hora del cuento -para niños de dos a cuatro años-, el programa Bularretik Mintzora de Galtzgorri, con su club de lectura, para edades entre los seis y los ocho años-, y el club de lectura digital para niños de entre nueve y diez años», señala su responsable, Arantxa Arzamendi. Otra posibilidad, también en colaboración con las escuelas: «Invitarles a acudir a las bibliotecas y sugerirles libros de ocio que llevarían a casa en préstamo y luego devolverían acompañados de sus padres, de tal manera que se pudiera crear un hábito de acudir a la biblioteca».

Arzamendi recuerda que una iniciativa como las «visitas escolares a exposiciones de tema literario como ha sido 'Uhartearen altxorra' en el Museo de San Telmo, con una visita el mismo día a la Biblioteca Infantil, en la que se enseña a los niños a moverse por la biblioteca, hacerse socios, etc. ha sido valorada muy positivamente por el profesorado».

El préstamo de libros registra fluctuaciones, pero en general se mantiene o incluso sube

El responsable del Koldo Mitxelena, Patxi Presa, adelanta que también «de cara al proyecto del futuro centro, se va a generar un espacio en la biblioteca destinado específicamente al fomento de la lectura donde los niños van a ser protagonistas, pero también abierto a todos los amantes de la literatura infantil, familias, artistas, bibliotecas, asociaciones... y en colaboración con las ikastolas del territorio. Es un proyecto que está en estos momentos en fase de diseño pero que se plantea como un laboratorio para 'vivir' los cuentos y las narraciones infantiles». Presa también anuncia que «en próximos meses se va a llevar a cabo de la mano de una empresa profesional, un estudio de usuarios / no usuarios para conocer el grado de satisfacción de unos, las necesidades y demandas de otros, etc...».

Invertir, ofrecer y enseñar

El responsable de la Biblioteca Carlos Blanco Aguinaga de Irun, Iñaki Ceberio, asegura que la biblioteca pública goza de buena salud y apuesta por un modelo que, por supuesto, no pasa por «desmantelar, ni reinventar lo ya inventado, sino por invertir, ofrecer y enseñar. Se trata de fomentar e ilusionar, de aportar recursos, no de reducirlos». En su opinión, « pesar de los constantes esfuerzos por convencer de la menor necesidad de bibliotecas tradicionales, de la obsolescencia de ciertos modelos, los pretendidos intentos de pseudomodernizaciones, la verdad es que en un país con un nivel cultural que no brilla precisamente, lo que está claro es que si ofreces mayor y mejor calidad, si ofreces más y mejores recursos, si buscas un nivel alto de calidad y ofreces implicación, profesionalidad y te presentas como lo que eres -gestor y generador de contenidos, agitador-, y si obtienes recursos y los presentas de forma atractiva, el ciudadano contribuyente, responde».

En el otro extremo del abanico de bibliotecas públicas disponibles en el territorio se sitúa Ubik, en Tabakalera, cuyos objetivos y funcionamiento -reconoce- no coinciden exactamente con otras propuestas. Su directora, Arantza Mariscal, entiende que «como elemento innovador, no siempre es entendida por los estamentos más decimonónicos de la profesión bibliotecaria. Pero lo mismo ocurre en la educación, en el pensamiento... en la cultura en general». En este sentido, recalca que «es importante señalar que Ubik no tiene especial incidencia en la lectura pública; nuestra biblioteca complementa el ecosistema bibliotecario del entorno desde su especialización. Es una nueva propuesta bibliotecaria». Y recuerda que «su función principal no es la de 'impulsar o promover la lectura', como ocurre en otras bibliotecas públicas, sino la creación. En Ubik apenas hay novela, por ejemplo. Su fondo se centra más en ensayos, manuales, catálogos... si es que hablamos del formato 'libro'». Precisamente, Ubik es una de las cuatro finalistas -la única del País Vasco- al premio Biblioteca pública y compromiso social, que concede la Fundación Biblioteca Social, con su programa 'Ubik-baita: hacia una biblioteca inclusiva'. El galardón se conocerá antes del próximo 20 de marzo.

Ubik es una de las cuatro finalistas al Premio que concede la Fundación Biblioteca Social

Aunque la Red de Bibliotecas de San Sebastián cuenta con 78.316 inscritos, fueron un 35% los 'socios activos' que utilizaron el servicio de préstamo durante el pasado año. «Es un dato que ha mejorado respecto a los años precedentes, que se situaba en torno al 29-30%», señala Arzamendi. En los centros de Donostia Kultura, se realizaron 461.000 préstamos el pasado año, con un fondo de referencias disponibles que actualmente se sitúa en 544.502, indicó el director de la entidad, Jaime Otamendi.

Aprender a descargar libros

Sin embargo, en el registro histórico los centros donostiarras pasaron de las 1.019.954 visitas registradas en 2008 a los 901.785 del pasado año, un descenso de casi 100.000 servicios. Es más: en el lustro transcurrido desde 2012, en el que hubo 1.019.955 visitas, se han perdido 118.000. Arzamendi lo atribuye a varios factores, entre los que figuran, por un lado, el auge del libro digital. «El lector compulsivo de novedades ya no espera a que los títulos estén disponibles en la biblioteca porque se ha comprado un soporte electrónico y se lo descarga inmediatamente. Es algo que nos lo han comentado ellos mismos». Junto a este motivo, la responsable de la Biblioteca Central donostiarra reconoce «una mayor oferta de servicios culturales en la ciudad» como elemento competidor de la lectura.

La mitad de la población de Irun es socia del centro Carlos Blanco Aguinaga

En este punto, Arzamendi cree que la influencia de eLiburutegia en el servicio de préstamos de los centros públicos ha tenido «un impacto directo, en cuanto que ya no es necesario acudir a una biblioteca para poder solicitar un libro en préstamo», aunque añade que «también es verdad que eLiburutegia ha hecho que mucha gente que no conocía el servicio haya acudido a las bibliotecas para informarse y aprender el funcionamiento del servicio, cómo se descargan los libros, etc. El servicio añadido que ofrecemos es precisamente la atención personalizada y siempre que alguien acude a pedir información de cualquier tipo puede convertirse en un nuevo usuario». Por su parte, Ceberio considera que el préstamo de libros digitales «no ha supuesto un descenso del soporte tradicional».

Desde el KM, Patxi Presa señala que «el préstamo de libros se mantiene estable e incluso repunta un poquito en 2017 respecto al año anterior. Por el contrario, los productos audiovisuales van disminuyendo lenta pero continuamente, mientras que entre los cómics se registra una ligera alza». En el mismo sentido se manifiesta el director de la Biblioteca Carlos Blanco Aguinaga de Irun: «La tendencia en los últimos años ha sido, sin ningún género de dudas, al alza, pasando de los 31.850 préstamos de 2014 a los 45.413 de 2017. Entre 2016 y 2017 también se ha producido un incremento», indica Iñaki Ceberio. Con un total de 30.491 usuarios -1.327 más que en 2016, lo que supone un incremento del 3,6%-, este centro irunés puede presumir de contar con casi la mitad de los habitantes de la población -en concreto, u n 49,47%- como socia de la biblioteca. «Este dato refleja el grado de integración de la biblioteca en la ciudad», apunta Ceberio. De los más de 30.000 socios, el 45,47 % son hombres y el 54,37%, mujeres. Durante el pasado año, el centro registró 204.743 visitas, lo que supone un 4,75% más que en 2016 (195.450).

En cuanto al préstamo de libros los datos reflejan un incremento del 13,34% durante 2017 respecto al año anterior, una subida que no se repite en otros productos culturales ofrecidos en el centro irunés. Desde el punto de vista de las franjas de edad, la Biblioteca Carlos Blanco Aguinaga ilustra no sólo un modelo exitoso de implantación en la localidad, sino también del fomento de la lectura entre el público más joven. Así, «el 71,5% de los nuevos socios infantiles registrados el pasado año utilizaron el servicio de préstamo, frente al 56,5% de los adultos».

Al igual que mostraban los datos del servicio de préstamo del libro digital eLiburutegia puesto en marcha por el Gobierno Vasco con la Red Pública Vasca de Lectura, la franja de entre 16 y 25 años, es decir, los estudiantes, representa un porcentaje bajo tanto dentro del total de socios de las bibliotecas como de préstamos. En cuanto a la perspectiva de género, la tendencia se invierte: así como en eLiburutegia más de un 60% de los usuarios son mujeres, en el Koldo Mitxelena la mayoría son hombres, aunque la tendencia apunta a un cambio, ya que el número de lectores desciende cada año mientras sube el de lectoras. El año pasado, el KM prestó 57.896 títulos, frente a los 56.895 de 2016 y los 63.619 del año anterior.

Con sus peculiaridades, Ubik presenta su propio perfil de usuario: «Si tenemos en cuenta la población infantil -indica Mariscal-, es muy similar al perfil del resto de bibliotecas públicas. Por el contrario, si tenemos en cuenta a la población adulta, el perfil del usuario que disfruta del servicio de préstamo tiene un interés cultural de un nivel medio-superior con inquietud especial en la creación contemporánea». En este punto, señala que «una de las pistas que me ayudan a hacer esta afirmación es la pertinencia de propuestas de adquisición de contenidos que suelen hacer los usuarios para complementar aquello que han llevado en préstamo, por ejemplo. Donostia, y el entorno, tiene una población con interés en seguir formándose», afirma.

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