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Arriaga posa tras la entrevista.
Guillermo Arriaga, una venganza de barrio

Guillermo Arriaga, una venganza de barrio

El escritor mexicano, que tocó la gloria con los guiones de '21 gramos' y 'Babel', regresa a la novela con 'El Salvaje'

Álvaro Soto

Martes, 31 de enero 2017, 00:04

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Para volver a la novela, dos décadas después, Guillermo Arriaga ha elegido terreno conocido. En 'El Salvaje' (Alfaguara), el escritor y guionista retorna al barrio de su infancia, la Colonia Modelo, en Ciudad de México, para narrar la historia de un adolescente, Juan Guillermo, al que solo le queda la venganza después de perder a su familia. «No hay mucho de autobiográfico, pero sí de vivencial. Autobiográfico significa hablar de ti mismo; vivencial significa aprovechar todas las experiencias de tu vida e incorporarlas. Lo que quiero es que el lector vea que todo es verosímil, que el autor estuvo ahí, que sabe de qué está hablando», explica Arriaga, de visita en España para presentar su libro de 700 páginas que se lee sin pestañear, como si fuera un cuento corto.

Sin duda, en 'El Salvaje', el escritor mexicano, a punto de cumplir 59 años, sabe de lo que escribe. La Colonia Modelo de los años 50 y 60, en la que crecieron Arriaga y también su personaje, era un barrio de clase media («con algunos callejones bravos») habitado por familias que querían progresar y que en muchos casos lo consiguieron. En su caso, recuerda, sus padres se esforzaron en enviarlo a escuelas privadas, las de la clase alta de la ciudad, un contraste que la novela también refleja. «Quiero mucho a mi barrio. Lo mejor que hicieron mis padres fue que dejarme crecer ahí».

Pero en esa Colonia Modelo, metáfora de un país que avanza pese a los poderes públicos y no gracias a ellos, también había droga, violencia, corrupción e impunidad. «Todo eso se mantiene y no sé por qué. No entiendo la corrupción. A América Latina, en las épocas de los virreinatos, vinieron los españoles y se quedaron con todo porque su objetivo era volver a su país ricos. Pero en España, ¿por qué hay corrupción? Los corruptos han hecho doctorados en Europa y Estados Unidos. ¿No era la educación la solución de todos los males?», se pregunta Arriaga.

La trama de 'El Salvaje' se acelera cuando entra en acción la intolerancia religiosa, que aquí toma forma de grupos ultraderechistas que, encubiertos por la Policía Judicial, coaccionan y dan palizas a quienes se atreven a pensar por libre. «Yo conozco a esa gente, existen. Los intransigentes tienen miedo, grandes vacíos emocionales y se aferran a sus ideas. Si uno piensa distinto, se convierte en su enemigo. Pero lo mismo da que sea religión o que sean equipos de fútbol».

El deseo de venganza «es la más primigenia de las emociones humanas», apunta Arriaga. «Se supone que la civilización crea una barrera entre el ofendido y el ofensor, pero a veces, esta barrera está corrompida o es ineficiente y queda la rabia. Eso sí, uno de los personajes dice: 'No permitas que tu calidad humana la determine la calidad humana de los demás'. Yo se lo digo a mis hijos. Si alguien es miserable, tú no tienes que ser miserable».

'El Salvaje' vuelve a enseñar la maestría de Arriaga como tejedor de historias paralelas que acaban confluyendo. Una marca personal que el autor defiende con sólidos argumentos. «En nuestra vida diaria, todos usamos estructuras complejas cuando contamos cualquier historia. ¿Por qué tenemos que hacerlas más sencillas en la literatura o el cine? El lector y el espectador son más inteligentes que nosotros. Son sofisticados, una sofistificación que viene de lejos, de los griegos. Yo respeto profundamente al lector, no pienso que sea ni flojo ni inepto», piensa Arriaga, que se reconoce heredero de otro escritor amante de la complejidad, William Faulkner. «Cuando empecé a escribir, ver que alguien tenía un estilo con el que yo me identificaba me hizo sentirme menos raro».

Sus guiones deconstruidos de 'Amores perros', '21 gramos' o 'Babel' hicieron de Arriaga y del director de estas cintas, Alejandro González Iñárritu, una de las parejas de más éxito en Hollywood. La relación, sin embargo, se rompió, y Arriaga responde firme que no dirá nada sobre qué ocurrió o sobre si aquella colaboración se puede retomar.

De lo que sí habla Arriaga es de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. «Está sacando lo mejor de su país. Acabo de ver las manifestaciones en su contra, veo que el USA Today coloca un escudo de México en su portada... Lo que Trump no entiende es que Estados Unidos es un lugar para hacer negocios. Ellos convencieron a México para firmar el Tratado de Libre Comercio. Ahora se están presentando como un país poco fiable y están perdiendo el liderazgo del mundo de manera rapídisima». ¿Y qué está significando Trump para México? «También está sacando lo mejor de nosotros. Nos hemos unido, nos ha devuelto nuestro orgullo. Nosotros sabemos lo que es estar jodidos de hambre, nosotros pagamos con nuestra sangre para que la droga no llegue a Estados Unidos. Vamos a aguantar».

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