Un idilio que dura 22 años
La canadiense Diana Krall actúa en el Jazzaldia por sexta vez desde 1997 | Con todas las entradas agotadas, la pianista y cantante vuelve a la Plaza de la Trinidad con un grupo que cuenta con Joe Lovano como invitado
No parece exagerado calificar de idilio lo de Diana Krall con el Jazzaldia. Su relación con el festival comenzó allá por 1997 y ... desde entonces ha conocido importantes hitos: 2000, 2008, 2013 y 2016. Esta noche, la plaza de la Trinidad acogerá su sexta actuación en un festival que la ha visto crecer artísticamente durante 22 años en distintos escenarios y formatos. Además, la capital guipuzcoana ha sido elogiada como privilegiado lugar de descanso familiar tanto por ella como por su marido Elvis Costello, extraordinario músico que también ha visitado Donostia en innumerables ocasiones.
Diana Krall volverá a cantar y a tocar el piano con dos de sus compinches habituales, Robert Hurst (contrabajo) y Karriem Riggins (batería). Por primera vez en su historia donostiarra, no habrá guitarrista en la banda pero a cambio, la diva contará con un invitado muy especial: el saxofonista Joe Lovano. Un colega de instrumento, el veterano Houston Person, abrirá la doble sesión de hoy para la que no quedan entradas. De hecho, fueron las primeras en agotarse en esta edición del Jazzaldia.
Krall nació hace 54 años en Nanaimo, Canadá, no muy lejos de Vancouver en la denominada Columbia británica. Empezó a estudiar piano a los cuatro años y a los quince ya tocaba jazz en un restaurante. Su padre, gran conocedor de la obra de maestros clásicos del piano como Fats Waller, James P. Johnson y Earl Hines, fue su principal aliento en los inicios de su carrera. «Creo que papá tenía la discografía íntegra de Fats Waller y yo intentaba aprender tanto como pudiera», recuerda.
Krall en Donostia
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1997: Diana Krall (piano, voz), Russell Malone (guitarra), Neal Caine (bajo).
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2000: Diana Krall (piano, voz), Dan Faehnle (guitarra), Ben Wolfe (bajo), Rodney Green (batería).
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2008: Diana Krall (piano, voz), Anthony Wilson (guitarra), Robert Hurst (bajo), Jeff Hamilton (batería).
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2013: Diana Krall (piano, voz), Stuart Duncan (violín), Marc Ribot (guitarra), Dennis Crouch (bajo), Patrick Warren (teclados), Karriem Riggins (batería).
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2016: Diana Krall (piano, voz), Anthony Wilson (guitarra), Karriem Riggins (batería), Robert Hurst (bajo).
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2019: Diana Krall (piano, voz), Robert Hurst (contrabajo), Karriem Riggins (batería). Artista invitado especial: Joe Lovano (saxo).
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Primera parte: En la primera parte del programa doble de esta noche actuará el veterano Houston Person (saxo tenor) acompañado por Ben Paterson (órgano) y Willie Jones III (batería).
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Entradas: Agotadas.
Era una adolescente cuando fue becada para estudiar en el prestigioso Berklee College of Music de Boston, donde vivió durante dos años. Después se mudó a Los Ángeles, donde conoció a pesos pesados del jazz como John Clayton, Jimmy Rowles y, sobre todo, Ray Brown, el veterano contrabajista que se convirtió en su principal mentor. A su regresó a su país natal, un sello canadiense le dio la oportunidad de lanzar su primer disco, 'Stepping Out' (1993). El resto, como suele decirse, es historia.
A lo largo de 25 años ha publicado una quincena de trabajos en sellos como GRP, Impulse y Verve. Algunos de los más sonados son 'All for You: A Dedication to the Nat King Cole Trio' (1994), 'Love Scenes' (1997), 'When I Look In Your Eyes' (1998), con el que obtuvo su primer Premio Grammy, y 'The Look of Love' (2001), con el que cosechó otros dos galardones más. Después llegarían trabajos como 'The Girl in the Other Room' (2004), el primero en el que la propia Krall figura como autora de varias canciones junto a Elvis Costello, a quien conoció en 2002, un año antes de casarse con él. En los últimos tiempos ha grabado discos como 'Christmas Songs' (2005), en el que abordó el repertorio navideño, o 'Quiet Nights' (2009), en el que se acercó a algunos clásicos de la bossa nova. Sus trabajos más recientes son 'Turn Up The Quiet' (2017) y 'Love Is Here to Stay' (2018), un álbum de duetos junto a Tony Bennett.
El primero de ellos fue presentado como «un álbum de repertorio popular americano» e incluye piezas como 'Isn't It Romantic', 'Night and Day' o 'Dream'. El segundo es un homenaje en el que Krall y el mítico Tonny Bennett, que en breve cumplirá 93 años, recuerdan a George e Ira Gershwin. Hace casi 20 años ya grabaron duetos para dos discos de Bennett, pero 'Love Is Here To Stay' es el primer trabajo completo que firman al alimón.
Lágrimas en la 'Trini'
Las crónicas de su última visita (2016) recuerdan que Krall, como buena diva, prohibió al público realizar fotos o grabar imágenes de su concierto «bajo ningún concepto». Una persona de su equipo se encargó de hacer cumplir el mandato con exceso de celo y pasó medio concierto abroncando a todo el que osara echar mano de su teléfono móvil. Los fotógrafos tampoco lo tuvieron fácil para trabajar, pues fueron confinados en un reducido espacio sin margen de movilidad.
Pero la tensión del inicio no tardó en rebajarse en cuanto la canadiense desplegó su encanto vocal y pianístico en la 'Trini', donde interpretó 'standards' inmortalizados por leyendas como Frank Sinatra, Ella Fitzgerald, Dinah Washington, Louis Armstrong, Chet Baker, Nat King Cole o Charlie Parker. Se refirió a la plaza como «beautiful place» y al Jazzaldia como «incredible festival», y poco después de dedicar 'A Case of You' a la ciudad –«Es mi canción de amor para San Sebastián», confesó– sucedió algo inesperado.
Antes de realizar su entrada en una canción, Diana Krall cayó rendida por la emoción y no pudo continuar. En su lugar, rompió a llorar. «Son lágrimas de felicidad», dijo en tono tranquilizador a la sorprendida audiencia. Al día siguiente, en su habitual balance del festival, el director Miguel Martín explicó que al terminar la función la artista continuaba afectada y confesó a la organización que «pocas veces se había sentido tan emocionada, tan absolutamente trascendida y ayudada por el público». «Emocionó a la 'Trini' y la 'Trini' le emocionó a ella», señaló el director del Jazzaldia.
Con lágrimas o sin lágrimas, la de hoy también promete ser una actuación emocionante, y con toda probabilidad, sólo será el penúltimo episodio del largo idilio que la canadiense mantiene con Donostia.
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