Diana, experta en climas y climax
Opinión ·
Krall invocó a la lluvia y la utilizó para crear un final emocionante y épico en su espléndido concierto1
Una música, no una diva. Nos las prometíamos felices. Hacía fresco, pero llevábamos tres horas en la 'Trini' y no había caído ni una gota. ... Houston Person nos había abrigado con su música melodiosa y Diana Krall llevaba más de una hora de creciente intensidad y sensualidad. Ya nos había hecho un regalo inmenso al incorporar por sorpresa y sin que estuviera anunciado al guitarrista Marc Ribot, que había venido para participar en el maratón de John Zorn y se convirtió en coprotagonista de la noche con sus maravillosas intervenciones. Así, sin ensayar ni nada. Sumado al ya muy estelar saxofonista Joe Lovano, Krall logró lo que siempre se propone, dejar claro que no es una cantante-diva, sino una música de altura, en doble faceta pianística y vocal, que busca la cohesión y el diálogo total con los otros músicos de la banda.
2
Conmovedora con Tom Waits. Habían sonado bonitas y sensuales 'All Or Nothing At All' y 'I've Got You Under My Skin' y hubo elegante swing con 'Deed I Do' y 'L-O-V_E'. Diana había expresado que era la última actuación de la gira «y llevo esperándola desde que hicimos la primera, porque para mí es maravilloso volver a un lugar tan especial como este». También, ay, dijo que le gustaban las canciones con fenómenos meteorológicos y naturales. Y ya mentó a la lluvia en 'Just Like a Butterfly Caught in the Rain'. Pero todo discurría plácidamente, con esporádicos y hermosos solos de Lovano al saxo, especialmente en 'Moonglow'. En un arrastrado y emocionantísimo 'Boulevard of Broken Dreams', el intercambio entre el piano de Krall y el glorioso solo de Ribot ya fue de poner la piel de gallina. Y van y enlazan con 'Take It with Me', una de las más conmovedoras canciones de Tom Waits, que ya es decir. Sublime.
3
«Deja que llueva». Embelesados estábamos con ese 'Take It with Me' cuando en pleno climax empezaron a caer los goterones que en medio minuto llevaron a un aguacero. Entre el crepitar de los plásticos con los que el público trataba de buscar refugio, la meteoróloga perversilla enlazó con 'Let It Rain'. Mientras el agua racheada se acercaba a su rubia melena, seguía cantando «deja que llueva, deja que llueva», entre el éxtasis del público calado. Acabaron la canción como pudieron y se fueron. Pero la mayoría de la audiencia siguió allí y pidiendo más (canciones, no lluvia). El grupo volvió a escena, hizo un 'You're My Thrill' que nos dejó temblando (no por la calada, sino por la estremecedora interpretación), y todavía un tema más, mientras Ribot ponía cara de «venga, ¿seguimos?». Todo conjugado para un final memorable, con el público y los músicos eterna y mutuamente agradecidos. La doble cara de la incómoda pero épica lluvia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión