Neneh Cherry
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Fecha: 26/7/2019. Lugar: Escenario Verde (Donostia). Intérpetes: Neneh Cherry (voz), Cameron McVey (voz, Ableton), Preetesh Hirji (Ableton), Samson Srinuan (bajo, guitarra eléctrica, sintetizadores), John Tonks (dirección musical, batería eléctrica, percusión, Ableton), Iona Thomas (voz, piano, bajo), Rosie Bergonzi (voz, percusión, piano). Asistencia: 3.000 personas.
El insistente sirimiri cesó tras finalizar la actuación de Stinus y Vidal en la Zurriola, y el Escenario Verde quedó despejado para el retorno de ... Neneh Cherry. Son frecuentes las visitas de tamaña 'artistaza' a la ciudad -sólo en el Jazzaldia ha actuado en dos ocasiones- y lo mejor de todo es que siempre vuelve en encarnaciones diferentes y arriesgadas.
Si la última vez que pisó el festival fue en clave de free jazz junto a The Thing, con quienes rindió homenaje a su padrastro Don Cherry, el viernes llegó con su quinto disco en solitario. El estimulante 'Broken Politics' (2018), que así se titula, está producido por Kieran Hebden, alias Four Tet, gran figura de la música electrónica. Enfundada en un poncho de lluvia amarillo, Neneh Cherry centró la función en dicho álbum, que, como anuncia su propio título, posee un fuerte componente político. Cantó acompañada de un joven y poliédrico sexteto que mezclaba bases y ritmos electrónicos con guitarra, bajo, vibráfono y arpa, dando lugar a un batiburrillo sonoro tan original como sugerente.
Justamente, 'Fallen Leaves' sonó introducida por una vaporosa melodía de arpa y marcó el tono general de la primera parte de la velada. En ella abundaron los pasajes oscuros y más o menos calmos, que son mayoría en el disco y muestran a una Cherry más reflexiva pero muy combativa en letras como 'Shot Gun Shack', que versa sobre el control de las armas en EEUU. Tras ella, sin dejar de cimbrearse y dar pequeños y excéntricos pasos de baile, abordó la truculenta 'Deep Vein Thrombosis', una pieza llena de referencias a los coágulos sanguíneos en la que compara la «perra vida» con una trombosis venosa profunda.
«¿Hay alguna mujer ahí?», preguntó retóricamente antes de cambiar de tercio para que no todo resultara tan ominoso. Fue el momento de 'Woman', ese enorme himno feminista que Cherry facturó cuando aún era una estrella del pop mainstream que, sin embargo, se adelantó más de dos décadas a la actual marea violeta. Poco después interpretó '7 Seconds' -otro gran éxito de su carrera y de aquel disco, 'Man' (1996)-, en la que el batería cantó las partes que en la grabación original correspondían al senegalés Youssou N'Dour.
Pero Neneh, que exhibió clase incluso con una toalla negra a modo de turbante y un estrambótico vestido blanco entre la camisa de fuerza y la bata de hospital, insistió en su último trabajo. De él también extrajo 'Kong', un tema sobre la crisis de los refugiados producido por Robert '3D' del Naja (Massive Attack) en el que los ritmos de trip hop se enriquecieron con percusiones africanas y un cierto aroma dub. La compositora sueca acababa de despojarse de su poncho cuando -casualidad- comenzó a llover y los paraguas florecieron como champiñones en la arena. «¡Es sólo un poco de lluvia!», advirtió a un público que sabe, por experiencia previa, cuán épica y excitante puede ser la combinación de agua y música en directo.
Y así fue. El Jazzaldia firmó un nuevo y gozoso capítulo de su ya mítica serie 'Cantando (y bailando) bajo la lluvia': con el personal en trance y tan empapado como conectado, la intensidad del repertorio fue subiendo de manera casi imperceptible pero calculada. Y así, tras composiciones como la que daba nombre a 'Blank Project' (2014) o las nuevas 'Synchronised Devotion' y 'Black Monday', Neneh desató el maremoto. Siguió derrochando flow a espuertas con su maravillosa voz y con clásicos como 'Manchild', bombazo de su debut 'Raw Like Sushi' (1989), o las dos pistas más bailables y briosas del último álbum. 'Faster Than The Truth', una canción sobre las 'fake news', estalló en una rave bestial, mientras que 'Natural Skin Deep' puso fin al despiporre junto a la añeja 'Buffalo Stance', con la artista más cerca de las primeras filas mojándose con el respetable en sentido literal y figurado.
Entonces ocurrió algo no habitual cuando llueve lo que no está en los escritos: casi 10 minutos permanecieron bajo el aguacero los espectadores sin abandonar la playa en espera de un bis que no se produjo. Lógico. Acababan de presenciar uno de los mejores conciertos de esta 54ª edición del Jazzaldia.
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