Uxue Alberdi, en la foto en Getaria, vuelve al mundo familiar de Elgoibar en su último libro. FÉLIX MORQUECHO

Uxue Alberdi: «Me interesaba este híbrido entre el marxismo y la mercería»

Escritora ·

En 'Dendaostekoak' cuenta cómo su madre y su tía montaron una tienda en Elgoibar «y ganaron terreno para su libertad» Uxue Alberdi Escritora

TXANI RODRÍGUEZ

Lunes, 21 de diciembre 2020, 07:05

La escritora y bertsolari Uxue Alberdi (Elgoibar, 1984) está, sin duda, de actualidad: por un lado, acaba de recibir el Premio Euskadi por el ensayo feminista 'Kontrako eztarritik'; por otro, ha visto publicada por la editorial Consonni la traducción al castellano de su recomendable novela 'Jenisjoplin', y, por último, presenta estos días, de la mano de Susa, 'Dendaostekoak', una crónica literaria sobre Pitxintxu, la librería y tienda de regalos que su madre y su tía tienen en Elgoibar. Alberdi ha conseguido trascender lo familiar, dotar de elocuencia al pequeño detalle y de universalidad a lo concreto. «Me parecía muy sugerente contar nuestra historia política y social a partir de los hilos, los bordados y los arreos de la tienda», explica.

Publicidad

– Las hermanas Marijose e Izaskun se lanzaron a abrir la tienda aunque sabían que sería difícil llegar a fin de mes.

– Cuesta mucho sacar un negocio adelante, entonces y ahora. Lo bonito es que ellas montaron la tienda como vía para empezar a montar también su libertad. Cosían y bordaban en casa por encargo, estaban agobiadas. La hermana mayor propuso abrir una tienda y unir a sus trabajos de bordadora y costurera libros y discos, que era lo que les gustaba. Así crearon un híbrido, siempre con la puerta abierta, que unía mercería, librería y tienda de discos. En la pared izquierda, había libros políticos, libros 'rojos'. A mí ese híbrido me resultaba muy inspirador; ellas lo definían como una unión entre el marxismo y la mercería.

SIN SOLEMNIDAD «Cuentan cómo vivían huelgas, manifestaciones y dos atentados de ETA desde su posición de tenderas»CAMBIO DE HÁBITOS«Hay gente que da la dirección de la tienda para que le dejen allí un paquete de Amazon»

– En la tienda participaba mucha gente, que echaba una mano con lo que podía.

– Había mucho trabajo y muchas dificultades, pero era un lugar donde socializaban y donde hablaban sobre filosofía, sobre política, sobre cine. Se reunían después de cerrar la tienda, se iban de parranda; así que el trabajo, la diversión, la amistad y el compromiso iban unidos. Hay algo que me gusta mucho de todo aquello: ellas eran y son luchadoras pero no han perdido la levedad, actuaban sin grandes marcos teóricos. Aunque no supieran armar un discurso, ganaron terreno para su libertad.

– La ubicación de la tienda también le resultó interesante.

– La tienda está situada entre el río y la calle, y yo tenía presente cómo esos dos ríos, uno vinculado a la naturaleza y el otro más humano, nos atraviesan, y según en qué posición estés es muy distinto lo que puedas contar y cómo contarlo. La tienda está a nivel de la calle y transmitía la libertad que estaban buscando esas dos mujeres. En la trastienda se guardaban análisis de embarazos para luego ayudar a abortar a algunas mujeres; allí recalaban 'troskos', feministas, anarquistas; la tienda está en la calle principal, frente a ella pasaban manifestaciones y también charangas y fanfarrias.

– Se convocaban muchas huelgas generales, y vienen a decir que las secundaban porque era lo cómodo. No son demasiado autoindulgentes.

– Son dos narradoras que se dan muy poca importancia, nada solemnes, y el estar en las antípodas de la solemnidad creo que les da la credibilidad que necesita el texto. Ellas hablan de política y de los conflictos que vivían desde su posición de tenderas. Si eres un militante con solera, o un político con renombre, igual no puedes hablar de cualquier manera porque tienes que defender tu posición, pero ellas no sienten esa necesidad. Cuentan cómo vivían las huelgas, las manifestaciones. Cuentan dos atentados de ETA, cuando mató a Jaime Arrese y a Patxi Zabaleta en esa misma calle, a Zabaleta a quince metros de la tienda, cuentan el conflicto de la 'publificación' de las ikastolas... todo desde el rol de libreras, porque vendían libros de texto. Cuentan cómo les pedían dinero para los presos y ellas propusieron dar dos libros en lugar de dinero, y cómo aquello les funcionó durante cuatro años, pero luego les dijeron que preferían dinero. O cómo se suicidó un amigo suyo concejal de HB un día antes de declarar en el Supremo, mientras ellas cosían trajes de carnaval. Cuentan todo desde su tienda: cómo afectaba a las ventas, al trato con los clientes y con las compañeras...

Publicidad

Menos música y más libros

– También han sabido leer la economía desde la tienda.

– Hablan de cómo se paga a principios de mes, de cómo se pagaba a plazos, de cuánto dinero llevan las mujeres en el bolsillo y cuánto los hombres. Izaskun cuenta que si le das la vuelta a un hombre suena «clinc, clinc, clinc» porque se le caen las monedas que lleva sueltas en los bolsillos, y si le das la vuelta a una mujer suena «plof» porque lleva un solo billetero. He tratado de intentar contar los grandes temas a través de detalles mínimos.

– El libro habla de cómo han cambiado los talleres y la industria, de la irrupción de las nuevas tecnologías, del debilitamiento de comercio local y de algo que explican singularmente bien: los cambios en el consumo de la cultura. Hemos pasado del vinilo al Spotify, y del libro político al de autoayuda.

Publicidad

– Los libros políticos tienen menos importancia ahora, aunque en los cinco o diez últimos años el ensayo político parece que ha vivido un tímido resurgir. Ellas cuentan lo que se lee en las escuelas, cuentan que los profesores no leen literatura (o que al menos no compran en su tienda), y hablan sobre cómo ha cambiado todo lo manufacturado. Ellas llegaban a hacer trescientos disfraces en quince días, y ahora estas cosas se compran por Amazon. De hecho, hay gente que da la dirección de la tienda para que les dejen allí un paquete porque no van a estar a en casa y ellas a veces dicen: «¿Y cuando cerremos la tienda dónde van a dejar los paquetes?». Y lo de la música ha sido brutal: de ser una tienda cuya parte derecha estaba llena de vinilos, luego de casetes y cedés, ha pasado a vender solo por encargo. Sin embargo y felizmente, también se ve que la venta de los libros no ha bajado tanto, en los últimos años ha subido incluso.

– 'Dendaostekoak' no cede a la melancolía. La tienda sigue abierta y, de hecho, usted ha vuelto a trabajar en ella.

– Sí, trabajo algunos días de la semana desde junio. Ha sido sanador, me gusta el trabajo con los libros. Y me compensa la parte pública que conlleva ser escritora y bertsolari, me permite estar en contacto con la gente, con los lectores, a pie de calle.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete el primer mes por 1€

Publicidad