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ALBERTO MOYANO
SAN SEBASTIÁN.
Viernes, 26 de enero 2018, 06:59
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La exposición que reivindica la trayectoria vital de San Ignacio de Loyola y la posibilidad de hacer un quiebro al destino para reinventarte que Santos Bregaña realizó en 2016 en el Horno de la Ciudadela de Pamplona viaja ahora a la ciudad estadounidense de San Francisco, de la mano de Manresa Gallery. El artista navarro afincado en Donostia desde hace más de dos décadas realizó un molde en silicona de la máscara mortuoria del fundador de los jesuitas y a partir de esa pieza, creó doce réplicas en cera que durante quince días ardieron en la capital navarra. A partir del 18 de marzo y hasta el 20 de mayo -la misma fecha que en el año 1521 «una bala alcanzó a Iñigo López de Recalde y lo transformó en San Ignacio de Loyola»-, la llama ralentizada arderá durante algo más de una hora al día sobre cinco de estas réplicas. En total, la consunción llevará unas cincuenta horas.
El enunciado de la noticia rezaría algo así: «Santos Bregaña expone sus 'sanignacios' en San Francisco», el apoteosis de las canonizaciones, pero la historia de 'Sancti Ignatius Ardens' ('San Ignacio arde') es algo más compleja. Manresa Gallery es una iglesia de la bahía de San Francisca, cuyas capillas laterales se han reconvertida en espacios para la exposición de arte. «Se ha quedado fuera San Sebastián, pero esperemos que algún día entre en el itinerario de la muestra».
El artista navarro dio con esta galería de forma fortuita, a través de una búsqueda en internet. «Al fin y al cabo, en la Manresa catalana fue donde San Ignacio escribió sus 'Ejercicios espirituales'». En contacto con el jesuita James R. Blaettler y la comisaria asistente Kathryn Barulich, Bregaña acordó realizar esta exposición. «Creo que, al margen de que les encantara la exposición, lo que les sedujo fue el contenido de los textos que acompañan la muestra.
Santos Bregaña recuerda que la historia de San Ignacio de Loyola es la de una transformación, más allá de la religión. «Es un hombre que se reinventa y encarna al típico vasco emprendedor: pasa de luchar para vencer a intentar vencerse a sí mismo, se llamaba 'Iñigo' y se inventó un nombre, 'Ignacio' ('el que arde'), se inventa su logotipo y también una forma de abordar su proyecto de vida que dura ya 500 años».
A partir de la réplica de la máscara funeraria de San Ignacio que se conserva en Azpeitia, Santos Bregaña hizo un molde tridimensional en silicona, con una reducción de tamaño del 10%, a partir de la cual construyó las réplicas en la histórica cerería Donezar de Pamplona. En esta ocasión, además de las cinco 'cabezas' ignacianas con mecha incorporada, el establecimiento ha realizado también en cera varias réplicas en pequeño formato para que el visitante se lleve un recuerdo.
Santos Bregaña lamenta que San Sebastián -en donde reside y tiene su estudio desde más de hace veinte años- no haya podido acoger hasta el momento esta exposición. «Se la propuse en su momento al Museo de San Telmo, pero la responsable de exposiciones no la vio pertinente o el interés que pudiera tener esta mirada sobre San Ignacio». El artista señala el «ridículo» que supone que en la iglesia de San Telmo, «en donde durante siglos se han quemado velas, ahora sea imposible porque lo prohíbe la normativa». Y como quiera que los responsables de San Telmo rehusaron instalarla en el claustro» del edificio, se pregunta por qué una galería de California se interesa por esta exposición y el museo que tengo al lado de casa, no».
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