una bahía de otra época

Los espectadores se arremolinaban en torno a la bahía bastante antes de las siete de la tarde, hora fijada para el desfile. Las 'puntas' de San Pedro era uno de los lugares más concurridos, con vista a la bocana del puerto, pero había también mucho público junto al desembarcadero sanpedrotarra, en San Juan y en todos los puntos asomados al 'fiordo' pasaitarra. Justo a la hora prevista entró, con su majestuosidad de buque antiguo, el 'Kaskelot', velero de madera construido en 1948, con parte de las velas desplegadas, mientras sonaban las sirenas del resto de las embarcaciones y de los remolcadores de Facal, que pusieron enérgica banda sonora a la tarde. Porque, salvo algunos aplausos tímidos, la gente recibía al velero británico, imponente con sus tres mástiles y 46 metros de esolora, con una especie de silencio reverencial, solo roto por los ruidos de la multitud de teléfonos móviles que tomaba fotos de la escena. El 'Kaskelot' dio una pequeña vuelta por el interior de la bahía, fue 'saludado' por el baile de las bateleras en San Juan y amarró en su muelle de San Pedro ante la expectación de los curiosos, que apenas dejaba margen a la tripulación para las maniobras de atraque.

Pero no solo fue el 'Kaskelot' el protagonista. El 'Saltillo', el buque también histórico de la Universidad del País Vasco, fue la segunda embarcación más aplaudida. En su estela, las más de setenta embarcaciones en un caos divertido y feliz. Muchas eran franceses (de Iparralde, pero también de Bretaña y toda la costa atlántica), desde pequeños veleros de madera hasta traineras con muchas décadas a cuestas. También se dejaba notar la veintena de embarcaciones gallegas, comunidad invitada del festival, y, por supuesto, de los botes tradicionales de Gipuzkoa y Bizkaia.

En zona de 'torreatze', junto al embarcadero de San Pedro, seguían el desfile los representantes institucionales que han promovido el festival. El diputado de Cultura, Denis Itxaso, la alcaldesa de Pasaia, Izaskun Gómez, y el director del Museo Marítimo de Donostia, Raul Perez Iratxeta, entre otros, se mostraban encantados por la acogida del público y el espectáculo que vivía la bahía. «Estamos felices por la respuesta de la gente en esta primera edición, que nos servirá para aprender y crecer en el futuro», coincidían Itxaso y Gómez.

Un paseo por el borde la bahía daba una poderosa imagen de Pasaia. En el escenario del muelle de San Pedro Kiko Veneno protagonizaba la que habrá sido una de las pruebas de sonido más seguidas de su carrera: aunque el concierto era a las nueve de la noche muchos de los curiosos presentes en la zona aplaudían los acordes con los que Veneno y su grupo probaban sus instrumentos, justo al lado de los barcos. Las carpas con productos de Galicia y del País Vasco y con informaciones marítimas se alinean en distintas zonas, y las fachadas de San Juan están decoradas con redes que añaden al distrito aún más sabor marinero. La música de los gaiteros gallegos sorprende en los recodos del litoral, y los bares del entorno, desde el clásico bodegón Muguruza (el Falcon Crest de San Pedro) hasta el eterno Izkiña de Trintxerpe recibían una marea de visitantes.

Era el primer día de un Festival Marítimo que quiere imitar la fuerza de las grandes citas marítimas de Bretaña o la costa atlántica francesa, y que pretende también ser otro peldaño en la rehabilitación de la bahía pasaitarra. Desde hoy y hasta el lunes se suceden los movimientos de las embarcaciones por sus aguas y los conciertos musicales, atracciones infantiles o actividades de todo tipo «porque queremos satisfacer a todos los públicos», insiste Denis Itxaso.

Hay ya pocas esperanzas de que 'L'Hermione' pueda llegar a Pasaia antes de que acabe el festival (ayer seguía amarrado en el puerto de Vigo, reparando los daños sufridos por el temporal) pero la oferta de esta nueva iniciativa cultural sigue siendo rica. Mañana, por ejemplo, se estrena el gran escenario montado en Trintxerpe («¿va a actuar U2 o qué?», bromeaban ayer los vecinos al ver sus dimensiones). Allí por la noche estará Morcheeba, uno de los grupos más esperados, y esta noche el escenario de San Juan acoge una doble y poderosa propuesta femenina: la vascofrancesa Anne Etchegoyen y y Maika Makovski. Los organizadores insisten en utilizar el transporte público, reforzado todos estos días.

El Festival Marítimo también es buena oportunidad para acercarse a Albaola: aunque las obras del nuevo acceso no han concluido, sí se ha abierto el acceso hasta ahí y el viaje merece la pena. El desembarco de Pasaia no ha hecho más que empezar.