Foster añade otros 2.000 metros cuadrados bajo la nueva galería del Bellas Artes de Bilbao
El arquitecto británico avanza los cambios en la propuesta que se alzó con la victoria en el concurso internacional
xabier garmendia
Lunes, 16 de diciembre 2019, 12:50
Y de pronto Norman Foster se saca de la manga 2.000 metros cuadrados más. El proyecto para ampliar el Museo de Bellas Artes de Bilbao, capitaneado por el reputado arquitecto británico, incorporará una nueva estancia con esa superficie en la estructura que servirá para sujetar la nueva galería, con forma de 'txapela' o platillo volante sobre el actual edificio. Ese nuevo espacio, que en el plan original no recogía ninguna función más allá de la arquitectónica, se podrá destinar a oficinas y usos educativos, lo que liberará 1.000 metros cuadrados de los sótanos para poder almacenar allí más obras de arte. Se cierra de esta forma la puerta, al menos por el momento, a la eventual construcción de un edificio independiente que albergara estos y otros servicios.
Así lo ha avanzado este lunes el propio Foster en una comparecencia en la propia pinacoteca para desgranar algunas modificaciones al proyecto que, de la mano de Luis María Uriarte, se alzó con la victoria en el concurso internacional hace casi cinco meses. La incorporación de esta superficie es, en sus palabras, «la más significativa de todas». «Ahora este espacio puede ser habitable. Ya no hace falta crear otro edificio», ha explicado. El genio de Mánchester tampoco considera necesaria una futura excavación para ganar aún más terreno, tal y como se había planteado en numerosas ocasiones: «Las obras de arte se concibieron con luz natural. ¿De verdad alguien las quiere enterrar bajo tierra? Sería muy caro y en términos de sostenibilidad no tiene sentido».
La presentación, a la que han asistido destacados representantes institucionales, también ha servido para despejar dos de las mayores incógnitas del proyecto. La primera, referente a la histórica escalera de mármol, que en la idea original era susceptible de modificarse para elevarla o incluso, en el escenario más rupturista, hacerla desaparecer por completo. Finalmente, las obras respetarán su estado actual y solamente se incorporará una rampa. «No vamos a desmontarla. Vamos a hacer una suave rampa que nos hace deslizarnos por debajo. Es una solución mejor a nivel patrimonial y también financiero», ha analizado Foster a este respecto.
La segunda de las dudas que se han resuelto se refiere al impacto del museo más allá de sus propias instalaciones. No en vano, el proyecto de Foster y Uriarte contempla una extensión hacia la plaza Euskadi, lo que obliga a eliminar la actual rotonda y reordenar el tráfico. El arquitecto inglés ha comunicado que cuenta con el aval del Ayuntamiento para acometer esos cambios, que llevarán todo el tránsito de vehículos a través de una curva bajo la Torre Iberdrola para poder conectar con el puente de Deusto, Ramón Rubial, Mazarredo, Ajuriaguerra, Elcano y Máximo Aguirre. «Estoy fascinado porque el concejal de Movilidad [Alfonso Gil] me ha dicho que mejorará la circulación. Es un día bastante histórico para mí», ha asegurado.
A falta del proyecto definitivo
Durante su explicación, el diseñador de las icónicas bocas del metro se ha valido del ejemplo de 'El puente de Burceña', conocida pintura de Aurelio Arteta, para representar lo que pretende que la ampliación del Bellas Artes sea para Bilbao: «Es un imagen muy simbólica. Este edificio es un puente entre culturas y que sigue la tradición». Foster ha apreciado, asimismo, la transformación urbana a la que él mismo contribuyó con el suburbano: «La primera vez que vine fue hace 30 años para presentar el diseño del metro. Desde entonces han ocurrido muchas cosas y la arquitectura y el urbanismo han ocupado una pieza fundamental en la mejora de vida de los ciudadanos».
El avance de la redacción presentado este lunes, sin embargo, no se puede considerar aún el proyecto definitivo. De hecho, no se espera que el documento arquitectónico y ejecutivo final esté acabado antes de finales de 2020. Las obras tienen un plazo de 16 meses, por lo que en caso de comenzar en el primer cuatrimestre de 2021, se extenderían seguramente hasta después del verano de 2022. En cualquier caso, el Museo de Bellas Artes pretende que las instalaciones sigan abiertas -aunque sea de forma parcial- durante el transcurso del tajo. La ampliación tiene un presupuesto total de 18,6 millones de euros, de los cuales casi 1,6 irán a parar a los honorarios de Foster y Uriarte.